- El armario y los salidos
- Libertad Digital, 2002-11-23 # Pío Moa
A la exhibición de la homosexualidad se le llama “salir del armario”. Recientemente “salieron” algunos personajes, como el ex ministro sociata Jerónimo Saavedra. La verdad es que la cosa no tendría por qué importarle más que a él y a sus “colegas”. Lo que sí nos importaría a los demás es, por ejemplo, si el ex ministro se ha dedicado a promocionar a buenos puestos en hospitales, o en
Pero, lejos de ello, pretenden cerrar la boca a los demás, con acusaciones de “homofobia” y verdadero chantaje, amenazando incluso a los homosexuales discretos con ponerlos en la picota si no siguen su ejemplo de “salir del armario”. Con motivo de cosas parecidas patrocinadas por Ruiz Gallardón para la enseñanza de los niños, me comentaba un taxista: “¡Ya ve usted, los maricones nos quieren educar y quieren educar a los chicos!” Pues no.
La sexualidad debería ser un asunto personal y particular, porque afecta a la intimidad. Tradicionalmente venía protegida por el sentimiento del pudor, pero en la sociedad actual ocurre todo lo contrario. El pudor se ha convertido en un tabú, y el exhibicionismo se extiende desde las calles, de aspecto prostibulario gracias a la proliferación de anuncios llamados eróticos, hasta el interior de los hogares, donde la televisión de Guerra y Calviño introdujo el ambiente del burdel, en su afán por “dejar España que no la reconozca ni la madre que la parió” (y desde entonces la cosa ha ido a peor). No es difícil ver por qué ocurre esto: la explotación del sexo, lo que tradicionalmente se llamaba puterío, se ha convertido en un negocio gigantesco, uno de los que mueven más dinero, desde la prostitución pura y simple al turismo sexual, pasando por todo tipo de espectáculos, publicidad, prensa del corazón, publicaciones para adolescentes, etc.
En la exhibición homosexual interviene el negocio, por supuesto, pero también otro sentimiento más turbio: la necesidad de muchos, que no asumen su tara, por verla lo más extendida y abierta posible: mal de muchos, consuelo de tontos.