1994/06/28

> Berria: Ekainak 28 > CELEBRACION DEL DIA DE LA LBERACION GAY EN BILBO Y DONOSTIA Y OTRAS CIUDADES

  • Los homosexuales celebran hoy el día de la liberación 'gay'
  • El País, 1994-06-28 # S. Pérez de Pablos, Madrid
Los colectivos de gays y lesbianas han organizado para hoy manifestaciones y fiestas en Madrid, Barcelona, Bilbao y San Sebastián para celebrar el día de los derechos de los homosexuales. En otras ciudades como Cordoba y Sevilla los colectivos organizan actos dentro de sus locales "porque en las ciudades pequeñas hay mucho miedo a salir a la calle" explica Rafael Salazar, del Colectivo de Lesbianas y Gays de Andalucía.

Aunque el número de homosexuales que hay en España es dificil de saber, se calcula, siguiendo las pautas que estableciera Alfred Kinsey en un estudio realizado en los años 50, que hay unos cuatro millones de gays y lesbianas en nuestro país.

Según el estudio de Kinsey, aproximadamente el 30% de la población ha vivido alguna vez una experiencia homosexual, el 10% tiene este tipo de prácticas habitualmente y el 4% son exclusivamente homosexuales.

En España hay 20 asociaciones de homosexuales casi todas mixtas. Sin embargo, sólo cuatro tienen miembros en todo el Estado: la Federación Gay y Lesbiana Estatal, la Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español, la Coordinadora de Feministas Lesbianas y la Plataforma Gay Lesbiana.

Todos los años, al final de la manifestación que organizan en Madrid los colectivos de homosexuales y lesbianas para conmemorar el día internacional del orgullo gay tiene lugar la "besada". Las parejas se besan en la Puerta del Sol mientras reparten entre la gente un panfleto en el que explican el origen de este símbolo: "protestar por la detención y malos tratos sufridos por una pareja de lesbianas en ese mismo lugar en el año 87", cuenta Empar Pineda, del Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid.

"Cuando hablas directamente con la gente y les explicas el motivo de la concentración y lo que simboliza ese beso, lo entienden perfectamente", asegura Pineda. "En los últimos años se observa un cambio de mentalidad, especialmente entre los jóvenes".
  • Un buen momento
Este año la celebración de este día es especialmente importante para los miembros de estos colectivos por dos razones: la aprobación de la igualdad de los derechos de los homosexuales por parte del Parlamento Europeo y la recién anunciada regulación de las parejas de hecho en nuestro país. "Para nosotros es especialmente importante este momento porque estamos recogiendo el fruto de un esfuerzo de muchos años" dice Luis, portavoz del Colectivo de Gays y Lesbianas de Madrid, que agrupa a 500 homosexuales.

El Parlamento Europeo aprobó el 8 de febrero pasado una resolución de igualdad de derechos de las lesbianas y homosexuales en la Comunidad Europea y recomendaba a todos los Estados miembros que se acabara con la discriminación que sufren esos colectivos.

1994/06/27

> Berria: Harrotasuna > STONEWALL-25: EHGAM EN LA GRAN MANZANA DE COLOR ROSA

  • La Gran Manzana de color rosa
  • Un millón de gays desfilaron ayer para conmemorar el 25º aniversario de Stonewall, la famosa revuelta homosexual contra el poder establecido
  • El Mundo, 1994-06-27 # Irene Hernandez Velasco · Nueva York

"Es el momento de marchar sobre el mundo". Este fue el grito de guerra de Stonewall'25, la manifestación que ayer reunió a un millón de personas frente a la sede de Naciones Unidas en Nueva York en favor de los Derechos Humanos de los gays y las lesbianas.


Travestis, gays, bisexuales, lesbianas, transexuales y heterosexuales, clasificados de todas las maneras posibles (padres de gays, gays padres, gays de la tercera edad, lesbianas enfermeras, heterosexuales amigos de gays, pilotos homososexuales, lesbianas sordas, homosexuales asiáticos, gays latinos, lesbianas cristianas, bisexuales judíos...), tomaron la Primera Avenida de Manhattan, recorriendo el camino que va desde la calle 42 hasta la 57 y subiendo luego hasta Central Park.


Una bandera gigantesca marchaba a la cabeza de la manifestación. Los colores del arco iris -símbolo de la comunidad homosexual desde 1978- ondeaban por toda la Primera Avenida, en una enseña de más de un kilometro y medio de longitud.


Más de 10.000 personas se encargaban de llevar ésta bandera, previo pago de una contribución mínima de 50 dólares por barba (unas 7.000 pesetas) que se destinarán a la lucha contra el sida.


Y tras la bandera, la juerga. Los que podían, que eran muchos, lucían bíceps poderosos y bronceados de rayos uva. Los travestis, con pelucas, modelitos ajustados y tacones altísismos. Las lesbianas, sin cortarse un pelo, se besaban y corrían de la mano.


Representantes de 70 países, organizados por orden alfabético, marchaban bajo un sol asfixiante. «Basque Country» (País Vasco), se leía en la pancarta que llevaba a cuestas Diego Ardanaz, miembro del Movimiento de Liberación Gay de Euskalerría (EHGAM). El cartel de «Spain» asomaba unos metros más atrás. Y «United Queendom» (La Reina Unida), más al fondo.


Había curas con alzacuellos, ateos que se burlaban de la religión. «Señor, líbranos de tus seguidores», decía la pancarta que cargaba una lesbiana. Y, sobre todo, mucho humor. Las camisetas con mensaje se veían por todos lados: «No soy gay, pero mi novio sí», «Nadie sabe que soy lesbiana», «Ocurre en las mejores familias».


Y en medio del mogollón, un traje y una corbata. Rudolph Giuliani, el alcalde de Nueva York, sudaba la gota gorda. La multitud le recibió con abucheos. «Es tradición que la Marcha del Orgullo Gay, que se celebra el último domingo del mes de junio, transcurra por la Quinta Avenida. Pero éste año, el tonto de Giuliani no nos ha dado su permiso», explicaba a gritos un homosexual.


Pero Stonewall'25 no fue sólo una fiesta repleta de color. Fue también un esfuerzo multitudinario para que se reconozcan ciertos derechos a las comunidades gays y lesbiana. Una lista con 13 demandas, elaborada por el comité organizador de Stonewall'25, recoge las peticiones más importantes.


Entre otras: que la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas incluya a los gays, lesbianas, bisexuales, transexuales y travestis; que se prohíban todas las restricciones que impiden a las personas enfermas de sida o seropositivas viajar, emigrar o pedir refugio en determinados países; que las organizaciones y misiones de Naciones Unidas informen de las violaciones contra la nueva Declaración Universal de Derechos Humanos y que la Asamblea General proclame el Año Internacional de los Gays y las Lesbianas (preferiblemente, para 1999).


Y es que, 25 años después de las revueltas de Stonewall, los gays están bien organizados, al menos en los Estados Unidos.


La primera piedra de éste movimiento por los derechos de los homosexuales se puso hace justo un cuarto de siglo, el 28 de junio de 1969. Ese día, en medio de un calor sofocante, tuvo lugar el entierro de Judy Garland, considerada como la «Sarita Montiel» de los gays norteamericanos.


Por la noche, el bar «Stonewall», sito en el número 53 de la calle Christopher, estaba de bote en bote. Unos 200 parroquianos se apiñaban en su interior, llorando la muerte de su diva. La Policía neoyorquina, en una de sus frecuentes redadas contra los bares de gays del West Village, se presentó en «Stonewall» y comenzó a arrestar a sus ocupantes. Nadie, hasta hoy, sabe a ciencia por qué esa noche los homosexuales se atrevieron a plantar cara a los agentes del orden, pero el caso es que lo hicieron.


Según Martin Duberman, autor del libro Stonewall, todo comenzó cuando una lesbiana protestó porque las esposas que le había puesto la Policía le estaban haciendo daño, recibiendo como respuesta un golpe en la cabeza. Acto seguido, según su versión, los espectadores comenzaron a arrojar objetos de todo tipo contra los agentes, dando comienzo sin saberlo al movimiento de derechos gays tal y como lo conocemos hoy en día.


Otros aseguran que el primero en rebelarse fue un travesti. Tras recibir un violento empujón, aseguran los defensores de esta tesis, el travesti se quitó un zapato y se lió a golpes con un agente, ocasión que aprovecharon otros travestis para hacer lo mismo con el resto de los policías al grito de «¡Cerdos!».


Al poco, botellas, latas, monedas y hasta cócteles Molotov volaban por los aires y todos los vecinos gays de Nueva York se habían dado cita en el Village para plantar cara a los agentes de azul y poner fin a sus abusos diarios.


«Tarde o temprano tenía que ocurrir que los gays nos atrevieramos a reclamar nuestros derechos, y ocurrió aquella noche», asegura Vee Martense, uno de los socios del bar «Stonewall» que fue testigo y parte activa en las revueltas del 69. «El caso es que con aquel motín dimos el primer paso. Ahora sólo hay que continuar».

> Erreportajea: Ekainak 28 > "GAY POWER" NACIO HACE 25 AÑOS EN STONEWALL

  • "Gay Power" nació hace 25 años en Stonewall
  • El País, 1994-06-27 # J. C., Nueva York
Desde los días en que bailar con un compañero del mismo sexo era ilegal y la homosexualidad se consideraba todavía un "desorden mental", el barrio del West Village, en Nueva York, es uno de los ejes fundamentales de la geografía del movimiento gay. En la madrugada del 28 de junio de 1969, un pub frecuentado por homosexuales conocido como The Stonewall Inn, en a calle Christopher, se convirtió en el escenario que marcó el despegue de la lucha por los derechos de esa comunidad.Acababa de celebrarse en Nueva York el funeral por la actriz Judy Garland, un clásico icono de la cultura gay, y muchos de los asistentes se desplazaron por la noche al Stonewall, donde la policía había practicado constantes redadas y registros alegando que el bar carecía de licencia para vender licores.

Aquella noche, los habituales del bar decidieron no soportar lo que ellos consideraban una humillación sistemática. A medianoche, seis agentes de la policía entraron en el local para desalojarlo, pero pronto se vieron rodeados por unas 200 personas que les arrojaban botellas de cerveza, ladrillos y cualquier objeto a mano.

Apoyados por decenas de vecinos del barrio, y al grito del recién acuñado "Gay Power", los clientes del Stonewall utilizaron un parquímetro para encerrar a los policías en el local. Los refuerzos llegaron inmediatamente, pero la revuelta se extendió a lo largo de tres días y tres noches.
  • Las abejas reinas
El diario local Dady News publicó entonces un titular que hoy iría contra todos los códigos imaginables de corrección política: "Redada en un nido de homos, las abejas reinas están que pican".

La rebelión de Stonewall no tuvo, según los que estuvieron presentes, el encanto de las sentadas pacíficas de los hippies que caracterizaron el final de esa década. Chaperos menores de edad, travestidos, negros e hispanos improvisaron en un bar carente de facilidades tan elementales como el agua caliente una desordenada batalla campal contra la policía, que, afortunadamente no llegó a hacer uso de sus armas de fuego.

A lo largo de las celebraciones conmemorativas del vigesimoquinto aniversario de este incidente, la palabra Stonewall, convertida en símbolo, ha aparecido en el título de diversas obras teatrales y composiciones de música.

En la noche del pasado sábado, la puerta del Stonewall era un punto de encuentro pacífico, un lugar de peregrinación donde las antiguas y las nuevas generaciones de gays y lesbianas del West Village se reunieron para encender velas, colocar globos de colores e improvisar pintadas callejeras. Encabezando la marcha de ayer en Nueva York, los "veteranos de Stonewall", algunos con el pelo ya canoso y otros desempolvando sus trajes de travestidos, recibieron los aplausos más sonoros de un desfile que se había organizado en su honor.

1994/06/25

> Iritzia: Vicente Molina Foix > 28 DE JUNIO

  • Tribuna: 28 de junio
  • El País, 1994-06-25, azkena # Vicente Molina Foix
El gran problema gay son los heterosexuales. "Problema homosexual" (que decían los psiquiatras antiguos) yo no veo. Veo un rebaño de cafres repartidos por el mundo, que en España son más y más obtusos, pues aún usan vocablos como "aberración contranatura". Celebrar el día del orgullo gay, celebrar el ser gay, celebrar, sin más, poder ser gay en casa de tus padres o en el trabajo, podrá parecer a la gente educada ostentoso y hasta publicitario. A mí me lo parecería, siempre que usted, querido lector heterosexual, fuese un ser sano. Y usted quizá lo sea, pero, ¿y usted, vecino del cuarto? Millones de personas que aman y fornican naturalmente con los de su sexo sufren silenciosos o salen a la calle a gritos porque muchísimos millones más a su lado tienen sin resolver un síndrome de intolerancia.

Un caso grave de ese síndrome es el de Pilar Urbano, cuyo gusto sexual no conozco (¡ni ganas!). En un debate de Elle sobre la adopción por homosexuales, Urbano Sexto (que así la llamaré, por papista y por el mandamiento que más le turba) escribe: "Dos homosexuales podrán ser un par, por aquello de ser dos, como las alpargatas. Pero nunca serán una pareja ", advirtiéndonos contra "el ambiente enrarecido, enfermizo, deformante, vicioso y tarado de un par de maricones o de lesbianas, que fingen ser lo que no son, hacer lo que no hacen y dar lo que no tienen" (qué mal informada Urbano Sexto, ¿verdad?, que ignora lo mucho que dos lesbianas pueden hacer en la cama, lo mucho que los gays tienen -de lo que hay que tener- y lo muchísimo que dan). Esta delincuencia verbal queda impune en nuestro país, bendecida por los obispos, que mañana dirán en las iglesias que un instinto básico como el de los homosexuales es atracción fatal, que debería llevarles a todos a la cárcel como picapiedras.

1994/06/24

> Berria: Indarkeria > CASO SONIA: EL FISCAL PIDE PARA LOS SKINS QUE LA MATARON UNA PENA EJEMPLARIZANTE

  • El fiscal pide para los 'skin' que mataron a un travestido una pena ejemplar
  • El País, 1994-06-24 # Montse Martínez, Barcelona
El juicio a los siete skin-heads (cabezas rapadas) acusados de asesinar a un travestido el 6 de octubre de 1991 en el parque de la Ciutadel.la de Barcelona quedó ayer visto para sentencia. El fiscal, que en sus conclusiones definitivas mantuvo la petición de una pena conjunta de 333 años de prisión para los siete procesados, solicitó al tribunal una "sentencia ejemplarizante" para que casos como los que acabaron con la vida de José Rescalvo Zafra, un travestido de 45 años conocido como Sonia, no se repitan.Tanto el fiscal como las acusaciones públicas -el Ayuntamiento de Barcelona- y las particulares -la Coordinadora Gay-Lesbiana y la familia del fallecido- solicitaron en sus conclusiones las agravantes de alevosía, nocturnidad, ensañamiento, despoblado y cuadrilla para los siete inculpados. Además, la acusación de la Coordinadora Gay-Lesbiana añadió a los delitos de asesinato consumado, asesinato frustrado y lesiones, el delito de asociación ilícita por considerar que los acusados formaban parte de un grupo clandestino con fines delictivos.

Las defensas coincidieron en que en el proceso no ha podido acreditarse "el ánimo de matar" dejos procesados. Todos solicitaron que, no considere los agravantes por las acusaciones. También criticaron la voluntad de las acusaciones de solicitar una sentencia ejemplarizante.

Ayer, en la última sesión del juicio comparecieron los peritos forenses, que destacaron que el procesado David Perladé presenta un transtorno de personalidad que, en ocasiones, potencia conductas de riesgo.

1994/06/12

> Iritzia: Leopoldo Alas > A LA CAZA

  • A la caza
  • El Mundo, 1994-06-12 # Leopoldo Alas
Por su escalofriante interés, reproduzco casi completo el artículo insultante -un cruce entre Torquemada y Cisneros- publicado por nuestra colega Pilar Urbano, que como comentarista política mantiene posturas tan inteligentes, en el último número de Elle. Todo en él resulta alarmante y de mal gusto, pero en especial la falta de sensibilidad moral, e incluso religiosa, que manifiesta en su alusión a los enfermos de sida:

«...Es una aberración contra natura... La cosa no va tanto porque quieran adoptar niños y formar extrañas familias, a base de dos lesbianas o dos maricas, disfrazándose de marido y mujer, y jugando a papás y mamás. No. Es mucho menos sentimental y mucho más pegado al vientre y a la pela. Hablan de convertir las uniones de derecho».

«Empiezan equiparando el matrimonio y la pareja. Y, dentro de esa aleatoria y zoológica cosa llamada la pareja -va de suyo que ahí no hay más que apareamiento- dicen que a efectos civiles y mercantiles da lo mismo que sean un hombre y una mujer, que dos tíos, que dos señoritas... Van por la pela. Se trata de generar derechos: una pensión de viuda para un maricón fiel hasta la muerte; una mensualidad indemnizatoria para la cónyuge machihembra abandonada por el cónyuge marimacho; la herencia del sarasa rico, recomido de sida... Pero, para que el aberrante esperpento cuele, echan mano de la fibra sensible: el derecho a adoptar niños. Hombre, en toda adopción hay una sustitución, una paternidad/maternidad simulada, de ejercicio y no de origen. Pero éstos, además de la simulación, buscan la suplantación y la impostura».

«Dos homosexuales podrán ser un par, por aquello de ser dos, como las alpargatas. Pero nunca serán una pareja. Ni siquiera una yunta. Y por supuesto, jamás un matrimonio. Esa institución (monogámica, heterosexual, formalizada y consensual) o se da entre un varón y una hembra o no se da».

«Sería perverso y pervertidor que un niño, que una niña, se criase en el ambiente enrarecido, enfermizo, deformante, vicioso y tarado de un par de maricones o de lesbianas que fingen ser lo que no son, hacer lo que no hacen y dar lo que no tienen. No hay ni leyes, ni tribunales capaces de trasvestir a una hembra en un padre o a un macho e una madre... P.S.: El homosexual me merece el mayor de los respetos, siempre que sepa apechugar con su desviación, a solas».

¿La libertad de expresión da para tanto? ¿Ignora acaso la señorita Urbano que muchas personas, precisamente por reprimir sus impulsos homosexuales, ingresan en órdenes y congregaciones religiosas (para vivir en soledad, como ella aconseja) dejando sin resolver su problema, como ha demostrado la historia a lo largo de siglos?

1994/06/05

> Kronika: Eduardo Haro Tecglen > ASI ERAMOS EN LOS AÑOS CUARENTA

  • Así éramos en los años Cuarenta
  • El País Semanal, 1994-06-05 # Eduardo Haro Tecglen

Al comenzar la guerra mundial, España tenía 26.187.899 habitantes (censo de 1940), y había crecido en 2.343.103 en los últimos 10 años, pese a los tres años de guerra civil y al exilio. Diez años después (1950) habría crecido, contra todas las previsiones, solamente en 2.180.743 personas. Sobre estas cifras hay abundantes discusiones. La más extraordinaria es la que supone que en la posguerra / guerra mundial murieron (por hambre, por enfermedades adquiridas en la guerra) o dejaron de estar presentes en el censo por el exilio más españoles que durante la guerra. El número de personas asesinadas por cualquiera de los medios conocidos (desde el tiro en la carretera al consejo de guerra sumarísimo de urgencia) es desconocido, pese a las muy diferentes interpretaciones de cada historiador. Como el número de muertos en la guerra. Unos se aferran a la mítica cifra del millón (título de la también mitica novela de Gironella, 1961) y otros la rebajan a menos de la mitad. Es curioso que también estos cálculos, hechos de todas las maneras posibles, sea por informes policiales y judiciales o por cálculos sobre actas de defunción, hayan seguido estando divididos en dos bandos: los republicanos mantienen la cifra alta; los militares y los franquistas, la reducida.

En las esquelas de los periódicos fue corriente ver durante dos o más años después del último parte de guerra la anotación: "Murió víctima de los padecimientos sufridos en la zona roja", o las alusiones directas al asesinato. Las otras muertes aparecían muy pocas veces: en casos señalados, en los periódicos se publicaba una noticia de redacción y título obligatorio: "Sentencia cumplida". Se refería solamente a las consideradas legales por los consejos militares. Gran parte de los asesinatos dejaban constancia en los registros (los que la dejaban) con la mención de "fallo cardiaco".

Una frase de Gaetano Mosca, escritor italiano:"Todo régimen que persiga adecuadamente a sus adversarios puede mantenerse en el poder indefinidamente".

Franco recibe a la Junta Técnica de Acción Católica y dice: "Es nuestra tarea, ahora, recristianizar nuestra nación".

Entre el parte de guerra final del 1 de abril de 1939 y el principio de la guerra mundial (invasión de Polonia por Hitler, 1 de septiembre) sólo habían transcurrido cinco meses. Ninguna nación, en vísperas de crisis mundial, podía ayudar a España, y la reconstrucción no había comenzado (se creó una dirección general: de "Regiones Devastadas"). Sin embargo, todos querían que esta pieza clave de la geopolítica les fuese amistosa. El Reino Unido y Francia habían reconocido el régimen franquista antes de terminar la guerra civil, y Franco elevaba sus amistades y valedores a la categoría de pactos: amistad y no agresión con Portugal hispano-germano (más tarde, Bloque Ibérico) y, sobre todo, el Anti Komintern (27-III), para el que tuvo una gran sorpresa: el pacto germano-soviético del mes de agosto. Ante la invasión de Polonia, España se declaró neutral.

"Si alguien, por ahí, se figura que nuestra “neutralidad” quiere decir constitución de una especie de Suiza mental, oficial y oficiosa, en el Estado y la Falange, o una conciencia híbrida y eunucoide enturbiada por la impotencia, de niebla y lágrimas, no conoce al Estado que ha nacido como Estado heroico y militar" (“Arriba”, 24 de mayo de 1940).

El hambre se hizo larga, muy larga. No es preciso explicar que venía de antes de la guerra, que era endémica en el país que inventó la novela picaresca, pero la guerra había devastado lo poco que había mejorado durante la II República. La España urbana estuvo con la República: la de los obreros, los intelectuales, los empleados y una buena parte de militares. La rural se alzó con Franco: quedó con las dos terceras partes del trigo, la mitad de las patatas y las hortalizas, las nueve décimas partes del azúcar. La industria, en zona republicana, perdió su base al caer el Norte. La República tuvo que empeñarlo todo para recibir alimentos y armas: los distribuía mal. Al terminar la guerra, la España que comía recibió a la que no comía: ni trabajaba ya (depuraciones). Se estableció el régimen de abastecimientos: la cartilla para la comida y el tabaco. Pero se mantuvieron las diferencias entre zonas.

La palabra “straperlo” apareció en la República para señalar la corrupción de la clase política. Lerroux, presidente del Gobierno (radical), fue acusado de recibir dinero (directamente o por su sobrino Aurelio) a cambio de la concesión de un nuevo juego, una nueva ruleta, inventada por el austriaco Strauss. La palabra, sin embargo, tomó todo su esplendor en la larga posguerra: significaba lo que después se llamó mercado negro, o la compra-venta de artículos de primera necesidad fuera del abastecimiento legal. Estaba tolerado: se sabía que con la distribución oficial no se podía comer.


"¡Lo tengo negro, lo tengo “picao”!", gritaban las vendedoras a la puerta del metro. Una broma de lenguaje para referirse al tabaco de picadura. Los cuarterones.

Un cóctel de moda en las “boîtes” (oscuras, sombrías, tristes: imperaba el bolero) era el “porto slip”. En su composición, con el oporto, yema de huevo y avellanas: alimentaba.

Las medicinas, en Chicote: un centro nacional del estraperlo caro. Cuando aparecieron las sulfamidas, sólo se encontraban allí; pasaría después con la penicilina. Pedro, Perico Chicote, había sido barman del Congreso de los Diputados (en el Senado se tomaban caramelos: de La Pajarita, que todavía existe).

Paladeando su “porto slip”, la dama enlutada iba contando su desgracia con alguna lágrima: "Si Pepe levantara la cabeza y me viera así... Pero se llevó la llave de la despensa. Y el bastón". Algunos sentían solidaridad. Otros llevaban encima el orgullo de acostarse con la viuda o la hija del vencido encarcelado o asesinado. Va en temperamentos.

Por la noche, cuatro golpes de timbal con la “Quinta” de Beethoven señalaban la sintonía de la BBC. ¡Cuidado con los vecinos!

Siempre dos Españas. La del exilio: con el título de “España peregrina”, Bergamín, Carner y Larrea fundaron en México una revista de la intelectualidad republicana. En Madrid, Dionisio Ridruejo fundaba la revista Escorial. Un nombre que significaba una arquitectura característica que se extendió durante gran parte del régimen, una manía por la piedra berroqueña (“Sonetos de la piedra” creo que se llamó un libro del mismo Ridruejo), la rectitud, la geometría. Así empezó el Valle de los Caídos. (Y el Ministerio del Aire, en la Moncloa, donde estuvo la cárcel modelo: le llamaron Monasterio del Aire).

Picasso no solamente era comunista, había sido director del Museo del Prado y contribuido con su Guernica a la propaganda roja: es que era un mal pintor. Cundía la idea de que era un engañabobos: no sabía dibujar, y se refugiaba en el disparate para medrar, amparado por el partido. El gran maestro era Marceliano Santamaría: fue el profesor de pintura de Franco. Los intelectuales falangistas estaban ya en Solana, incluso en Zuloaga.

"Queremos una España faldicorta", había dicho José Antonio Primo de Rivera: su hermana le puso pololos. La Sección Femenina hizo una labor social importante: llevó bibliotecas a los pueblos, máquinas de coser y músicos que recogieran el viejo folclore perdido. Pero todo bajo el pensamiento de santa Teresa, Isabel la Católica y Pilar Primo. En una tribuna de la calle de Alcalá, las gentes de teatro que habían quedado en Madrid vieron desfilar a las tropas vencedoras: Benavente, Miguel de Molina, levantaban el brazo. No les sirvió. A Miguel de Molina le apalearon unos señoritos falangistas con cargo oficial y se fue al exilio; a Benavente le prohibieron el nombre, pero no estrenar. Esto se debía a que las autoridades teatrales decidieron no castigarle, pero las de la censura de prensa (Juan Aparicio), sí. En las carteleras, en las puertas de los teatros, se anunciaban sus estrenos y se decía: "Por el autor de “La Malquerida”", o "por nuestro premio Nobel". Pero el teatro lo empezaron a dominar Pemán, los Quintero (uno murió en la guerra; el otro firmaba por los dos), los Machado (la misma cuestión: Antonio murió en el exilio, y Manuel ponía los dos nombres), y surgieron valores zafios, o resucitaron: Adolfo Torrado, Leandro Navarro, José de Lucio... Después vendría la llamada generación del 27 del teatro: López Rubio, Joaquín Calvo Sotelo, Ruiz Iriarte: como seguidores de Mihura, de Casona, y algo benaventinos. Teatro de evasión.

Y las folclóricas. Algunas venían de antes (¡Pastora Imperio!), otras comenzaron entonces su carrera: Lola Flores y Carmen Sevilla, y Paquita Rico... La del régimen: Concha Piquer, para quien se había medio matado, echado de España, a Miguel de Molina. Sin embargo, una de sus canciones se convirtió en el lema de nostalgia y libertad de un par de generaciones jóvenes: “Tatuaje”.

Un éxodo comenzó por la frontera de Irún: gente que huía de Francia, después de la “dróle de guerre” (la espera ante las líneas Sigfrido y Maginot) y escapaba de la invasión alemana. Muchos judíos, algunos que habían pasado ya de Alemania, Checoslovaquia y Polonia, a Francia. No todos eran admitidos: Walter Benjamin, rechazado, se suicidó. Uno de los más grandes intelectuales de su tiempo.


En París, el cronista César González Ruano vendía por dinero (o joyas, o pieles) contraseñas a hebreos para que alguien les pasase a España por los Pirineos. Eran falsas y, cuando llegaban al punto convenido no había nadie. Los alemanes se confundieron con él, creyeron que era un protector de la raza y le encerraron en la prisión de Cherche-Midi. Al fin se convencieron de que era solamente un estafador y le dejaron en libertad.

Frase de Francisco Casares, secretario general de la Asociación de la Prensa de Madrid: "Porque, salvo el caso de algunos pusilánimes que sin verdadera causa justificada, por un impulso alocado, por una simple fuerza de sugestión, salieron corriendo, los demás, la gran mayoría de los que llegan, son los culpables". Dos frases de Manuel Aznar: "Las colonias de judíos y sus compadres. Esa clase de sujetos son perfectamente despreciables"; "Los judíos que instigan a la lucha, pero que no participan de ella".


Se podía llegar a un acuerdo con la dama o damita enlutada de los boleros (cuando vino a cantarlos Elvira Ríos, quizá la mejor del mundo —¿o sería mejor Toña la Negra?—, sólo podían acudir los ricos), pero ¿dónde ir? No a su casa, con familia, o con huéspedes (la otra fuente de los vencidos en Madrid: alojar a los vencedores en pensiones improvisadas); no a un hotel, donde era absolutamente imposible: al casarse, el cura extendía un certificado de matrimonio de urgencia para que los hoteleros admitiesen a la pareja; pero la censura impedía, en las notas de sociedad, la mención antes clásica de "...los recién casados salieron en viaje de bodas a...", porque el lector, inmediatamente, se imaginaba "qué estarían haciendo": pornografia (la palabra piernas estuvo prohibida, por sicalíptica, durante mucho tiempo: hasta en las crónicas de fútbol se hablaba de las extremidades). Había algunos lugares semiclandestinos. Caros. Doña Fermina, en la calle de Luchana, tenía una habitación barata, pero con un inconveniente: por el centro de ella pasaba el ascensor de la casa.

Bueno, había chicas libres: lo habían sido antes, tenían la educación que daba el feminismo de Hildegard, o de Federica Montseny y los anarquistas, pero su situación era bastante complicada. Naturalmente, no podían ir a esas casas: quedarían marcadas. Ni a los reservados de algunos restaurantes. Los palcos de los cines comenzaron a estar vigilados. Había los grandes besos, las grandes manipulaciones, en las últimas filas de los cines: pero podía aparecer el acomodador, enfocar la linterna y mostrar al señor que le acompañaba: policía (en cada local solía haber un agente de servicio). Sólo costaba una multa. Y, lo peor: una nota en los periódicos con el título de Multados por cometer actos inmorales en los cines, y los nombres del chico y la chica. A alguna le costó ser expulsada de su casa. Al chico le felicitaban sus compañeros: pero en los colegios de frailes o monjas se podía llegar a la expulsión.

"Guapo, di que soy tu novia", decía de pronto, en la noche, una chica que se agarraba al brazo de un hombre que pasaba por la Gran Vía: para burlar la redada de la policía. A las prostitutas las pelaban, las llevaban a un campo de concentración y, según ellas, no dejaban de violarlas. También dependía de quién saliera valedor por ellas o por ellos: para los homosexuales había un campo; creo recordar que el de Nanclares de la Oca estaba dividido para hombres y mujeres. Por la moral. Muchos, generalmente intelectuales, huyeron de España por este motivo. Incluso un biógrafo de José Antonio Primo; quizá enamorado de él en silencio.

Estaban la Casa de Campo, la carretera de Castilla, más montaraces que ahora (cuidado con la de El Pardo: el camino hacia Franco estaba vigilado), se podía llevar a la novia, aunque ella, como el cordero hacia el altar del sacrificio. La policía tenía perros adiestrados al olor sexual: olfateaban, corrían silenciosos y sólo ladraban cuando tenían bajo sus patas a la pareja horrorosa, pecadora: inmovilizados, eran fotografiados por el “flash” de los guardias, que avisaban a los familiares con la foto ya revelada y se la mostraban: no había más delito que la multa y el deshonor. Para los casados, tenían preparada una denuncia escrita y, cuando llegaba el cónyuge que no sabía por qué su pareja estaba detenida, le mostraban la foto y le ponían delante la denuncia para que firmase: el adulterio era sólo perseguible a petición de parte (en algunas épocas, comportaba pena de siete años de prisión. El adulterio entró en el Código Penal en mayo de 1942).

La guerra sigue siendo un relámpago, y Hitler es Júpiter: invasión de Yugoslavia y Grecia, ataque a la URSS, sitio de Leningrado, ataque a Moscú, asalto japonés a Pearl Harbor, ocupación de la Francia de Pétain...

"Rusia es culpable", grita Serrano Suñer desde el balcón de Alcalá, 43, ornado con unas enormes flechas de Falange: es el principio de la División Azul.

Y cuando se denunciaba al cónyuge, aunque no se le denunciase o se retirase la acusación, ¿qué hacer? El divorcio había sido derogado en toda España (25 de noviembre de 1939), al mismo tiempo que el matrimonio civil: con efecto retroactivo. En la zona franquista ya habían purgado o arreglado su situación los que estaban en esas condiciones: al invadir la zona republicana, todos los matrimonios de guerra, los civiles de la República y todos los divorcios quedaban, simplemente, como no existentes (igual que el dinero y las cuentas corrientes bancarias de la guerra civil, igual que los títulos académicos: habían dejado de existir). Habían tenido hijos: de repente se convertían, de legítimos, en naturales o adulterinos, o de padres desconocidos.

Este afán de borrar registros llegó hasta a partidas de nacimiento (por ejemplo, la de Casares Quiroga en La Coruña, padre de María Casares). Se arrancaban del libro. Nadie estaba en condiciones de protestar, excepto algunos ajenos a la cuestión: los inscritos en la otra cara de la hoja, que se veían así privados de existencia sin tener relación ninguna con el suceso.

Aparece el NO-DO. Se nutre del Luce italiano, del UFA alemán; los cámaras españoles empiezan a hacer reportajes. Aparece, también, la costumbre de llegar un cuarto de hora más tarde al cine para evitarlo.

El régimen, en busca de una legitimidad: fundación del Consejo de Estado, reapertura de las bolsas, Comisión de Regulación de la Producción, reforma tributaria (Larraz), Consejo de Economía Nacional. Lo inverso: Tribunal de la Masonería y el Comunismo, del Frente de Juventudes, ley para la devolución de las expropiaciones de la reforma agraria de la República.

Y asalto a Gibraltar. Explicaba Serrano Suñer: "Después de 200 años de mansedumbre y tristeza, nuestro único discurso es ¡Arriba España, arriba España, arriba España!". Y Franco cambiaba la “neutralidad” (que ya se vio cómo era) por la “no beligerancia” (que era lo mismo: pero que fue el primer estatuto de Italia antes de entrar en guerra junto a Hitler).

La entrevista de Franco con Hitler en Hendaya, prolongada por la de Serrano en Berlín. Todas las versiones que se deseen. Una gran parte de los historiadores imparciales mantenían que el deseo de Franco y el de Serrano era el de entrar en la guerra, vencida ya Francia, a punto (creían) el desembarco en Inglaterra, para recoger los frutos imperiales (expuestos en un libro de José María Areilza y Fernando Castiella, “Entre Hendaya y Gibraltar”, que fue famoso: 1941). Después de la caida del III Reich, el régimen mantuvo que la "astucia de Franco" evitó que Hitler arrastrase a España a la guerra: creo que ésa es la tesis actual de Serrano Suñer. En la última biografía de Franco, la de Paul Preston, se dan detalles de cómo fue Hitler el que se negó a la petición de Franco y Serrano: con España no beligerante obtenía numerosos beneficios (materias primas, espionaje, dominio del régimen, relaciones con los nacionalismos árabes y con la política contra Estados Unidos de los países de América española, que finalmente acogieron a los nazis refugiados), mientras que, combatiente, estaría expuesta a un segundo frente, y habría que alimentar su pueblo y rearmar su ejército. Un mal negocio: además de tener que repartir algo del mundo compartido. Se ha dicho también que Hitler, no quiso la entrada de Italia en guerra, pero le desbordó la ambición de Mussolini


Y, sin embargo... Habían sucedido algunas cosas. Churchill se había hecho cargo del Reino Unido y su guerra, y Churchill era franquista, como había sido mussoliniano hasta la entrada de Italia en la guerra. Hubo una correspondencia. La hubo con Roosevelt cuando Estados Unidos estuvo en el conflicto, tras el ataque de Pearl Harbor. Y Franco comenzó a arrojar algún lastre. Ridruejo y Tovar, falangistas y germanófilos (Ridruejo, en la División Azul; Tovar, intérprete de Franco y Serrano con Hitler), despedidos. Y el propio Serrano Suñer. Alfonso XIII abdicó; luego murió, y su hijo, don Juan, comenzó una correspondencia con Franco desde Italia, donde expresaba su admiración a Mussolini, y su adhesión.

En el cine se empezó a hablar de “teléfonos blancos”; las películas donde aparecían estos instrumentos significaban una decoración de lujo, un ambiente “selecto”. Generalmente venían de Italia (¿quién no amó a Alida Valli?) o de Alemania (¿quién no se reía con Heinz Rühman, quién no admiraba a Zarah Leander, la Marlene menor que se quedó con Hitler?). Muchas de las películas españolas se rodaban en Italia y en Alemania. En Berlín hizo Florián Rey una “Carmen” (y “La canción de Aixa”, 1937) con su pareja Imperio Argentína (“Morena Clara” estuvo en el Rialto de Madrid hasta ese año; la quitaron por esa razón, y los “nacionales” la repusieron al entrar); les invitó Hitler a una recepción y tuvo una conversación animada con Imperio. Se dijo que algo más; ella lo negó siempre, pero tuvo un sabotaje cuando, años después, fue a cantar a Estados Unidos. Los productores grandes, en España, fueron Cifesa y Cesáreo González. Los guionistas o directores de mejor calidad fueron Edgar Neville, Enrique Llovet, José López Rubio. Pero nadie quería ir a ver películas españolas.

Quizá los cuatro nombres más populares de España fueron los de Chicote, Jacinto Guerrero, Cesáreo González y ¡Celia Gámez! "La Celia", decía el pueblo (había entrado en Madrid cantando el chotis “Ya hemos pasao”, respuesta al "No pasarán" de Pasionaria). Doña Carmen iba a verla al camerino. Y a Nini Montián (Elena de Ampudia, hija del general).

Las recibía en El Pardo. Otras visitas: doña Ramona, esposa del general Alonso Vega, ministro de Gobernación; la viuda de Pradera. Los amigos del general eran Pedrolo (el almirante Nieto Antúnez, ministro en la transición, dimitió por no admitir la legalidad del partido comunista); para las cacerías, Luis Miguel Dominguín. (A Dominguín no le contrataron en los “sanfermines”, y Franco se rió de él: "No puedes ni ir a Pamplona", le dijo. "Ni usted tampoco, mi general", contestó él, aludiendo a los disturbios de los requetés descontentos).

Los “maquis”, nombre francés para los guerrilleros españoles que mantenían la resistencia armada contra Franco, atacaban en el valle de Arán. Hubo movilizaciones para acudir, si era preciso, a la frontera.

Literatura de las dos Españas: Juan Ramón Jiménez, “España de tres mundos”; Sénder, “Crónica del alba”; Alberti, “La arboleda perdida”; Alberti, “Entre el clavel y la espada”; Cela, “La familia de Pascual Duarte”; Ridruejo, “Sonetos a la piedra”; García Nieto funda “Gracilazo”, revista de una generación elitista, sonetista, pétrea.

Nadie iba al cine a ver “Raza”. Guión de Franco, dirección de José Luis Sáenz de Heredia (luego hizo “Franco, ese hombre”). Sin embargo, este favorito del régimen (uno de los Primo de Rivera) hizo algunas de las mejores películas cuando se le pasó el primer furor; él y Rafael Gil, además de los citados antes.

La guerra: la están perdiendo... ¿Había tenido suerte Franco, había sido extraordinariamente hábil, o capaz de jugar a dos barajas? Los aliados desembarcan en África del Norte (¿consiguió Franco que no fuera en España? ¿Lo consiguió Oliveira Salazar?). Montgomery avanza hacia Egipto, liberación de Leningrado, desembarco en Sicilia, incapacitación y detención de Mussolini (creación del “fascismo republicano”).

Y Franco cambia de estatuto: volvemos a la neutralidad, después de haber pasado por la no beligerancia. Mientras negocia secretamente con los aliados, pronuncia en Sevilla el discurso del “millón de bayonetas” que enviaría para defender Berlín (en el momento oportuno se las enfundó). Siempre trata de favorecer a sus aliados: trata de negociar la paz y comienza ardorosamente a explicar la diferencia entre el comunismo y las democracias: si hubiera una alianza con Hitler, contra Rusia... Es lo último que intentará, después, Rudolf Hess, volando a Inglaterra. Hitler en la Cancillería, sus militares de carrera contra el propio Hitler... Nadie va a caer en esa trampa; pero Franco puede ser útil para el anticomunismo de después. Le felicitan Churchill y Roosevelt. Aun así, hay que retirar los últimos de la División Azul en 1945... Se acabó la guerra...

Todo cambia, el escenario es otro: ya se percibe el saludo fascista, ya se rompen relaciones con Japón, ya se abandona Francia. Se acabaron aquellos amigos. Pierre Laval, presidente del Consejo francés, colaboracionista, se refugia en España, y Franco le entrega al tribunal, que le condenará a muerte y le fusilará. Y a Maurrás, que pasará años en la cárcel.

El hecho de que termine la guerra mundial no significa que termine la posguerra en España: dura ya seis años. Durará mucho más. Únicamente, que se empieza a contar un poco lo que sucede. Lo cuenta Carmen Laforet en “Nada”, la novela que inaugura la gran serie del Premio Nadal, y Buero Vallejo con “Historia de una escalera”: era un pintor comunista condenado a muerte, indultado, y de pronto escritor de teatro (cuando le dieron el Premio Lope de Vega no sabían quién era; me explicó un jurado, Alfredo Marqueríe, que cuando se enteraron quisieron quitárselo, pero ya era imposible). Y una película, “Surcos”, de Nieves Conde. Todas relataban el hambre, el desamor, la desesperanza.

Aún había de llegar la desesperanza definitiva. Al principio de esta guerra civil, Malraux, aviador de la República Española (durante la guerra mundial, combatiente de la Resistencia francesa), había escrito “L'Espoir”; España, alzada contra el fascismo, significaba la gran esperanza de Europa. Ahora, terminada ya la guerra, cambiada la escenografia y los figurines de Franco, algunos de sus hombres, se publicaba un libro anónimo en París (con seudónimo Juan Hermanos) que se titulaba “La fin de l'espoir”. El final de todo: la guerra mundial había fallado, empezaba la guerra fría, y todo seguía igual en la Península. Llevaba prólogo de Jean-Paul Sartre.

1994/06/01

> Berria: Indarkeria > CASO SONIA: LOS SKINS QUE LA MATARON DECLARAN QUE SOLO LE DIERON DOS PATADAS

  • Varios 'skins' admiten que patearon a un travestido que murió en Barcelona
  • El País, 1994-06-01 # Blanca Cia, Barcelona
Sólo le dieron dos patadas. Ninguno calzaba botas militares, sino bambas. No tenían nada que ver con la ideología nazi. "Era la moda", tener banderas con la cruz gamada, ir con la cabeza rapada y saludar con el brazo en alto. Estas afirmaciones las hicieron ayer en la Audiencia de Barcelona algunos de los siete acusados por el asesinato de José Rescalvo Zafra, un travestido de 45 años, conocido como Sonia. Éste falleció como consecuencia de una paliza el 6 de octubre de 1991 en el parque de la Ciutadella de Barcelona. El fiscal y las acusaciones particulares sostienen que los autores son los siete skins de ideología nazi y piden 333 años de cárcel. Sonia murió después de soportar una lluvia de patadas y golpes que le propinaron mientras dormía en el quiosco de música del parque. A su lado, otro travestido logró sobrevivir. Todas las acusaciones responsabilizan de las agresiones a siete jóvenes, cuatro de los cuales tenían entonces 16 años.

Los acusados negaron ayer que formaran parte de un grupo nazi y también rechazaron que la agresión hubiera sido planeada. Sí admitieron haber estado esa noche en el parque y haberse peleado con los dos travestidos. Las defensas insistieron en que sus defendidos se hallaban enajenados por el consumo de droga y alcohol.