- Desvelados por el velo
- La sanción de una escuela contra una profesora musulmana que niega a quitarse el velo en el trabajo reabre el debate
- El Diario Vasco, 2006-10-16 # Iñigo Gurruchaga, corresponsal DV, Londres
Azmi logró el empleo en una entrevista con dos profesores del colegio, una mujer y un hombre. Entonces no lució el velo. La dirección le ha dicho que está autorizada para llevarlo en los pasillos y en la sala de profesores, pero que sus alumnos, de entre 7 y 11 años, necesitan ver sus labios para entender bien lo que dice.
Fue entrevistada el sábado en la BBC. Quizás quitarse el velo ayude, pero aún así no será fácil entenderla. A veces ella tampoco comprendía lo que el conductor del programa, Peter Sissons, le preguntaba con lentitud deliberada. Su inglés es abrupto, sincopado y con errores gramaticales.
El último informe de los inspectores estatales, Ofsted, en febrero de 2006, ofrece un retrato de Headfield School como una escuela en la que el mayor problema es el poco conocimiento del inglés por los alumnos, que en su mayoría son de origen paquistaní o indio, con lengua materna punjabi, gujarati o urdu.
Dewsbury es una ciudad de cincuenta mil habitantes, económicamente en decadencia. El 30% de la población es musulmán. Saville Town, donde está la escuela, es una zona de antiguos inmigrantes para la industria textil. Los barrios de tradición minera son predominantemente blancos.
Su diputado en el Parlamento es Shahid Malik, el primer musulmán nacido en Reino Unido que llega a Westminster. No le apoyó ninguna mezquita. En Dewsbury tiene su sede internacional el movimiento seobandi suní, que postula un Islam puritano y alejado de la política.
Y de un plácido vecindario de Dewsbury con alta densidad de seobandis partió hacia Londres Mohamed Sidiqui Khan, el mayor y posiblemente el cerebro del grupo de cuatro jóvenes suicidas que perpetraron los atentados terroristas del 7 de julio de 2005 en el transporte público de la capital británica. Khan sólo había vivido en Dewsbury unas semanas.
Las dudas sobre el multiculturalismo, vía británica para la coexistencia entre religiones y poblaciones diversas, regresan en los últimos meses a Dewsbury. Y el pleito entre la dirección de la escuela de Headfield y su profesora, Aishah Azmi, se incrusta ahora en el debate provocado por el ex ministro de Exteriores Jack Straw hace una semana.
Comunicaciones
Es diputado por Blackburn, donde cerca del 20% de sus cien mil habitantes, es musulmán y explicó en un periódico local que él pide a las mujeres que visten el hijab, que cubre el rostro salvo los ojos, que se desvelen cuando le visitan en su despacho.
Unas cincuenta personas se manifestaron este sábado frente a su oficina, en el centro de Blackburn. Algunas mujeres gritaban: «El velo es nuestra libertad. El velo es liberación. El velo es elección». Straw dice que cuatro mujeres le visitaron con el velo, y apoyaron su demanda o al menos el derecho a plantear la petición tal como él lo hace. Le han apoyado Tony Blair y el presidente del Comité para la Igualdad Racial. También musulmanes moderados. A Straw le ha condenado un dirigente conservador, Oliver Letwin, adoptando una posición similar a la del profesor de Oxford, Timothy Garton Ash, que ha escrito en el liberal The Guardian que «en un país libre la gente puede vestir lo que quiera o decir lo que quiera, si no pone en peligro la vida o la libertad de otros». George Galloway, líder de Respect, una coalición de trostkistas y musulmanes que ganó un escaño en el este de Londres en las últimas elecciones, se ha mofado de todo. Una periodista de la BBC le dijo que lo de Straw tenía sentido. «Alguien que trabaja en la radio», se rió Galloway, «diciendo que es mejor verse la cara para comunicarse».
Ayer, un viceministro del Gobierno de Blair, Phil Woolas, afirmó que la profesora de Dewsbury, con su insistencia en ponerse el velo donde hay hombres, incumple normas que prohíben la discriminación sexual y debe ser despedida.
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- Una empleada 'crucifica' a British Airways
BA niega la suspensión y dice que todo está pendiente de un tribunal interno. Alega que su política sobre uniformes obliga al personal a no mostrar objetos de joyería. Eweida puede llevar el crucifijo, pero no debe mostrarlo. Aunque se permiten otros objetos, como turbantes o brazaletes, si son muy complicados de ocultar bajo la ropa.
Anne Widecombe, la política conservadora que ingresó en la Iglesia Católica tras abandonar la anglicana cuando ésta aprobó la ordenación de mujeres, pidió ayer un boicot a la compañía. El portavoz de la diócesis de Bath y Wells, John Andrews, dice que «BA está siendo extremadamente ofensiva con los miembros de la fe cristiana».