- Agresiones sexuales en Bayona
- Se elevan a cinco las denuncias por violación presentadas durante las fiestas de Bayona
- Se sospecha que a tres de las víctimas les suministraron una droga que les provocó amnesia. Se investigan varios casos más de agresiones sexuales.
- El Diario Vasco, 2006-08-10 # I. Ibargoien, DV, Bayona
El número de jóvenes que han sido violadas durante las recientes fiestas celebradas en la ciudad vascofrancesa de Bayona no son dos como en un primer momento reconocieron fuentes oficiales, sino cinco. Se sospecha que a tres de las víctimas les suministraron una droga. Todas las agresiones se perpetraron en la madrugada del domingo. En el balance efectuado por el alcalde de la ciudad, Jean Grenet, el mandatario municipal admitió la existencia de dos agresiones sexuales, a las que ahora hay que sumar las de otras tres jóvenes de entre 20 y 25 años.
Fuentes consultadas afirman que tres de las víctimas, que permanecen en observación en el Hospital de Bayona, presentan una amnesia en torno a los hechos que acontecieron la noche en que fueron agredidas. Su recuerdo se circunscribe exclusivamente al bar en el que tomaron la última consumición y posteriormente al lugar en el que recobraron la consciencia. Las tres jóvenes despertaron lejos de los lugares que habían frecuentado la noche de los hechos. Una de ellas, incluso, apareció en Biarritz. Asimismo, las víctimas, que no tienen ninguna relación entre sí, manifestaron que tras despertar sintieron un fuerte dolor en la vagina.
Este episodio repetitivo de la amnesia hace sospechar a los médicos que las tres jóvenes pudieron estar bajo la influencia de la droga GHB, conocida como la pastilla de los violadores. Los resultados de los análisis a los que las chicas han sido sometidas, que no se conocerán hasta dentro de tres semanas, confirmarán la presencia o no de esta u otra sustancia estupefaciente que les hubiese sumido en un estado de inconsciencia, durante el cual fueron sexualmente agredidas.
Piden testigos
Fuentes del hospital han señalado que, de momento, son cinco las violaciones confirmadas, si bien admiten que se han atendido «bastantes más» casos de agresiones de índole sexual. Todos están siendo examinados para determinar si se tratan de violaciones o no. Muchas de las jóvenes coincidieron en relatar el mismo episodio de amnesia y tener la sensación de que habían sido agredidas. De momento, ninguna de ellas ha presentado denuncia, pero podrían hacerlo en los próximos días, ya que como sucedió el pasado año, las víctimas esperaron unos días antes de formalizarlas.
Por su parte, la joven de 16 años que fue hallada errante en las inmediaciones del Ayuntamiento de Bayona, en mal estado tanto físico como psicológico tras haber sido víctima de una violación, continúa aún bajo el shock de lo vivido. Las brigadas de menores encargadas de tomar declaración no han podido aún obtener ningún testimonio de ella. Las autoridades han solicitado la ayuda de posibles testigos que el domingo, hacia las seis de la mañana, vieron o escucharon algún tipo de agresión o altercado en la esquina de las calles Thiers y Bernède.
De momento, la Policía ha abierto la investigación con la finalidad de esclarecer todas las agresiones, pero lo cierto es que no cuenta con demasiados elementos de prueba, ya que todas las víctimas, a excepción de la joven violada por dos hombres en las inmediaciones de la estación del tren, padecen del mismo episodio de amnesia.
Por su parte, los colectivos de mujeres creen que «está saliendo a la luz» algo que ya se sabía y recuerdan que según las estadísticas, en Francia, únicamente una de cada ocho violaciones son denunciadas.
Caída desde la muralla
Además de las violaciones y el joven que resultó herido por arma blanca, en la madrugada del domingo se produjo también otro trágico episodio. Un hombre de 31 años, originario de la región de Lot y Garona, cayó desde lo alto de las murallas y sufrió lesiones de carácter gravemente. Según el último parte médico, el joven ha perdido la movilidad de las piernas y corre el riesgo de quedar parapléjico.
Hace dos años, también durante las fiestas de Bayona y prácticamente en el mismo lugar, una persona falleció tras sufrir una caída.
- «No vayáis por calles oscuras»
- Los bayoneses siguen sobrecogidos por las violaciones y echan la culpa a la masificación de las fiestas
- El Diario Vasco, 2006-08-10 # Juanma Velasco
Todavía sigue en pie parte de la iluminación y banderolas que hace apenas cuatro días decoraba las calles de Bayona. En el suelo, confetis y serpentines de papel son el rastro de cinco días de desenfreno en la ciudad. Pero este año las fiestas de Bayona han vuelto a dejar un sabor amargo entre los vecinos de la ciudad y sus visitantes. Las cinco denuncias por violación a jóvenes han vuelto a poner a las fiestas que cada año inaugura el Rey León en el punto de mira.
«Estamos sobrecogidos, inquietos... Le ha podido pasar a cualquier chica», se lamenta Sandrine, de 35 años, comerciante de una de las calles más céntricas de la ciudad por donde ayer paseaban cientos de bayoneses y turistas.
Pero ¿Qué ocurre en las noches de fiestas de Bayona? El año pasado se denunciaron otros cinco casos de agresión sexual y un joven de 19 años falleció tras caer de un puente, en una apuesta entre amigos. Este año, el balance de agresiones y violaciones trae de cabeza a vecinos y autoridades. ¿Son peligrosos los festejos de Bayona? Pocos quieren enfrentarse a la respuesta y echan balones fuera con referencias a las fiestas de «otras ciudades vecinas».
Según datos oficiales, más de un millón de personas han llenado este año las calles de la ciudad bañada por los ríos Adour y Nive. «Cada año viene más y más gente. La fiesta se ha masificado con jóvenes visitantes de otras regiones de Francia y turistas -algunos de este lado de la muga- que acuden a pasar unas noches de desenfreno y alcohol», asegura Sandrine. La comerciante es madre de una hija de 12 años, que este año «felizmente» ha pasado las fiestas junto a ella.
Psicosis en la ciudad
La dueña del quiosco de prensa más próximo al Ayuntamiento, en cambio, se cuidó mucho de avisar a su hija de 17 años que «estuviera siempre con el grupo de amigas y que, si en algún momento se quedaba sola, llamara por el teléfono móvil». Con una expresión entre el horror por lo ocurrido y el alivio porque su hija escuchara sus consejos, opina que «hay gente que viene a las fiestas a hacer mal». Desde su atalaya, no hay momento que un cliente no le haya recordado estos días la «mala suerte» que tuvieron las cinco chicas violadas durante el fin de semana. La psicosis se ha adueñado de la ciudad.
Loirie y Sandrine, dos hermanas de 17 y 19 años de la vecina Peyhorade, se confesaban «impactadas» y tachaban de «inaceptables» los casos de agresiones ocurridos. A pesar de todo, la más joven de ambas no se ha perdido ninguna noche de fiesta. «Mis padres siempre me dijeron que tuviera cuidado y que evitara las calles oscuras o sin luces», afirma la joven, que no se separó del grupo de chicas con los que había quedado para faire la fête.
En la aventura nocturna de estas dos hermanas, que no corrieron «ningún peligro», se toparon con «peleas y broncas entre chicos que habían bebido demasiado, gente durmiendo en cualquier esquina y en los jardines. Mucha gente pierde los papeles por la noche». También presenciaron escenas similares Tifain, Julie e Indiana, todas ellas de 18 años. Veranean cada año en la ciudad y en esta ocasión sus padres les permitieron descubrir «lo populares que son las fiestas de Bayona».
Ambas, pasaron horas y horas en la zona conocida como Petit Bayonne, donde se concentran la mayoría de bares de ambiente para jóvenes durante las fiestas. Lo que durante los cinco días de fiesta -del 2 al 6 de agosto- han sido calles repletas de gente joven, ayer apenas acogían a perdidos viandantes. Un veterano comerciante de Petit Bayonne achacaba las agresiones y violaciones a la masificación de la fiesta. «Si en cinco días se junta más de un millón de personas, es probable que en todo ese mundo haya algún criminal», aseguraba.
Este comerciante, conocedor de las grandes fiestas de ambos lados de la muga, considera que «en los últimos años cada vez vienen más jóvenes de entre 18 y 22 años de todas partes de Francia con el único objetivo de beber alcohol y tomar drogas. Son jóvenes que no participan en los actos tradicionales de la fiesta. Llegan, se alojan en un camping o duermen en cualquier lugar de la calle». En su opinión, la medida de restringir la venta de alcohol y su consumo en la calle a determinadas horas de la madrugada aplicada en estos dos últimos años «está muy bien».
Sandrine, comerciante del centro, vería con buenos ojos añadir «la presencia de Policía de paisano, de blanco y con pañuelo rojo, para evitar las agresiones».
- Análisis: Extrañas pulsiones
- El Diario Vasco, 2006-08-10 # Alberto Moyano
Adscrito a la doctrina del sargento de La chaqueta metálica, según la cual, el culpable del robo en una taquilla no es el ladrón sino el recluta que se la deja abierta, el alcalde de Bayona, Jean Grenet, zanjó el año pasado el caso de las violaciones durante las fiestas -primero dijeron que dos, ahora resulta que fueron cinco- con el argumento de que no se puede ir por ahí provocando. Doce meses después, las denuncias por violación han vuelto a ser cinco, con la incorporación de drogas psicotrópicas en algunos casos. Y es una pena que todo esto suceda precisamente en el país que más toneladas de estudios, ensayos, análisis y panfletos ha dado al mundo en torno al tema de la fiesta como ruptura de la cotidianeidad y bla, bla, bla.
El tema daría para varias tesis de psicología social porque lo cierto es que en materias de sucesos escabrosos, el País Vasco francés se sitúa a la altura de Galicia o incluso Levante, lo cual ya es de por sí una enormidad dada las diferencias de población. En todo caso, algo huele a podrido en La France. La aparente vida inane que preside estas apacibles poblaciones vascofrancesas parece ocultar unas pulsiones inconfesables que estallan bajo el amparo generoso de la fiesta. Lo dicho: una pena porque la libertad es para todos -incluidas las jóvenes que se suman al jolgorio- o no es para nadie. «No entiendo cómo una joven de dieciséis años puede estar en la calle a esas horas», se preguntaba ayer un tal Jean Pierre desde las páginas de este periódico, obviando la cuestión de qué hacen los violadores «en la calle, a esas horas». A día de hoy, no hay noticia sobre los presuntos autores de los cinco abusos sexuales que se denunciaron el año pasado. A ver si este año hay más suerte. Más que nada, pensando en las fiestas de 2007.