1977/09/28

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  • "Dignitat", una alternativa para homosexuales católicos
  • El País, 1977-09-28 # Lola Galán
El 12 de diciembre de 1973 un jesuita catalán, Salvador Guasch, decidió, en un arranque de sinceridad, declarar su condición de homosexual ante dos conocidos siquiatras. La Compañía de Jesús dio órdenes de que fuera internado y examinado en un instituto siquiátrico, cosa que se hizo inmediatamente. Salvador Guasch permaneció encerrado escasos días y al salir había madurado su idea de organizar un centro de acogida y protección a todos los elementos marginales de la gran ciudad.

De este inicial impulso de un hombre surge Dignitat, la otra gran organización de homosexuales que existe en Catalunya junto al Front d'A lliberament Gai de Catalunya, aunque mucho menos radical y casi exclusivamente centrada en acoger a homosexuales católicos. La tarea reivindicativa de Dignitat, que nació dependiendo del centro de potencial humano, se reduce casi exclusivamente a una dura condena a la Iglesia, y una petición clara a la sociedad de admisión y comprensión. Dignitat carece de presupuestos políticos, y el profundo contenido católico del grupo hace que sus miembros se dediquen a cuestionar preferentemente la actitud de los católicos hacia el problema gai.

«Afirmamos que el correcto desarrollo del propio potencial sexual ayuda a las personas a ser más humanas y felices. Por ello creemos que las personas deben tener la oportunidad de descubrir, definir y vivir racional y dignamente su identidad sexual.»

Dignitat traduce de alguna forma a la realidad española el intento norteamericano del padre Jhon McNeil: Dignity, presente en numerosos estados de los EEUU. De ahí que se haya destacado como uno de los más fervientes defensores de la difusión del libro del jesuita norteamericano «La Iglesia y el homosexual», actualmente con grandes dificultades ante la Iglesia.

El difícil equilibrio entre homosexualidad e Iglesia se mantiene, sin embargo, durante los últimos años y para Dignitat precisamente porque la homosexualidad es un don de Dios, es inadmisible la actitud de la alta jerarquía eclesiástica, a la que denuncia repetidas veces: «Denunciamos a la Iglesia que oponiéndose al diálogo sobre la homosexualidad quiere continuar manteniendo una moral inadecuada y decadente. Denunciamos a la Iglesia como responsable de muchos suicidios de homosexuales que no encontraron la comprensión, la orientación, el consuelo y el apoyo que en vano buscaron de confesionario en confesionario. Porque obligando a los sacerdotes y religiosos homosexuales a esconder su identidad les obliga a mentir y a vivir en la hipocresía tan condenada por Jesucristo.»

Homosexualidad en familia
Dignitat mantiene contactos con numerosos grupos gai, y en concreto con el FAGC, aunque manteniendo posturas radicalmente diferentes. El apoliticismo de Dignitat se complementa con una falta general de beligerancia en sus críticas, con una tendencia a la moderación que no supone, sin embargo, reducción alguna en la eficacia de su labor, desarrollada a través de charlas, coloquios, conferencias, pretendiendo siempre en última instancia una toma de contacto con las gentes afectas por la dificultad de asumir una personalidad homosexual en nuestra sociedad. La labor de este grupo católico se ha centrado también en los familiares de homosexuales para hacerles comprender de una manera clara el derecho de cada individuo a desarrollar su propia sexualidad, sea la que sea, porque sólo en una sociedad capaz de funcionar sobre planteamientos libres es posible la existencia de hombres felices y humanamente sanos.

Dignitat ha pretendido a lo largo de su existencia «que el homosexual tenga conciencia de su dignidad como hombre y como cristiano y de la necesidad que tiene de liberación personal de sus propios prejuicios y de los prejuicios de los demás».

Una de las preocupaciones constantes de esta organización ha sido la de mantener contactos con los diferentes grupos de homosexuales en España y en el extranjero para intercambiar experiencias y mantener una comunicación especialmente valiosa entre personas que sufren una marginación tan dura.