- "Ya era hora de que cerraran Nanclares"
- Colectivos que colaboran con la cárcel ven con escepticismo el anuncio de su clausura
- La Comisión Antisida, un médico de Lur Gizen y el capellán instan al Gobierno central a apostar por la reinserción social
- Noticias de Alava, 2006-03-25 # Garikoitz Montañés · Vitoria
"Debían haber cerrado el penal de Nanclares hace mucho tiempo; así se hubieran evitado muchas muertes". El sacerdote Jesús Marauri valoró así el anuncio de Instituciones Penitenciarias de que derruirá la cárcel alavesa para levantar un centro penitenciario nuevo en el viejo polvorín militar de Zabaia, también en Nanclares. Marauri, que este verano dejó su puesto de capellán en la prisión tras veinte años de trabajo, consideró que el anuncio de la clausura era una "buena noticia", pero la afrontó "con escepticismo". Su sucesor en Langraiz, Txarli Martínez de Bujanda, compartió esa cautela: "Por desgracia, creo que yo dejaré de ser sacerdote en Nanclares y la cárcel todavía seguirá donde está".
Este jueves, la directora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, anunció en la Comisión de Interior del Congreso que, dado que la actual prisión alavesa "no es recuperable", el Gobierno central la derribará para abrir un nuevo centro. Entre quienes todavía colaboran en el día a día del penal, la noticia ha sido recibida casi sin sorpresa, conscientes de que la situación de hacinamiento ya era insostenible. "Ya era hora de que la cerraran", sentenció Marauri.
A pesar de la buena nueva, el colectivo de apoyo a los presos Salhaketa denunció, momentos después de conocer la noticia, que la maniobra de Gallizo únicamente busca "acallar la alarma social". Ayer, otros colaboradores de Nanclares también se mostraron cautos y miraron con lupa las palabras llegadas desde Madrid. "Imagino que, cuando se hace público el acuerdo con el Ministerio de Defensa -propietario del viejo polvorín- es porque ya hay una pretensión firme", declaró el presidente de la Comisión Antisida de Álava, Miguel Ángel Ruiz.
Cambio de política
Este portavoz, quien destacó que desde el relevo en la dirección del penal -Juan Antonio Pérez sustituyó el 14 de noviembre de 2005 a Jesús Moreno- se ha "intensificado" la coordinación entre los directivos y los voluntarios que colaboran en el penal, interpretó el cierre de la prisión como un paso adelante pero, sobre todo, como "una oportunidad".
Ruiz exigió al Gobierno central que la actuación en Nanclares no se reduzca a un traslado de presos y a la construcción de una nueva prisión, ya que "las situaciones límite, como los suicidios, van a seguir ocurriendo en la cárcel aunque se ponga en marcha un nuevo centro. El problema penitenciario actual no sólo es físico, sino también está en qué no hay reducción de penas".
El actual capellán de la prisión, Txarly Martínez de Bujanda, precisó que "el hacinamiento y los problemas de infraestructura son sólo una parte del problema. Si vamos a seguir con las mismas fórmulas, sin apostar por una verdadera reinserción en la sociedad, las cosas sólo van a estar un poco mejor". Su antecesor en el cargo, Jesús Marauri, insistió en que "hay que evitar que esta prisión sea un ghetto . Si no logran que los prisioneros se integren en la sociedad, no se habrá hecho nada".
¿Otra 'macrocárcel'?
En este sentido, Miguel Ángel Ruiz lamentó que Instituciones Penitenciarias mantenga su postura de elevar, como en la cárcel guipuzcoana de Zubieta -todavía en proyecto-, una infraestructura de gran capacidad. "No es bueno hacer macrocárceles porque, cuanto menor sea el tamaño del grupo con el que se trabaja, mayor intensidad se logra", aconsejó.
Martínez de Bujanda denunció, además, que el emplazamiento que se baraja para el nuevo penal, en el viejo polvorín militar de Zabaia, "está todavía más lejos de la localidad", lo que favorece la idea de que, una vez dentro de la prisión, la sociedad se puede "olvidar" de los prisioneros.
El capellán también exigió al Ejecutivo central que aclare qué plazos tendrá el proyecto de construcción porque "sigo pensando que dentro de cuatro años seguiremos en el mismo lugar". Anteayer, Mercedes Gallizo se limitó a sostener que Nanclares se cerrará "en un plazo razonable" y ayer fuentes de Instituciones Penitenciarias confirmaron a este rotativo que "por el momento, no se pueden adelantar fechas". Así, aunque Martínez de Bujanda dio "un voto de confianza" a la Administración, se preguntó "¿cómo interpretan un plazo razonable?".
El médico de la asociación Lur Gizen Toño Errasti compartió esta inquietud. Este doctor, que desde hace 18 años colabora con la atención a la población toxicómana del penal -Lur Gizen recibió el pasado junio el Premio Reina Sofía por su labor social- declaró que "después de tantos años vinculado al penal, uno ya se acostumbra a que los políticos hablan mucho, pero luego hacen poco. Llevan tantos años barajando la clausura de Nanclares...".
Este sanitario, que se enteró ayer por este rotativo del posible cierre de la cárcel -asiste en Cáceres a un curso sobre drogrodependencias-, valoró que por fin el Ejecutivo se decida por una solución más drástica que "los continuos parches que se ponían hasta ahora. Con esas medidas no se lograba nada. La cárcel llevaba años muy deteriorada y, cuanto mejor esté, mejor para todos".