- “Los travestis están enfermos”
- El diputado demócrata Mario Casteller sostuvo ayer que los travestis “están enfermos; sufren una categoría de trastorno mental que afecta la moral pública. Si tiendo a vestirme de lo que no soy, estoy enfermo”, ejemplificó
- Diario Uno, 2006-08-13 # José Luis Verderico
Desde la vereda opuesta, el radical Luis Petri fogonea la eliminación del artículo 80 por considerarlo, desde lo jurídico, “inconstitucional y violatorio de tratados internacionales que defienden los principios de libertad e igualdad de las personas”.
Respecto de la vida diaria, dijo que “las condiciones sociales, políticas y culturales cambiaron desde 1965, cuando se aprobó la ley, que fue pensada diez años antes”.
Casteller es sanrafaelino. Tiene 48 años, está casado y tiene dos “nenas”, de 13 y 10 años, que estudian en un colegio religioso. El mismo se declara como “vinculado a sectores de la Iglesia”.
–¿Qué haría si una de sus hijas se vistiera como varón y se comportara como tal?
–(Con voz nerviosa) Le preguntaría el motivo. Vería, en conjunto, las causas que la llevaron a tomar esa decisión. Si falló la educación, por ejemplo, yo debería haberlo percibido y encausado. Trataríamos de ver a un especialista, un médico psicólogo.
El legislador dice que el Estado Provincial debería prever la “atención médica” de los casos de travestismo, siempre considerando que se trata de “una enfermedad”, a través de las obras sociales.
También hace su enfoque jurídico: “El travestismo afecta la moral pública y perjudica la prosperidad social”. Casteller fundamentó el voto de siete diputados demócratas para que se estudie la reforma integral del Código de Faltas en vez de eliminar el artículo 80, lo que muchos entendieron como una forma elegante de “cajonear” esta última iniciativa.
Casteller advierte que no discrimina a los travestis, pero asegura que debería haber “políticas de Estado para ellos”.
Petri no tiene hijos. Pero cuando se le planteó la misma hipótesis que a Casteller, respondió: “Si está en condiciones de decidir y ésa es su elección de vida, lo aceptaría y lo querría como un hijo. Aclaro que no comparto la idea del travestismo pero sí la tolerancia. No hay que perseguir, sino aceptar”.
Aun valiéndose de la postura de Casteller de que el travestismo es sinónimo de enfermedad, Petri sostiene que “a nadie se lo puede criminalizar por una enfermedad. ¿A una persona con hepatitis C habría que meterla presa entonces? ¿A quienes sufran VIH habría que hacerles pagar multas?
También desestimó la postura de que el travestismo favorece la delincuencia y la inseguridad, porque las vestimentas podrían despistar: “Entonces habría que prohibir los carnavales, la venta de maquillajes y las cirugías estéticas, porque también podrían despistar”.