Tribuna: ¿Se acercará el Papa en su visita a Valencia a las "nuevas" familias?
La verdad del matrimonio
El País, 2006-07-02 # Jesús de las Heras Muela · Director de la revista Ecclesia
El próximo sábado día 8 de julio, el papa Benedicto XVI viajará hasta Valencia para la clausura del V Encuentro Mundial de las Familias (V EMF). Más de un millón de personas se encontrarán con él, más los otros muchos millones que lo harán a través de los medios de comunicación social. Benedicto XVI llega a España en pleno proceso de consolidación de su pontificado y de su figura y en un momento social y cultural bien oportuno. Su primer año de ministerio apostólico petrino ha sido calificado, con razón, como "luminoso y sereno", "apacible y firme". Su buen hacer, su estilo propio y libre, su moderación, su sencillez, su lucidez y su bondad han ido desvaneciendo, como si de un castillo de naipes se tratase, todos los tópicos, insidias y estereotipos vertidos sobre él en los días previos y posteriores a su elección papal del 19 de abril de 2005 y durante sus años como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La oportunidad -que para los creyentes es providencial- de su visita al V EMF de Valencia viene avalada por la actual situación de debilitación y fragmentación de la verdad del matrimonio y de la familia, que se vive en España y en otros países de Occidente, ante conocidas legislaciones y climas dominantes de opinión que yuxtaponen y hasta contraponen al auténtico modelo matrimonial y familiar con otras formas de unión y de convivencia.
Los EMF son eclesiales convocados por el Papa cada tres años, en los que las familias se encuentran como Iglesia doméstica y santuario de la vida para orar, dialogar y profundizar en temas de actualidad y para conocer y compartir el papel de la familia cristiana en orden a la nueva evangelización. Los EMF nacen, con Juan Pablo II, en 1994 y han recorrido etapas en Roma -1994 y 2000-, Río de Janeiro -1997- y Manila -2003- antes de su llegada a Valencia.
Con fecha 17 de mayo de 2005, Benedicto XVI confirmaba la convocatoria de esta magna cita de las familias en Valencia. Lo hacía con estas palabras: "Todos los pueblos para dar un rostro verdaderamente humano a la sociedad no pueden ignorar el don precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio. La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio para toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, es el fundamento de la familia, patrimonio y bien común de la humanidad. Así pues, la Iglesia no puede dejar de anunciar que, de acuerdo con los planes de Dios (Mt 19,3-9), el matrimonio y la familia son insustituibles y no admiten otras alternativas".
Benedicto XVI, fiel a su lema "Cooperadores de la Verdad", viene, pues, a Valencia a hablar y a celebrar la verdad del matrimonio y la familia. No es una verdad contra nadie. Es una verdad, que, nacida del designo de amor de Dios, se halla inscrita en el corazón del ser humano y en la misma ley natural. Es una verdad asumida y refrendada por el cristianismo, que la eleva a la categoría de sacramento a través del matrimonio canónico.
La verdad del matrimonio y de la familia es imagen del Dios que es amor y "se ha hecho realidad en la historia de la salvación, en cuyo centro están las palabras 'Dios ama a su pueblo". La revelación bíblica es "expresión de una historia de amor, la historia de la alianza de Dios con los hombres; por eso, la historia del amor y de la unión de un hombre y de una mujer en la alianza del matrimonio pudo ser asumida por Dios como símbolo de la historia de la salvación".
La hora actual de nuestra sociedad hace más necesario que nunca predicar esta verdad del matrimonio y de la familia ante su creciente y legalmente amparado oscurecimiento. Entre sus causas se hallan el agnosticismo, el relativismo, el desarraigo, una concepción anárquica de la libertad y, en definitiva, la trivialización del ser humano en su totalidad y dignidad. La Iglesia, fiel a su misión de luz de las gentes y de sal tierra, debe proponer la verdad ante tanta fragmentación, la fortaleza de las razones ante la debilidad de los hechos y de las modas, que desfiguran y adulteran esta verdad. Así sucede con las falsas concepciones del matrimonio y de la familia que no respetan el proyecto originario de Dios ni la ley natural. Algunas de sus nuevas formas son desconocidas en las culturas e historia de los pueblos y alteran y cercenan su naturaleza específica y exclusiva.
Por ello, la verdad del matrimonio y de la familia, que afecta a creyentes y a no creyentes, obliga a evitar "la confusión con los demás tipos de uniones basadas en el amor débil. Sólo la roca del amor total e irrevocable entre el hombre y la mujer es capaz de fundamentar la construcción de una sociedad que se convierta en una casa para todos los hombres". Y es que las diversas y aludidas formas actuales de disolución del matrimonio -las uniones libres, el matrimonio a prueba, el seudomatrimonio entre personas del mismo sexo- "son expresiones de una libertad anárquica, que se quiere presentar erróneamente como verdadera liberación del hombre".
La verdad del matrimonio y de la familia -sentido de la visita papal a Valencia- necesita también de las familias cristianas. Su testimonio, su unidad y los reclamos de sus justos derechos serán además el mejor argumento y su mayor fuerza ante las autoridades y los legisladores para que preserven y protejan a la familia como patrimonio de la humanidad y como lo que la familia es: la fragua de una sociedad mejor. Y la Iglesia, con su pastor supremo a la cabeza, debe contribuir a ello, también con acontecimientos como el V EMF de Valencia, que ya ha comenzado y que ya espera anhelante a Benedicto XVI. Necesitamos, pues, esta visita papal. La necesita la verdad de la familia.