- Centenario Luchino Visconti
- ‘Ossesiones’ de un aristócrata
- El Cultural, 2006-11-02 # Sergi Sánchez
1.- La ópera flotante. Según Visconti, la ópera era “la forma más completa de espectáculo, donde se mezclan palabras, canto, música y escenografía”. Aunque aún no había montado ninguna al realizar Senso, Visconti no negaba sus influencias: de hecho, confesó que la hizo impulsado por una representación de Il trovatore, y así es como empieza el film, en el teatro de
2.- La estética del crepúsculo. “Quien ha contemplado la belleza con sus propios ojos está consagrado ya a la muerte”. Esa cita de Platón, recogida por Thomas Mann en Sobre el matrimonio, sirve para entender el ideal estético en el que Visconti creyó hasta su muerte. Más allá de la apariencia homosexual del deseo de Von Aschenbach en Muerte en Venecia, acentuada por el melancólico patetismo de la interpretación de Dirk Bogarde, lo que permanece en él, lo que le hace estar vivo, es su fascinación por una belleza perdida, encarnada en un efébico y perturbador adolescente cuya seductora indiferencia hiere el cruce de miradas que mantiene con un viejo compositor, que podría ser una reedición del príncipe Fabrizio de Salina de El Gatopardo. El encuentro con la belleza es el instante de revelación que nos prepara para desaparecer.
3.- ¿lucha de clases? El 12 de mayo de 1946 Luchino Visconti publicaba un artículo en ‘L'unità’, órgano oficial del Partido Comunista Italiano (PCI), titulado ¿Por qué votaré por el Partido Comunista?. “Siento vivo el fermento del comunismo a impulsar al artista hacia la realidad”, decía, “a reflejar la vida más auténticamente, a conocer y exaltar el sufrimiento del hombre”. Aunque después del estreno de El Gatopardo, su relación con el Partido (que, por ejemplo, había financiado parcialmente La terra trema) fue cada vez más fría, justamente cuando éste ganaba posiciones de poder en Italia, provocando su distanciamiento con Guido Aristarco, de la revista ‘Cinema Nuovo’, su mayor defensor entre la crítica de su país, Visconti supo localizar los males de la sociedad de su tiempo en una burguesía resistente al cambio. Conocedor de los sueños del proletariado (esa Anna Magnani obsesionada por convertir a su hija en una actriz precoz en Bellisima) y capaz de filmar la crónica de su desencanto (Rocco y sus hermanos), Visconti retrató a las clases altas, a las que pertenecía por linaje, con la implacable severidad de quién se siente identificado con su caduca indolencia.
4.- Las rupturas de la historia. Visconti siempre se mostró especialmente interesado por los momentos de cambio histórico, por esos acontecimientos-bisagra que aceleran la metamorfosis social. El Risorgimento, que acabaría con la unificación de Italia bajo el reinado de Víctor Manuel II, ocupa un lugar privilegiado en Senso y El Gatopardo. Se escuchan los ecos de la guerra de Argelia en El extranjero. Ludwig no pudo evitar la desaparición del estado de Baviera, absorbido por el poder de Bismarck. El advenimiento del nazismo, según él “la última fase del capitalismo”, desata La caída de los dioses. El mayo del 68 late bajo las vigas de Confidencias. El curso de
5.- La familia será disfuncional. O no será. El título inglés de Confidencias es Conversation Piece, esos cuadros británicos del siglo XVIII que representan a familias de la alta burguesía y que colecciona el profesor (Burt Lancaster). En cierto modo, la mayoría de sus películas rascaban la pintura de esas ‘conversation pieces’ para enseñarnos lo que hay debajo. La fascinación que Visconti sentía por su madre y por la unidad familiar, siempre sometida a la presión de un exterior hostil y revolucionario, está presente en toda su obra, desde Rocco y sus hermanos, con esa ‘mamma’ del sur de Italia, interpretada por una desmedida Katina Paxinou, hasta Confidencias, en la que la familia Brumonti empieza a reprocharse sus debilidades y egoismos en una cena organizada en su honor. ¿Qué es La caída de los dioses sino el retrato en negativo del desmembramiento de la podrida institución familiar, prológo inevitable a la llegada de un nazismo travestido en locura? Locura de la que no se libra la pareja protagonista de Sandra, ensombrecida por el fantasma del incesto.
6.- La exquisita decadencia. En Muerte en Venecia, el pálido rostro maquillado de Von Aschenbach, barrido por la tristeza insistente de