1998/06/28

> Berria: Psikiatria > EL PSIQUIATRA, LA ESPOSA Y SU MARIDO

  • El psiquiatra, la esposa y su marido
  • Enrique Rojas reveló un informe sobre una paciente
  • El Mundo, 1998-06-28 # Irene Hdez. Velasco
Tiene un currículum de relumbrón: catedrático de Psiquiatría, director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas, premio Extraordinario del Doctorado en Medicina, premio Conde de Cartagena de la Real Academia de Medicina, Médico Humanista 1995. Por si fuera poco, también es escritor de éxito. Su último libro, El amor inteligente, lleva más de 20 ediciones.

Pero una mancha acaba de ensombrecer la trayectoria de este médico granadino, miembro del Opus Dei. Enrique Rojas, en cuyo diván se tumban nobles, políticos, empresarios y famosos varios, ha sido condenado por violar el derecho a la intimidad de una paciente. Por saltarse a la torera el sacrosanto secreto profesional.

«En modo alguno debió revelar datos ni apreciaciones sobre su paciente conocidos en el ejercicio de su profesión sin el conocimiento expreso de la interesada». Con estas palabras, el Juzgado de primera instancia número 43 de Madrid le ha condenado a pagar dos millones de pesetas a una paciente, por violar su derecho a la intimidad.

La paciente en cuestión se llama María Menchaca. Toda una vizcondesa, de Bahíahonda; un ejemplo de la clientela que se pone en manos de Enrique Rojas.

María Menchaca es la ex mujer de Jorge Juste, famoso del papel cuché, presentador de televisión, habitual de las revistas del corazón y novio durante un tiempo de Ana Obregón. El caso: el matrimonio de María Menchaca y Jorge Juste se hundía. Y, en un intento de enderezarlo, animada por su entonces esposo, María Menchaca acudió a la consulta de Enrique Rojas. Le vio en 11 ocasiones entre diciembre de 1991 y febrero de 1992.

Un año y medio después, María Menchaca y Jorge Juste se separaron. Inmediatamente, comenzó el proceso de divorcio: estaba en juego la custodia de los tres hijos de la pareja.

Y Enrique Rojas volvió a cobrar protagonismo. Acudió al proceso de divorcio como testigo de Jorge Juste. Y presentó ante el tribunal un informe psicológico-psiquiátrico sobre María Menchaca. El texto aseguraba de la que fuera su paciente: «Tiene una personalidad inmadura (....), histriónica y narcisista. (...) María Menchaca muestra claras y graves incapacidades afectivas y de personalidad para la guardia y custodia de sus hijos». El informe concluía aconsejando al tribunal que concediera la guardia y custodia de los menores al padre.

«Me quedé de piedra», asegura María Menchaca. «Rojas acababa de violar el más elemental secreto profesional, entregando a la parte contraria, sin mi conocimiento, mis informes psicológicos, completamente falsos, por otra parte. El, que tanto habla de ética, se comportó de forma amoral».

Segundo informe
El informe no surtió, sin embargo, el efecto que buscaba. Finalmente, le fue concedida a María Menchaca la guardia y custodia de los tres hijos del matrimonio. Entre otras cosas, porque ella presentó un segundo informe psicológico que la acreditaba como perfectamente capaz de hacerse cargo de los niños. «Pero me sentí tan indefensa que decidí denunciar al doctor Rojas», explica Menchaca.

Así lo hizo. Rojas ha sido condenado a indemnizar a la que fuera su paciente con dos millones de pesetas. La sentencia afirma que «no es difícil deducir que la relación de amistad, en mayor o menor grado, entre el señor Juste y el doctor Rojas Montes fue determinante para la emisión del informe. Igual de indudable es que el demandado conocía que su informe, netamente desfavorable para la señora Menchaca, podía determinar serios perjuicios para ésta, lo que acentúa la gravedad del incumplimiento de sus obligaciones profesionales».

El psiquiatra granadino ha declinado hablar en todo momento con este periódico. En una carta dirigida al presidente de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Madrid, Rojas asegura que «en nigún caso quería perjudicar» a Menchaca. «Mi informe pericial, aunque se refiere a ella, tiene como objetivo la protección de los hijos», añade Rojas, que ha recurrido la sentencia que le obliga a pagar dos millones.

Antes de acudir a los tribunales, Menchaca se dirigió al Colegio Oficial de Médicos, solicitándole que abriera un expediente disciplinario contra el psiquiatra. «En dos años no me han dado repuesta alguna», sostiene Menchaca. Acudió al Defensor del Pueblo. «Y el Colegio de Médicos de Madrid me contestó que el caso había prescrito», añade la afectada. «Yo presenté mi queja a tiempo. Pero el Colegio de Médicos ha estado demorando su contestación. Me parece impresentable», afirma Menchaca.

El presidente de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Madrid, el doctor Antonio Piga, no quiso ni confirmar ni desmentir a CRONICA si la queja de María Menchaca contra el psiquiatra Enrique Rojas ha sido archivada. «Es información confidencial», dijo. Pero María Menchaca no va a tirar la toalla. «Si el Colegio de Médicos de Madrid no actúa contra el doctor Rojas, denunciaré a este organismo».

1998/06/23

> Berria: Borroka > EL AYUNTAMIENTO DE SAN SEBASTIAN ABRE EL PRIMER REGISTRO CONTRA LA HOMOFOBIA

  • San Sebastián abre el primer registro contra la homofobia
  • El País, País Vasco arg., 1998-06-23 # EP, San Sebastián
El Ayuntamiento de San Sebastián va a crear un registro municipal para recoger las denuncias de los ciudadanos que sufran discriminaciones por su orientación sexual, según anunció ayer el concejal de Cooperación y Tolerancia, el socialista Ernesto Gasco. El corporativo enmarcó esta iniciativa en los actos previstos con motivo del Día Internacional por los derechos de los gay y lesbianas, que se celebra el próximo domingo. Precisó que este registro municipal recogerá todo tipo de denuncias, tanto las de situaciones cuya responsabilidad recaiga en el propio Ayuntamiento como fuera de él. Los hechos denunciados se tramitarán a través del departamento municipal de Régimen Interior o del Ararteko, según el carácter y origen de cada caso. Un ciclo de conferencias en la Casa de Cultura de Egia, un maratón de cine y una manifestación por los derechos de los gay y lesbianas convocada para el día 27 completan el programa de actos, auspiciados por la Concejalía de Cooperación y Tolerancia, que tendrán lugar en Donostia. Dos representantes de las asociaciones EHGAM y Gehitu, que representan a gays y lesbianas y comparecieron ayer ante la prensa junto al edil donostiarra, mostraron su apoyo a estas iniciativas que ha organizado la Corporación de San Sebastián y anunciaron que varios ayuntamientos vascos lucirán en su fachada un triángulo rosa el domingo. Los dos representantes se lamentaron de que aún exista la necesidad de celebrar un día de reivindicación de sus derechos, pero manifestaron que son cotidianas y numerosas las situaciones en las que gays y lesbianas se ven discriminados por su opción sexual. En este sentido recordaron la reciente aparición en Irún de unos panfletos en los que se insinúa la condición homosexual de algunos miembros del Alarde oficial. Además de rechazar las recientes manifestaciones contra la homosexualidad que ha realizado el escritor Camilo José Cela, de quien reclamaron que se le retire en Premio Nobel, reclamaron al PP la aprobación de una ley de parejas de hecho.

[NOTA: En el original la organización aparece como EGHAM]

1998/06/15

> Iritzia: Terenci Moix > EL NOBEL, EN LA LETRINA

  • El Nobel, en la letrina
  • El autor critica las recientes declaraciones del premio Nobel de Literatura Camilo José Cela sobre los homenajes a Federico García Lorca y el apoyo de los homosexuales
  • El País, 1998-06-15 # Terenci Moix
Don Camilo, académico, Nobel y marqués, ha conseguido desacreditar de un solo golpe sus tres títulos y al mismo tiempo el concepto de «hombre de cultura» tal como nos habíamos acostumbrado a entenderlo en una sociedad democrática. No ha tenido, sin embargo, la virtud de sorprenderme: su reiterada utilización de la palabra «maricón» cada vez que se ha referido a algo remotamente parecido a la homosexualidad -o lo que sus luces le permiten entender como tal- autoriza a comprender por dónde van los tiros. Se parecen mucho a los que acabaron con la vida de Federico García Lorca.A estas alturas, o si lo preferís bajuras, el Cela escritor que cautivó nuestra adolescencia se ha convertido en un figurón que repugna a nuestra madurez, ora con estentóreos desplantes que son obras maestras de grosería y vulgaridad, ora con desfasadas pompas de aristócrata parvenu que entran simplemente en el terreno de la ridiculez.

A mis 14 años intenté aprender en la obra de Cela cómo debía escribir. En mi cincuentena aprendo cómo no debo comportarme. Y aprendo, sobre todo, a elegir con extrema prudencia en su «riquísimo» acervo lingüístico; acervo que, por cierto, se ha convertido en el único soporte de una obra hueca, repetitiva e innecesaria, bagatelas, saldos de diccionario y santoral.

Que ésta sea la elección del otrora interesante escritor es algo que concierne sólo a él y, en todo caso, a su economía. Otra cosa es cuando su lenguaje se convierte en vulgar transmisor de mensajes que desafían las más elementales reglas de la convivencia, por no hablar del buen gusto y la urbanidad. Cuando declaraba ante una perpleja congregación de periodistas que el Premio Cervantes «está lleno de mierda», hacía algo más que ofender a una serie de escritores que, como mínimo, le igualan en importancia y a veces la superan: estaba preparando el camino para hacernos saber, algún día, que «nunca le han dado por el culo».

Ignoro a quién puede interesar el culo de este anciano, pero sí conviene destacar la utilización de un lenguaje que ya no usan siquiera los cabos chusqueros. Es, como mucho, el lenguaje que escupía aquel abominable monstruo televisivo que se llamó La Veneno. Pero también es, tristemente, un lenguaje que revive el añejo espíritu de Raza, A mí la Legión y títulos parecidos. Es así como, en 1998, don Camilo se convierte en una réplica de los inefables machos Cifesa de 1942, inspirados en aquellos oficiales nazis que sabían cómo tratar a los gays de la época en campos de exterminio perfectamente acondicionados.

Y volvemos, con esto, a Federico. Dejando aparte el despropósito que supone ignorar a estas alturas los aspectos homosexuales de su obra, los exabruptos contra la participación de los colectivos gays en el centenario representan un grave atentado contra las libertades constitucionales, marginando a un colectivo, cualquiera que sea, de una manifestación pública. Otra cosa son los gustos personales de don Camilo. Es probable que hubiese preferido ver la memoria de Federico honrada por los miembros de la Hermandad de la Sidra, la Cofradía del Chorizo, la Sociedad de Amantes de la Mojama y otros representantes de la cultura que ha venido patrocinando en los últimos tiempos; y que son, seguramente, los que adornarán su sepelio, cumpliendo la expresa recomendación de que no haya ni un solo gay. Lo triste es que, de seguir así las cosas, no habrá ni lectores.

Pese a todo, seguimos interesados en un hecho fundamental: ¡A don Camilo nunca le han dado por el culo! Es una excelente noticia que confirma el buen gusto de los gays españoles, incluidos los más gerontófilos. Ignoro cuál será el aspecto de esa parte de la anatomía del marqués-académico, pero no debe de ser muy apetecible a juzgar por el resto. Podemos hablar con conocimiento de causa, pues, al serle concedido el Nobel, el señor Cela se nos mostró en una revista poniéndose los pantalones y exhibiendo partes del cuerpo que un caballero jamás debería mostrar.

Dejando aparte la horterez y el mal gusto de semejante opción, era evidente que su ano puede descansar tranquilo. Y, por supuesto, libre, desocupado. ¿Lo estuvo siempre? Cierto que escapó a esa agresión que todo macho de ley debe temer como a la peste, pero parece ser que don Camilo le dio cierta utilidad en el pasado. Es leyenda y es de fama que una de las gracias preferidas del Nobel consistía en tragarse líquido por el recto y expelerlo después. No sé qué diría un buen psiquiatra de semejante pasatiempo, pero ahí quedó, para el anecdotario de las Españas. Se comentó, creo recordar, en una entrevista que Mercedes Milá hizo a Cela en la televisión. Ella se ofreció a sacarle una palangana con vistas a una demostración pública. Desgraciadamente para los récords de kistch universal, don Camilo no tenía sed ese día.

Quede impoluta la reputación de Siete Machos, figura que, por cierto, popularizó Cantinflas; preocupa más la ignorancia de un académico en materias sexuales. Su alusión a los gays como simples tomantes es digna de un vulgar coñón de pueblo, macho de boina, por así decirlo. Debe saber don Camilo que, desde los prósperos tiempos de Sodoma y Gomorra, han existido millones de gays que jamás han «tomado», antes bien han adoptado una actitud activa que acaso les iguale en potencia al Siete Machos, si éste es el problema.

Utilizando siempre el lenguaje y la conceptualidad celiana, recordaremos las potentes maniobras del superdotado Jeff Stryker, una de cuyas producciones videográficas me permito ofrecer al Nobel para su información en sucesivas declaraciones sobre el dar y el tomar.

Reafirmada la reputación de don Camilo, regresamos al meollo del asunto, que tiene ¡cómo no! una base ideológica. Nadie ignora que el Nobel fue antes censor. Creo que corrían los tiempos más negros de la Dictadura. Años después, nos contó que, si bien censuró, fue censurado a su vez. Debe de ser justicia poética. O concede la razón a un agradable western de los años cincuenta: «Los lobos acaban devorándose entre ellos» (Lanza rota, de la Fox).

La censura, que muchos escritores sufrimos con tanta o mayor intensidad que el señor Cela, es una forma de dar por el culo bastante más abominable que la que pueda practicar cualquier homosexual en los sagrados derechos de su privacidad. Me estoy moviendo en la metáfora más gratuita, por supuesto, pero éste y no otro parece ser el estilo de Cela, además de los sabios decires del refranero. No es, sin embargo, su dueño exclusivo, y así los demás podemos recordar que el que censura una vez censura ciento, que el hábito acaba haciendo al monje y que, en última instancia, es preferible tomar en democracia que dar desde el fascismo.

Claro que no todo el mundo parece alinearse en la misma trinchera. Una dama del PP ha declarado con extrema suavidad: «Cela tiene una forma de decir que todos conocemos. Son sus opiniones y nada tengo que decir». Pues malo, bonita, malo. Entre esas opiniones se encuentran algunas muy ofensivas para la mujer. «¿No son las mujeres feministas?», declaró el Nobel, «pues yo soy machista». Si yo fuese usted, señora, empezaría a alarmarme. Aparte de ridiculizar de manera muy barata las encomiables luchas de la mujer moderna, esa forma de decir de Cela amenaza con volverse contra las socias de su digno partido. Igual les recuerda que su sitio está en la cocina, y no en la política. Y es que cuando el Siete Machos entra en acción, las mujeres y los gays -y los negros, los judíos, los magrebíes, etcétera- deben buscar refugio en el mismo combate.

Pero nos estamos poniendo trascendentes y el señor Cela no lo merece. Yo me he limitado a retirar sus libros de mi biblioteca y a sustituirlos por los de Pier Paolo Pasolini. Cierto que era un homosexual declarado, pero en su actitud cívica, en sus responsabilidades ante la historia, en su entrega a la humanidad, demostró tener un par de cojones. Es de desear que el señor Cela sepa demostrar los mismos cuando despierte de su famosa «siesta de orinal». Siesta muy larga, por cierto. Acaso no para un marqués, quizás no para un Nobel, ni siquiera para un académico, pero sí para un ciudadano del hermoso descubrimiento que hemos dado en llamar Democracia.

1998/06/12

> Berria: Homofobia > LAS DECLARACIONES HOMOFOBAS DE CELA PROVOCAN UNA OLA DE CRITICAS

  • Las declaraciones homófobas de Cela sobre García Lorca provocan una ola de críticas
  • El País, 1998-06-12 # E. F.-S., Madrid
Groseras, reaccionarias, desafortunadas, absurdas, impropias, repugnantes, gratuitas, intolerantes, asquerosas y fuera de lugar. Así se respondió ayer desde diferentes sectores sociales a las declaraciones homófobas del escritor y premio Nobel Camilo José Cela sobre la presencia gay en los homenajes a Federico García Lorca. Cela señaló el miércoles en Pontevedra que para sí mismo preferiría una conmemoración «más sobria y menos anecdótica» que la que está recibiendo Lorca y aseguró de forma sarcástica que no tiene nada contra los gay, sino que simplemente se limita «a no tomar por el culo». Ayer, el escritor, aunque lamentó haber molestado, dijo que la reacción es «cosa de ellos» y añadió que sus palabras no tienen precisión posible: «No hay duda de lo que dije».«El señor Cela se ha manifestado siempre como un reaccionario», afirmó ayer el abogado Pedro González Zerolo, presidente de la Federación Estatal de Gays y Lesbianas, que calificó a Cela de personaje intolerante, insolidario, machista, misógino y homófobo. «Que tenga en cuenta que un Premio Nobel de Literatura sólo acredita un buen hacer literario, no supone calidad personal», añadió.

Joaquín Almunia, secretario general del PSOE, afirmó que Cela le parece un ciudadano que no está «a la altura de los tiempos». «Sus palabras me han causado una profunda repugnancia y asco». La ex ministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández recomendó a Cela que se lea la Constitución y que profundice «en las libertades que tiene la sociedad española».

La responsable de Asuntos Sociales de IU, Inés Sabanés, comentó: «España también ha invertido de alguna manera en su proyección como escritor y no puede permitirse ciertas licencias». Los miembros de IU del Ayuntamiento de Málaga anunciaron ayer que propondrán al pleno que declare persona non grata al escritor, al considerar ofensivas sus manifestaciones sobre la homosexualidad de Federico García Lorca. También el diputado de IU Felipe Alcaraz propuso que se le declare persona non grata en Granada.

Jordi Petit, secretario general de la Asociación Internacional de Lesbianas y Gays, dijo que es importante que la homosexualidad de Lorca sea reconocida, especialmente «si se tiene en cuenta que éste fue uno de los motivos, si bien no el único, de su asesinato».

Beatriz Rodríguez-Salmones, portavoz del PP de Cultura en el Congreso, afirmó que Cela «tiene una manera de hablar que todos conocemos. Son sus opiniones y no tengo nada que decir».

La periodista Maruja Torres, que precisamente ayer recibió el Premio del Colectivo Lambda de Gays y Lesbianas del País Valenciano, declaró: «Es mucho más digno tomar por el culo que lamerle el culo al poder, como Cela ha hecho tantas veces».

1998/06/11

> Berria: Homofobia > CELA CRITICA LA PRESENCIA GAY EN LOS HOMENAJES A LORCA

  • Cela critica la presencia de "gay" en los homenajes a Lorca
  • El País, 1998-06-11 # Xosé Hermida, Santiago de Compostela
Camilo José Cela arremetió ayer, en términos sarcásticos, contra la presencia de colectivos homosexuales en los actos conmemorativos del centenario de Federico García Lorca. El escritor gallego afirmó que si alguien le homenajea a él en el futuro no le gustaría contar con el apoyo de gays, aunque precisó que no está «ni a favor ni en contra» de sus reivindicaciones. «Me limito a no tomar por el culo», apostilló.

Cela acudió ayer a Galicia para presentar en Poio (Pontevedra) un curso sobre el 50º aniversario de la publicación de Viaje a la Alcarria, que se celebrará el próximo mes de julio. Los periodistas aprovecharon para preguntarle si dentro de un siglo le gustaría ser recordado del mismo modo que se está haciendo estos días con Lorca. El premio Nobel respondió que preferiría una conmemoración «más sólida, mucho menos anecdótica y sin apoyo de los colectivos gays » . «Y que no me fusilen, claro», agregó, «una de mis aspiraciones es morir de viejo y no asesinado como el pobre Federico».

El escritor y académico también vaticinó que en los próximos años se acentuará en España el proceso de lo que denominó «estupidización» social. A propósito de la pasión nacional por el fútbol, Cela la consideró una prueba de la «estupidización científica de la sociedad española, a la que se ha accedido con ayuda de la televisión».