- Uganda excluye a los homosexuales en su estrategia contra el SIDA
- Afrol News, 2006-04-07
En un bar de karaoke mal iluminado, en un suburbio de Kampala, capital de Uganda, Crystal Namanya imita al canción “Get into the groove”, de Madonna, siguiendo la letra en una pantalla de televisión. Su actuación está acompañada de los aplausos y gritos de sus colegas de diversión nocturna. Pero esta no es una noche normal de karaoke. Casi toda la gente en el bar es homosexual, algo que muchos ugandeses consideran "no africano" y "no cristiano".
En 2005, la policía visitó este bar varias veces. Pero ahora es uno de los pocos lugares donde hombres y mujeres homosexuales de la ciudad se sientes seguros. La homosexualidad se ve acompañada de un gran estigma en la conservadora Uganda. La sodomía - "un acto en contra de la naturaleza" - puede conllevar la cadena perpetua.
Muchos ugandeses prefieren fingir y decir que las minorías sexuales no existen, una creencia extendida entre todas las clases sociales. "Nos hacen sentir como si no tuviésemos el derecho de existir", lamenta Crystal. "El día que descubres que eres homosexual, lo pierdes todo - la gente te ve como si estuvieses enfermo, otros dicen que estás hechizado".
Como consecuencia fatal del rechazo a la existencia de la homosexualidad en Uganda, el programa nacional de lucha contra el VIH/SIDA no toma en cuenta a las minorías sexuales, a pesar de la evidencia científica de que los homosexuales son altamente susceptibles a la transmisión del HIV.
El informe de ONUSIDA, "SIDA y hombres que tienen sexo con hombres", del año 2000, puntualiza que el riesgo de transmisión de VIH a través del sexo anal desprotegido es "varias veces más alto que la siguiente categoría de más alto riesgo".
La política de la hipocresíaNadie sabe cual es la tasa de prevalencia de VIH entre los hombres homosexuales, ya que no existen estadísticas al respecto en Uganda.
"No hay mención a homosexuales o lesbianas en la estrategia nacional, porque la práctica de la homosexualidad es ilegal", explica James Kigozi, portavoz de la Comisión de SIDA de Uganda. "Estos dos grupos (homosexuales y lesbianas) están marginados o las cifras son irrisorias".
El ministro ugandés de Sanidad, Jim Muhwezi, insistió recientemente que el abordaje ugandés atiende adecuadamente a todos los grupos en el país, incluyendo homosexuales: "Ellos no merecen un mensaje especial. Ellos no deberían existir y esperamos que no existan. Si existen, entonces están cubiertos bajo la triple acción ABC (abstención, fidelidad y preservativo), y deben atenerse a ello".
Un médico ugandés que, en los últimos tres años, trabajó de lleno con las minorías sexuales, dice, bajo anonimato a PlusNews que tiene la certeza de que prevalencia de VIH entre los homosexuales es varias veces superior a la media nacional de 6 por ciento.
"En Uganda, cuando se descubre que alguien es seropositivo no nos preguntamos sobre su comportamiento sexual, teniendo así una supuesta estadística para una población heterosexual", puntualiza. Muchos hombres homosexuales desconocen los riesgos de contraer infecciones a través del sexo desprotegido.
El médico defiende que esta ignorancia se debe a "la política de hipocresía" sobre la existencia de homosexuales, de ahí que incorporarlos equivaldría a admitir su existencia. "Hay hombres homosexuales en Uganda, son un grupo más vulnerable que cualquier otro, y por esto necesitan ser educados", subraya.
Joel, de 20 años, homosexual de Kampala, dice que "algunos muchachos creen que acostarse con un hombre es seguro, porque todos los carteles de publicidad en la ciudad muestran parejas heterosexuales, con mensajes... no se dice nada sobre si las parejas homosexuales deben usar preservativo, de modo que piensan que es más seguro acostarse con otro chico que con un chica".
En una pizzería 'gay-friendly' en el centro de la ciudad, Joel relató la confusión de descubrir su sexualidad a los 14 años. Desde entonces, su padre le obliga a hacerse pruebas de sangre cada mes. La actitud de su padre se hizo más liberal después de vivir en Reino Unido.
Joel reconoce sentirse afortunado por contar con el apoyo moral y financiero de su familia, lo cual ha minimizado el riesgo de convertirse en seropositivo. Muchos de sus contemporáneos homosexuales no tuvieron la misma suerte. Marginados por sus familias y despreciados por la sociedad, venden sus cuerpos, engañados por la sensación de seguridad de los carteles de la campaña anti-SIDA.
Reacios a contar a alguien los posibles síntomas de infecciones de transmisión sexual por tener que enfrentarse a interrogatorios sobre su orientación sexual, muchos homosexuales y lesbianas dicen que no tienen elección ni oportunidad de ser honestos sobre su sexualidad.
Pocas alternativasEl informe de ONUSIDA apela a los gobiernos a adoptar un abordaje no discriminatorio en relación con las minorías sexuales, pero Beatrice Were, analista política en ActionAid, opina que tal abordaje nunca fue adoptado en Uganda.
"Nuestras manos están atadas a las espaldas por las leyes", dice. En 2005, el parlamento ugandés aprobó una enmienda a la Constitución para prohibir los matrimonios homosexuales.
Were admite que los prejuicios entre las ONG significa que estas tampoco atienden a las minorías sexuales. "Muchos de nosotros no practicamos lo que predicamos. Además no resolvemos nuestros propios recelos y estigmas y por ello somos parciales en las acciones de prevención", añade.
El resultado es que a los hombres homosexuales y lesbianas se les ha negado el asesoramiento o el tratamiento. "Ahora tenemos que ser honestos con nosotros mismos y hablar sobre las minorías sexuales", concluye.