- Reportaje: Diccionario "sexista" de la lengua
- Un nuevo estudio denuncia que persiste el machismo en la última edición del manual de la Real Academia Española
- El País, 2004-11-10 # Charo Nogueira, Madrid
"Huérfano, na. Dicho de una persona de menor edad: a quien se le ha muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre". Esta entrada que adjudica una mayor orfandad a quien pierde al padre en lugar de a la madre es una de las que disgustan especialmente a Eulàlia Lledó, experta en rastrear la discriminación tanto en el español como en el catalán. "Es un ejemplo de la mirada masculina con la que está hecho el diccionario de la Real Academia Española y que en ocasiones lleva a sus redactores a ser sexistas o incluso ofensivos hacia las mujeres", sostiene la experta, que firma la obra con las también filólogas María Ángeles Calero y Esther Forgas.
Existen más ejemplos: "Padre. Varón o macho que ha engendrado". "Madre. Hembra que ha parido". "¿Por qué no ponen mujer o hembra"?, se pregunta la experta. "Aquí, la academia incurre en sexismo porque quiere, no porque lo exijan las convenciones lexicográficas. El diccionario y casi cualquier documento son androcéntricos, porque eso es lo que hay en el aire", reflexiona. "No queremos censurar el diccionario, pero sí que evite el sexismo y que introduzca una nota pragmática advirtiendo de que un término, como por ejemplo hijo de puta, es sexista. Así lo hacen los ingleses", plantea Lledó.
Esta filóloga es una experta en poner en solfa el diccionario de la Real Academia Española. A instancias del Instituto de la Mujer, fue una de las autoras de un primer estudio sobre la 21ª edición del manual del idioma editada en 1992. Aquel trabajo, publicado en 1998 con el título Lo femenino y lo masculino en el Diccionario de la lengua de la Real Academia Española criticaba el machismo del manual. Un par de años después, la Academia pidió a Lledó, Calero y Forgas que elaboraran informes "sobre los cambios necesarios para eliminar el sexismo, el racismo y la homofobia", relata la primera. Realizaron un total de 16 trabajos en los que analizaron 27.353 entradas (el diccionario tiene algo más de 80.000), propusieron modificar 3.194 e incorporar 33, entre ellas el término monoparental (familia encabezada por un adulto). También plantearon la inclusión en el término género una acepción referida a la construcción cultural sobre el papel de la mujer.
En 2001, cuando salió a la calle la 22ª edición del diccionario con 40.000 novedades, las expertas comprobaron que no se habían atendido "casi ninguna de las sugerencias formuladas". El Instituto de la Mujer les encomendó un nuevo estudio del manual ahora vigente que incluyó términos nuevos como prostituto o maruja.
Las expertas observan algunas mejoras frente a la edición anterior, aunque en general se trata de "cambios tímidos y nunca sistemáticos", según Lledó. Un avance es el aumento de los ejemplos en los que se alude a las mujeres. "En la edición de 1992, sólo en el 11,1% de los que incluían a personas se referían a mujeres. Nosotras recomendamos que fueran la mitad. En la edición actual han aumentado a 236 y son el 16,4%", detalla. "En el diccionario anterior no había ningún ejemplo sobre mujer inteligente. En el actual hay dos", prosigue. A juicio de Lledó, la visión androcéntrica del manual supone que se vea a las mujeres con el prisma de los tópicos. En tres de cada diez ejemplos femeninos nuevos se alude a las mujeres por sus relaciones de parentesco, sobre todo con los hombres.
En su estudio, las tres filólogas han analizado también 1.586 entradas que se refieren a mujeres o sujetos femeninos (se han cambiado 488), y también los artículos sobre profesiones. Igualmente han observado el tratamiento de la homosexualidad, "con absoluta mojigatería" y el punto de vista católico, que se traduce "en la cantidad de monjas que salen", dice Lledó.
La filóloga desconoce si el sexismo del diccionario tiene relación con la escasa presencia femenina en la Real Academia Española: 38 académicos y tres académicas.