- Rusia: Homosexuales vuelven a las "catacumbas" por ataques nacionalistas
- Nación [Costa Rica], 2006-05-07
"Nos preparamos para la guerra. Nunca había tenido tanto miedo de salir a la calle. Es peligroso", declaró a EFE Ed Mishin, director de la revista "KVIR", la única dirigida a la comunidad homosexual en Rusia.
La convocatoria para finales de mayo de una "Gay Parade", similar al desfile de "orgullo gay" que tiene lugar todos los años en Berlín, ha sido el detonante, según Mishin, de la campaña de escarnio y persecución que mantiene en vilo a este colectivo.
"Esto nos ha perjudicado mucho. Cuando creíamos que vivíamos en un país europeo y civilizado han comenzado a amenazarnos con pogromos. Ahora somos el enemigo del pueblo", subrayó.
El cenit de la actual campaña de ataques contra los homosexuales fue el incendio ocurrido el 30 de abril en el club "Temática" de Moscú, que acogía el festival cultural "Arco iris sin límites".
La policía no ha conseguido esclarecer el caso, aunque Mishin se muestra convencido que los "cabezas rapadas" están detrás del incidente.
A primeros de mayo más de un centenar de neonazis, sacerdotes, pensionistas y fieles ortodoxos enarbolando iconos comenzaron a boicotear los locales para homosexuales desatando el pánico entre los homosexuales.
"Sodomitas" y "Pecadores" eran algunos de los gritos que proferían los manifestantes, al tiempo que lanzaban piedras, botellas y huevos contra los locales, sin que los policías presentes en la escena actuaran para impedirlo.
En uno de los incidentes, la policía tuvo que evacuar en autobuses a varias decenas de asistentes a una fiesta gay, después de que los "cabezas rapadas" bloquearan los accesos durante varias horas.
Los neonazis han prometido que continuarán sus actividades de boicot contra los homosexuales y lesbianas durante todo el mes de mayo.
La asociación que representa a los homosexuales y lesbianas de Rusia tiene previsto dirigirse al presidente ruso, Vladímir Putin, para que "asuma personalmente el control de la investigación de los sucesos".
"Putin debe condenar públicamente las acciones de los grupos e individuos que incitan a la violencia contra los representantes de las minorías sexuales", declaró uno de los activistas.
Los homosexuales rusos también quieren presentar ante la cámara de los diputados un proyecto para un nuevo artículo del Código Penal que establezca castigos para los que cometan delitos por motivos homófobos, la discriminación contra los homosexuales y la propaganda que incita el odio contra esta minoría.
La corriente de animadversión contra los homosexuales comenzó en febrero pasado cuando representantes de esta comunidad convocaron el desfile de "orgullo gay" para el 27 de mayo.
Eligieron esa fecha porque el 27 de mayo de 1993, casi dos años y medio después de la caída del comunismo, fue abolido el artículo 121 del código penal de Rusia que sancionaba con penas de cárcel las prácticas homosexuales.
El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, replicó de inmediato que prohibiría el desfile, aduciendo que la gran mayoría de moscovitas rechazan esta iniciativa, y la reacción de las comunidades religiosas ortodoxa, musulmana y judía fue inequívoca.
"Si salen a la calle, serán azotados. Todas las personas normales lo harán, musulmanes y ortodoxos. Las minorías sexuales no tienen derechos. La sexualidad alternativa es un crimen contra Dios", proclamó el muftí Talgat Tadyuddín.
El muftí amenazó con protestas aún mayores que las desatadas por el escándalo de las caricaturas de Mahoma, mientras otro líder religioso llamó a "apedrear" a los homosexuales.
De poco sirvió que los organizadores insistieran en que la manifestación no sería una desfile carnavalesco, sino un acto reivindicativo de los derechos de esa comunidad y de protesta contra la discriminación.
Sus organizadores, Nikolái Alexéyev y Yevguenia Debriánskaya, están dispuestos a recurrir al Tribunal Europeo de Derecho Humanos de Estrasburgo para defender su derecho a la manifestación.
Por su parte, Mishin criticó la iniciativa, ya que únicamente conseguirá "aumentar la homofobia en Rusia".
"No la necesitamos. Es una provocación que ha roto nuestra paz", señaló el activista, de 33 años, que dirige "KVIR" desde su fundación en agosto de 2003, publicación que tiene una tirada de 35.000 ejemplares.
La homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad mental por la psiquiatría oficial rusa en 1993.