- Jóvenes de la CHA protestan por la prohibición a gays de donar sangre
- Sentido G, 2006-07-22 # Redacción, Buenos Aires
“Donar sangre es donar vida... Un gesto solidario y una responsabilidad social... Para salvar vidas sólo hay que compartir, donemos sangre...”. Son tan solo algunos ejemplos de la larga lista de slogans que buscan concientizar a los argentinos sobre un tema crucial. Por supuesto que hay personas inhabilitadas como donantes, pero entre ellas hay un grupo cuya sola mención resulta polémica. Se trata de los varones homosexuales, considerados por la normativa vigente como “grupo de riesgo” frente a infecciones transmisibles por vía sanguínea como Hepatitis B y C o VIH/sida. Sin excepciones, cualquier hombre que, al momento de completar el cuestionario previo a la donación se reconozca homosexual no, podrá hacerlo por un período de 12 meses. ¿Hay razones suficientes para tal impedimento?¿Se ajusta esta concepción a la realidad? En la investigación que realizara Leandro Fogliatti para SentidoG.com el año pasado, la polemica estaba servida. “La restricción se debe a la existencia de un modelo retrasado en el orden epidemiológico: el cuestionario de autoexclusión o anamnesis, que apunta más a la orientación sexual que a las prácticas sexuales”, señala el Dr. Claudio Bloch, director de Coordinación Sida un organismo dependiente de la Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El Dr. Pedro Cahn, presidente de la Fundación Huésped avala esta opinión: “Es una estupidez soberana. ¿Quién es más riesgoso, un homosexual con pareja estable o un hetero que va a misa los domingos pero también frecuenta prostíbulos?”, se pregunta Cahn. Recientemente se celebró e todo el mundo el Dia del Donante de Sangre, que se instituyó para promover la importancia de la donación voluntaria de sangre. En todo el mundo se llevan a cabo distintos actos y campañas en el marco de esta celebración.Por ese motivo, y ante la masiva campaña de donacion de sangre liderada por el Gobierno Porteño, el Grupo de Jovenes de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina), salio a responder esta convocatoria con una protesta que consistia en una pegatina sobre los afiches oficiales con la leyenda: “No me dejan por ser gay”.La Ley Nacional de Sangre Nº 22.990 establece que el donante, además de cumplir con requisitos de edad, deberá someterse obligatoriamente a un examen interrogatorio (anamnesis) “con denuncia inexcusable de toda enfermedad o afección padecida o presente” y a una “verificación del estado de salud normal mediante el examen clínico-biológico que permita descartar la existencia de algunas de las patologías del listado establecido por la vía reglamentaria, determinantes de su exclusión como tal”. Claro que la anamnesis no es un capricho argentino. A nivel mundial, existen dos modelos diferentes. El nuestro, más cercano al de los Estados Unidos, es poco flexible con los denominados “grupos de riesgo”. El otro es el modelo de España, que ha derogado las limitaciones que apuntan a la orientación sexual.
¿Qué se discute entonces? No hay polémica sobre la necesidad de un interrogatorio a modo de filtro, sino sobre lo que define como prácticas riesgosas: la prostitución, estar en prisión o tener un tatuaje, por ejemplo. “Ninguna de estas situaciones es riesgosa por sí misma, salvo que no se adopten las medidas preventivas que exige cada caso (preservativos, agujas descartables, etc.)”, señala el Dr. Sergio Maulen, infectólogo del Hospital Muñiz. Y Cahn va más allá criticando el hecho de que el cuestionario defina la situación de riesgo por lo que uno es y no por lo que uno hace. “Es discriminatorio, a este paso nos quedaremos sin donantes”.
El Dr. Horacio Salamone, Secretario Científico de la Asociación Argentina de Hemoterapia e Inmunohematología y Jefe de Medicina Transfusional de la Fundación Favaloro, ofrece otra visión. “Aunque la selección de los donantes sea estricta y se efectúen estudios para la detección de enfermedades transmisibles por la transfusión, existe la posibilidad de que una infección sea inaparente e indetectable por las pruebas y análisis que se realizan en los bancos de sangre”, asegura. Y contraataca: “No se trata de estigmatizar, sino de minimizar el riesgo de transmisión de infecciones. Los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres siguen teniendo una alta prevalencia de hepatitis B, C y Sida en una proporción mayor (entre 10 y 20 veces) respecto de la población general”.
Además, hay ciertas contradicciones insoslayables. Bloch señala que, hace 10 años, en la Ciudad de Buenos Aires había 15 casos de Sida en hombres por cada uno de mujer. “Hoy esa relación es de 3 a 1, y si nos remitimos a las nuevas infecciones –porque el Sida es la etapa terminal del virus– la relación es aún menor. Han crecido mucho más las relaciones heterosexuales sin protección entre las mujeres. Y por otra parte, de los resultados seropositivos entregados en los últimos años, alrededor del 60% corresponde a transmisión sexual heterosexual, mientras que la de sexo entre hombres está por debajo del 25 por ciento”, afirma. En este sentido, el Dr. Maulen advierte que “los cambios en el perfil de la epidemia no fueron contemplados para modificar la ley y los homosexuales no pueden donar sangre, sean polígamos, monógamos o castos”.
“Hemos protestado ante el Ministerio de Salud desde 1998 y lo seguiremos haciendo. Las normas son discriminatorias, promueven la idea de que el homosexual es un peligro”, dice Rafael Freda, presidente de la Sociedad de Integración Gay Lésbica Argentina (SIGLA). En su opinión, la Sociedad de Hematología está formada por médicos antiguos y homofóbicos. “No pedimos que saquen la normativa sino que la revean. El Ministerio ha tratado de apaciguar la cuestión al dejar sin efecto la resolución que impedía a los homosexuales de por vida donar sangre y ha implementado otra por la que tenemos que esperar 12 meses, con lo cual sigue promoviendo la discriminación”.
La OMS ha denunciado que 56 países, de los 124 que le remiten informes, no realizan de forma sistemática los tests del VIH en las donaciones de sangre.
En algunos países europeos, además, no dejan donar a los gays, como revela 20 minutos.
Prohíbe donar a los gays: Reino Unido, Francia, Andorra, EE UU, Sudáfrica, Rusia, Australia, entre otros. En España, no se reciben denuncias desde 2003, cuando lo vetaban algunos servicios sanitarios de Murcia, Cantabria y Madrid.
Los colectivos homosexuales expresan su «indignación» y hablan de «discriminación». Los centros de sanidad europeos, de «precaución y seguridad». La pugna está en protocolos como éste, excluyentes en el momento de donar sangre: «Si usted es hombre y tuvo sexo con otro hombre desde 1977, aun usando condón, no puede donar». O si es «mujer y tuvo relaciones con un bisexual no podrá donar en los 12 meses siguientes al acto».
Los colectivos gays franceses, como SOS Homophobie, están en campaña para pedir la retirada de la prohibición.
El pasado marzo, la Cruz Roja estadounidense decidió replantearse esta medida que se aplica desde hace 16 años en los EE UU, ya que no la consideran «una política racional ante los nuevos tests del VIH».
A pesar de todo, también se aplica en Australia, Sudáfrica y Rusia, entre otros. En Sudáfrica, 100 activistas gays colaron su sangre al ocultar su condición en una colecta nacional para denunciarlo. En Reino Unido, los estudiantes se manifestaron en febrero bajo el lema Gay blood is good (La sangre gay es buena).