1976/11/16

> Iritzia: FACG > ORIGEN DE LA ORGANIZACION DE HOMOSEXUALES

  • Cartas al Director: Una aclaración del Gay Power
  • El País, 1976-11-16 # Front d'Alliberament Gai de Catalunya
Hemos leído el artículo-informe de Alfonso García Pérez titulado Los homosexuales españoles empiezan a organizarse, aparecido en su periódico el día 31 de octubre, y hemos creído conveniente hacer unas precisiones. Se afirma que es «la primera vez que se presentan en España grupos organizados de homosexuales». Estamos de nuevo ante la constante de siempre: el centrismo separatista (valga la contradicción) de Madrid no tiene límites. En 1971 se formó en Barcelona el MELH (Movimiento Español de Liberación Homosexual), con su boletín mensual Aghois, distribuido por subscripción, y en 1975 cambió su denominación por la de FAGC (Front d'Alliberament Gai de Catalunya) por el hecho de vivir todos sus componentes en el Principado y haberse disuelto el grupo que durante un cierto tiempo (1973-74) funcionó en Madrid.
Esta nueva organización homosexual, UHE, debiera haber tomado una denominación más auténtica y real (Unión Homosexual Madrileña Castellana, por ejemplo) -a no ser que tenga delegados o grupos en todas las «provincias», cosa que dudamos-.


El portavoz de UHE parece desconocer, pues, nuestra existencia cuando dice "todo esto era inexistente hasta la fecha en este país" y añade, en una incomprensible seguridad, «por la absoluta falta de seriedad organizativa de los que hay».

No entendemos lo que el articulista quiere decir cuando afirma que el homosexual es «víctima de una situación, pero a la vez es causante de ella», y que la sociedad también tiene derecho a defenderse de los homosexuales»; en ese caso también tendría derecho a defenderse de los negros, los judíos, los indios, los zurdos y los pelirrojos.

1976/10/31

> Erreportajea: Borroka > LOS HOMOSEXUALES EMPIEZAN A ORGANIZARSE

  • Reportaje: Los homosexuales españoles empiezan a organizarse
  • El País, 1976-10-31, azken or. # Alfonso García Pérez
Al parecer, los homosexuales españoles comienzan a organizarse. En las calles madrileñas más frecuentadas por homosexuales, donde se sitúan clubs como Blackys, Olíver, Rey Fernando, Bocaccio, aparecieron estos últimos días pintadas anunciando las siglas UHE, Unión Homosexual Española. Es la primera vez que se presentan en España grupos organizados de homosexuales, quizás como una manifestación de que en este terreno también se va a producir una homologación con otras naciones de Occidente. Conversó con homosexuales y elaboró este informe.

La cuestión homosexual es más compleja de lo que parece a simple vista. Sólo un planteamiento simplista del tema lo reduciría a la disyuntiva de perseguidores-perseguidos, buenos-malos. «El homosexual español tiene mucha culpa de ello -dice A. H. M., veintiséis años, homosexual-, porque es víctima de una situación pero a la vez es causante de ella. Y no me estoy refiriendo a sus posibles excesos ante una sociedad que también tiene derecho a defenderse de los homosexuales. Me estoy refiriendo a la poca consistencia con que el homosexual español afronta su comportamiento sexual y lo defiende. El folklorismo en torno al tema no sólo es rechazado sino que, en buena parte, es fomentado por el propio homosexual ... » Ese es el folklorismo que se advierte en buena parte de los centros y lugares dominados por el ambiente gay. Pero no es igual para todos. En las versiones españolas del ambiente, funcionan desde el profesional adulto y situado, muchas veces representante del alto nivel del establishment de la economía, la técnica, el arte o la política, hasta el clásico gigolo-chulo, en su versión hispánica más próximo al mundo de la delincuencia que al de la homosexualidad propiamente dicha. Y todo ello pasando por ese sector intermedio de las mariquitas, locas, o como quiera llamárseles, que alegran la reunión y constituyen el deleite folklórico de los machos hispánicos y de los homosexuales serios.
  • Guía-gay
Los clubs, cafeterías, bares, hoteles, saunas y establecimientos, Frecuentados por personas de comportamiento homosexual aparecen en la internacionalmente conocida guía-gay, de venta en las sex-shop de París, Londres, Estocolmo, Hamburgo, etcétera- Allí se describen exhaustivamente los lugares señalados y sorprende al lector español lo informado de los autores y editores, ya que pocos españoles, homosexuales incluido, están al tanto de lo intrincado de la red mundial gay.En efecto, el mundo gay, en otras latitudes, se convierte, por el conocido mecanismo que lleva a la cristalización de los grupos perseguidos como grupos de presión en un, red que abarca desde los negocio, hasta las relaciones profesionales políticas. Un periódico londinense homosexual publica anuncios por palabras donde las personas que entran en relación a través de la publicación pueden venderse por televisor o realizar operaciones de crédito.

Todo ello contribuye a crear un mundo de apoyo y ayuda mutua que dispone en Amsterdam, por ejemplo, de centros de formación y lugares de estudio, o que promueve permanentemente la creación de seminarios de reflexión sobre diversas materias psicológicas y sociológicas, en conocidos colleges británicos. Todo esto al parecer era inexistente hasta la fecha en este país, y no precisamente porque haya menos homosexuales que en el extranjero, sino según A. H. M. «por la absoluta falta de seriedad organizativa de los que hay».
  • El problema homosexual

En un excelente trabajo bajo el título «El problema homosexual», publicado recientemente en España por Taurus, el especialista francés en cuestiones de homosexualidad Marc Oraison, con una curiosa formación, síntesis de psicoanálisis, teología y sociología, hace unas aseveraciones que podrían resultar escandalosas y que de hecho a él le han planteado muchos problemas ante la extrema derecha francesa. Tanto Marc Oraison, en Francia, como D. J. West, en Gran Bretaña, con su obra Homosexuality (sin traducción al español. Penguin Books, 1955, reedición 1974), se atrevieron a meterle el diente a un problema, cuya reflexión y estudio provoca angustia en el ciudadano medio.

  • Insultar, para ser

¿Por qué esa angustía? se pregunta Marc Oraison. Y su respuesta es parecida a la del psicoanálisis: la angustia parece ser el síntoma de que el problema homosexual no es ajeno en absoluto a ese ciudadano medio que se «cura en salud» insultando a los maricas para sentirse más macho. Según estos especialistas, prolongando los resultados de las investigaciones de Kinsey, que revolucionaron en su día su país al describir el comportamiento sexual de los norteamericanos, han llegado a conclusiones que escalofriarían a la opinión pública. Por ejemplo, parece un hecho evidente que cerca del 10% de la población sigue un comportamiento exclusivamente homosexual. Pero lo más, fuerte de las investigaciones no está en la cifra de personas de comportamiento exclusivamente homosexual sino en la cantidad de individuos que han tenido episodios homosexuales a lo largo de la vida, sin que eso haya significado una pérdida o deterioro de la función heterosexual. En ese caso, las cifras alcanzan, según el resultado de investigaciones y encuestas, el 30 %. Es decir, uno de cada tres seres humanos tendría algo que ver con la homosexualidad. Eso explicaría el porqué de las angustias ante el tema.

  • Perspectiva psicoanalítica

Estos datos confirmarían las tesis psicoanalíticas que hasta la fecha, dentro de la complejidad y misterio del problema homosexual, parecen ser las que ofrecen más visos, de verosimilitud. Según la doctrina de Freud, la líbido humana, el erotismo de los individuos sería algo mucho más flexible v dinámico de lo que la educación y el pensamiento tradicionales han querido creer.La líbido se orientaría en la primera infancia hacia aquellos objetos que el desarrollo de la afectividad sugiere. Si las cosas van bien, el niño-varón orientará su erotismo hacia las mujeres y la niña hacia los varones. Pero una serie de complejidades que constituye objeto de largos y complejos análisis daría por resultado el que las pulsaciones eróticas se orientarían hacia otros objetos diferentes de los normales. Muchachos con madres o padres autoritarios, huérfanos o personas carentes de una adecuada imagen paterna, evolucionarían en su dinámica psicoafectiva hacia la búsqueda de una relación erótica con personas que encarnasen las fuerzas que su mente necesitó y no pudo encontrar. Buscarían un padre en la relación homosexual, o una madre, siendo también el rechazo a personajes temidos como los padres autoritarios la autoridad represiva un causante de la reorientación de la líbido.

En todo caso, el tema es lo suficientemente complejo, como para merecer un replanteamiento de la cuestión. Las implicaciones médicas, psicológicas, sociales, educativas, jurídicas, políticas e incluso económicas del problema homosexual exigirán nuevos enfoques desde todas estas perspectivas señaladas. «Se puede ver el problema desde muchos ángulos -dice A. H. M.- y discutir unas u otras hipótesis sobre la homosexualidad. Lo que no se puede hacer es rechazar olímpicamente el diálogo con los homosexuales, desde la perspectiva dominante del sistema que rechaza todo lo que altera el funcionamiento establecido de la sociedad. Se rechaza a los homosexuales porque son diferentes y el sistema no acepta diferencias ni cambios».

El rechazo a los homosexuales no sería, desde esta perspectiva, otra cosa sino expresión de un miedo a los conflictos que lleva a en vez de estudiar los problemas en profundidad para actuar racionalmente, a cegarse ante la evidencia e intentar destruir las personas que encarnan el conflicto. Un conflicto, no obstante, que es algo perteneciente a toda la sociedad, no porque toda la sociedad sea o tenga que ser homosexual sino porque toda la sociedad es responsable de los profundos problema, de falta de comunicación, crisis familiar y represión de la afectividad y la espontaneidad que están en el origen de la homosexualidad.

1976/08/28

> Erreportajea: Giroa > "BARCELONA LA NIT"

  • "Barcelona la nit"
  • El País, 1976-08-28 # Moncho Alpuente

El Paralelo ya no es lo que era, dicen los noctámbulos barceloneses; pese a todo, siguen brillando las luces del Molino y anunciando en sus carteles la presencia mágica de Frank Joham; la verdad es que ya no está para muchos trotes el pobre, y sus apariciones sobre escenario, son momentos para la nostalgia y el homenaje. En el Victoria anuncian desenfadados vodeviles, Sexomanía, con el habitual plantel de bellas señoritas; los curiosos se apiñan sobre las fotos a todo color que se exhiben en las carteleras, comprobando a qué extremos ha llegado la apertura en estas materias. El Apolo ofrece su bodega flamenca y su espectáculo de revista; miles de bocadillos se engullen rápidamente en la barra, minutos antes de que den comienzo los espectáculos, y resulta recomendable dejarse caer por las atracciones Apolo en un vestíbulo continuo; la casa encantada o el tren que desciende a las entrañas de la tierra, son verdaderas obras maestras de metal y cartón piedra, producto de imaginativos y anónimos artistas. El personal, sin embargo, se decide por lo práctico y se apelotona junto a una rudimentaria máquina tragaperras donde, por un miserable duro y con una cierta habilidad, pueden provocarse premios de hasta cien o doscientas pesetas.El Paralelo sigue manteniendo su vitalidad. En pequeños antros de aspecto montmartriano fulguran los nombres exóticos de beldades que vinieron de allende los mares a practicar el noble arte del strip-tease, cuya traducción más castiza sería despelote. Abundan las Lizettes, Ingrids, Olgas y Fátimas, misses y madarnes; las españolas prefieren denominaciones florales: hay Dalias, Gardenias y Petunias. Los alicientes eróticos ofrecen innumerables alternativas; puede usted elegir un strip a la francesa, audaz lencería inevitablemente negra, mallas y liguero, con el complemento de una larga boquilla y una canción de la Piaf, con Mireille Mathieu sería aborrecible. Quizás prefiera una cosa más moderna, un strip anglosajón, con música de discoteca o telefilme de serie, con venus de ébano o inglesita de aire escolar y corta melena rubia. La alternativa exótica puede venir con una Salomé cubierta de tules y brillante en el ombligo.


El Molino

El santuario sigue siendo El Molino, aunque Joham haya quedado como recuerdo de nostálgicos: su presencia y su forma de ser han impregnado la estética del mejor de todos los music-hall del mundo. Hace mucho tiempo que desapareció de allí también la prodigiosa Olga Vidalia, cuyos malabarismos anatómicos la hubieran hecho merecedora de una medalla de oro en gimnasia erótica, disciplina que, si no tiene todavía rango olímpico, es por una desgraciada omisión del puritanísimo COI. Escamillo permanece, también, alejado del escenario por el que, durante mucho tiempo, paseo sus mejores capas. y tampoco está Gardenia Pulido, espectacular vedette sexi, de refrescante labia. Entre las ausencias se hace notar la del acordeón de Mari-Merche, que pisara las tablas con dignidad de profesora del conservatorio. Sin embargo. los herederos han asimilado la tradición y siguen luchando con los nefandos libretos de siempre, a base de una espontaneidad que produce la eficaz colaboración de un público en el que florecen, desde hace años, las barbas y cabelleras de los progres. Ivette René, francesa auténtica que hiciera maravillas en algunas boites madrileñas de los años sesenta, para no traspasar los límites de lo permitido al quitarse el salto de cama, es, desde hace algunos años, la primerísima vedette del Molino y, por lo tanto, aquella a la que se le permiten las mayores audacias anatómicas, generalmente acompañadas de adecuadísimos y gangosos oh lala o sexy, de París. El primer actor Piper y la vedette cómica Lita Claver, más conocida por La Maña, resultan ser las máximas atracciones. Tanto Piper como La Maña poseen un desparpajo digno de admiración y una capacidad fuera de serie para improvisar sabrosos apartes con el público, que podrían inscribirse en la mejor de las tradiciones brechtianas. Dignas de admiración son, también, las perfomances del bailarín y coreógrafo Negrito Poli, cuya mímica facial produce torrentes de carcajadas, y la españolísima gracia de Merche Bristol, experta en adoptar actitudes de recatada alumna de las ursulinas mientras se despoja de sus vestiduras.


El Molino sigue, con el paso del tiempo, una auténtica escuela del music-hall, una escuela por la que convendría que pasaran desde los más cirscunspectos teóricos teatrales hasta nuestras más exuberantes aprendices de starlettes.


La moda del travesti
El travestismo se viene practicando en los cabarets barceloneses desde hace muchos años. pero los medios de comunicación, en función de las últimas aperturas, parecen haberlo descubierto ahora, y los locales más tradicionales de este género rebosan de espectadores de nuevo cuño. El cabaret rey de este género de espectáculos es, sin lugar dudas, Barcelona de noche, donde, bajo la batuta de Madame Arthur, pasaron varías generaciones de practicantes de tan difícil arte. En el travestismo podríamos hablar de dos escuelas perfectamente diferenciadas. En la primera de ellas, la característica esencial es la total apariencia femenina que provoca el equívoco, la ambigüedad culpable que llena de dudas a las buenas conciencias, que se ven amenazadas por el fantasma de una posible transgresión de sus normas de conducta sexual. Bibi Andersen (no cometan la vulgaridad de llamarle Manolo) representa sobre la pista del Starlette's la máxima cumbre de esta escuela y además, para mayor escándalo y sufrimiento de las «personas decentes», no piensa operarse y cambiar de sexo por el momento. Maestro indiscutible de la segunda escuela es el actor argentino Pavlovsky, que actúa en el Barcelona de Noche; en este caso la apariencia física es lo de menos, ya que lo que se pone en juego son cualidades de actor y excepcionales facultades para la imitación. En esta segunda escuela suele abusarse en los cabarets españoles del travesti bufo, que ensarta chistes y equívocos de doble sentido en la peor tradición del chiste de maricas, indudablemente machista, que hace las delicias de un público que, tras la provocación, necesita afirmarse en su incontaminable virilidad.


Otras alternativas

Sí es usted amante de la revista tradicional, género que no suele prodigarse en Barcelona, le recomendamos el Apolo, teatro en el que don Matías Colsada, el de las chicas alegres que trajo Colsada para quitarles el malhumor, ha introducido los modos habituales de la revista de argumento, contando con la esencial colaboración de los primeros actores Luis Cuenca y Pedro Peña, acompañados por la escultural Tania Doris, una vedette valenciana que porta, con singular gracia, los más airosos y sofisticados plumeros, pero que sigue teniendo sus reparos ante el inevitable destape, que realiza con considerable timidez. En el Apolo se han incorporado fastuosos inventos tecnológicos, escaleras abatibles y cascadas naturales que aparecen en el escenario, pero esta incorporación se ha realizado sin romper la estética kitsch de la revista tradicional. Las escaleras portan enormes cantidades de bombillas de feria y la gran cascada final es un prodigio de reconfortante mal gusto. del actual espectáculo del Apolo habría que destacar la presencia de Luis Cuenca, cuyo físico, casi inverosímil, en combinación con sus cualidades histriónicas, forman un cóctel de éxito asegurado. El ballet se encuentra entre los más airosos y conjuntados de este género de espectáculos, y ciertas situaciones de los libretos, considerablemente tópicos, ofrecen ciertas posibilidades. En el capítulo negativo hay que resaltar el abuso del play-back y la existencia de numerosas butacas en la sala desde las que resulta milagroso visualizar el escenario, habiéndose de entregar los usuarios a toda clase de complicadas contorsiones, con escasas posibilidades de éxito.