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- A vueltas con papá y mamá
- El País, 2001-08-31 # Fernando Savater, San Sebastián
Resulta chocante que quienes, por apresuramiento o prejuicio, son más obviamente incapaces de entender la prosa sencilla de un artículo de periódico sean los más perentorios en descalificarlo. Es el caso de don Iván Rodríguez Pascual, en su respuesta a Jugar a papá y mamá. Nunca he hablado de un triángulo simbólico 'papá-mamá-hijo' perfectamente heterosexuales, sino de que el varón y la hembra, con los que vincula simbólicamente su engendramiento el hijo, pertenecen a sexos distintos, sean cuales fueren sus preferencias eróticas. Si eso es un chiste, digamos que sobre ese chiste -y su relación con el inconsciente- escribió bastante Freud, y numerosos psicólogos, antropólogos, educadores y también Shakespeare. Haría bien don Iván en leerlos para no decir melonadas. Tampoco he dicho que jueguen a papá y mamá las personas que quieren educar a una criatura, cuidarla y protegerla, sino los que intentan privar desde la cuna al recién nacido de su derecho a la doble filiación, sustituyéndola por un remedo conseguido mediante manipulaciones técnicas. En cuanto a las madres solteras, es obvio que no por serlo dejan de conocer varón y saber que el tal tiene algo que ver con el hijo que van a parir... incluso aunque el bribón se desentienda culpablemente del asunto. Y sí, ciertamente cualquiera sin mayor cualificación profesional puede tener hijos, según la ley (no escrita, salvo en la biología) de practicar el coito heterosexual en momento fecundo: los males de tan antiguo percance pueden intentar remediarse por medio de la asistencia social o la educación, pero sería peor prohibirlos por decreto. De modo que, frente a mis desbarres, sigo esperando argumentos, porque las pataletas modernoides ya me las conozco.