1999/01/24

> Iritzia: Camilo Valdecantos > REPLICA AL GRUP DE LESBIANES FEMINISTAS POR LA CRITICA A UNA INFORMACION SOBRE BILLIE JEAN KING

  • Los labios de las gallinas
  • El País, 1999-01-24 # Camilo Valdecantos, El Defensor del Lector
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Y un último asunto: el Grup de Lesbianes Feministes, de Barcelona, se queja ante el Defensor de una información publicada el pasado día 14 en la sección de Televisión y Radio con el título Una jugadora marcada por el escándalo, que anunciaba la emisión en Canal + de un reportaje sobre la tenista norteamericana Billie Jean King, que en los años sesenta y setenta ocupó el trono del tenis femenino.

Protesta la asociación porque se afirma que su carrera estuvo salpicada de "escándalos sexuales, provocados por su condición de lesbiana abiertamente reconocida" y porque se la describa como "menuda y con gafas".

En su carta, El Grup de Lesbianes no menciona que en la información se añade que la tenista también escandalizó por "sus luchas reivindicativas en contra del dominio de los hombres". Isabel Gallo, autora de la información, recabó datos de Canal +, donde confirmaron que fue la primera tenista "que hizo del lesbianismo su bandera" y "la que se encargó de airear sus relaciones afectivas para provocar a los medios de comunicación y a los medios bienpensantes". Es un dato objetivo que era "muy menuda" y que casi hasta el final de su carrera usó gafas para jugar, hecho muy poco habitual en cualquier deporte. No parece que se haya vulnerado ninguna norma deontológica general, ni del Libro de estilo.

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1999/01/14

> Berria: Telebista > BILLIE JEAN KING, "UNA JUGADORA MARCADA POR EL ESCANDALO" POR SU CONDICION DE LESBIANA

  • Una jugadora marcada por el escándalo
  • El País, 1999-01-14

En el panorama actual del tenis, los partidos femeninos despiertan tanto interés como los masculinos. Pero esto no fue siempre así. Hasta la aparición de una norteamericana menuda y con gafas. Canal + emite hoy (15.30) Billie Jean King, la guerrillera del tenis, un documental producido por la BBC que repasa la trayectoria de esta mujer cuya carrera ha estado salpicada de escándalos sexuales provocados por su condición de lesbiana, abiertamente reconocida, y luchas reivindicativas en contra del dominio de los hombres. Billy Jean King ocupó el trono del tenis femenino en los años sesenta y setenta, y formó la mejor pareja de dobles de todos los tiempos con Martina Navratilova. En la cima de su popularidad protagonizó un partido histórico, conocido como "La batalla de los sexos", donde se enfrentaba al jugador Bobby Rigg.

El programa repasa su carrera dentro y fuera de las pistas, con imágenes del juicio por demanda interpuesto por su ayudante y amante. Figuras como Elton John, Chris Everts y la propia Navratilova, entre otros, también aportan su visión personal sobre esta gran mujer.

1999/01/02

> Iritzia: Koldo Martinez Urionbarrenetxea > HOMOSEXUALES Y LESBIANAS: 25 AÑOS DE SALUD MENTAL

  • Los derechos de los "gay"
  • Homosexuales y lesbianas: 25 años de salud mental
  • Recuerda el autor un hito histórico en el reconocimiento de la homosexualidad
  • El País, 1999-01-02 # Koldo Martínez Urionbarrenetxea · Doctor en Medicina y miembro de Gehitu (Asociación de gays del País Vasco - Euskal Herriko gayen elkartea).

El pasado 15 de diciembre se cumplió el 25 aniversario de la eliminación de la homosexualidad del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) de la Sociedad Americana de Psiquiatría (APA), esto es, de la desaparición de la homosexualidad de su lista oficial de enfermedades mentales. Con ello, la APA no sólo se posicionó en contra del patrón sistemático de exclusiones formales e informales que impiden la total integración de los homosexuales en la vida social, sino que privó a la sociedad, cada vez más dependiente de la salud como categoría moral, de la justificación ideológica para muchas de sus prácticas discriminatorias.


Este logro fue fruto de una dura y constante lucha a lo largo de tres años, por parte de gays y lesbianas, algunos de ellos psiquiatras, contra sectores de profesionales empeñados en mantener el status de la homosexualidad como patológica. La batalla, por ambos lados, se dio en torno a preguntas como ¿qué es una sexualidad normal?, ¿cuál es el papel de la sexualidad en la existencia humana?, ¿basta mencionar la necesidad de supervivencia de la especie para calificar la homosexualidad de desorden o de alteración?, ¿cómo deberían influir los valores sociales en la psiquiatría y como deberían ayudar a definir el concepto de enfermedad mental?, ¿cuál es el alcance apropiado de una nosología de las alteraciones psiquiátricas?, ¿cómo deben influir en ellas los principios opuestos de democracia y autoridad?


Y, por supuesto, ambos bandos intentaron responder a estas cuestiones con un rigor intelectual consistente con lo que se consideraba la medida de la ciencia. Porque como los conceptos de salud y de enfermedad se crean desde dentro de contextos culturales mediante formas que a menudo permanecen ocultas, el proceso de cambio a través del cual ciertas variaciones son catalogadas como normales o como anormales suele ser dificil de discernir siendo aclarado únicamente cuando las condiciones sociales o históricas permiten agujerear el velo de lo natural.


Y si en este proceso algo quedó claro fue, sin lugar a dudas, que el status de la homosexualidad es una cuestión política, que representa una elección con raíces históricas y que es determinada socialmente, en relación con los fines y objetivos de la sexualidad humana, y que necesita por ello un análisis político. Durante la mayor parte de la primera mitad de este siglo, muchos homosexuales que querían expresarse como tales públicamente habían recibido con cierta alegría el esfuerzo de la psiquiatría por arrebatar el control de la definición social de sus vidas a las autoridades morales y religiosas. "Mejor enfermos que criminales, mejor sujetos a terapias que objetivos de leyes brutales", decían.


Pero a finales de los 60 los activistas homosexuales comenzaron a cuestionar la injustificable, penosa y humillante dominación de la psiquiatría. Sucedió así porque la comunidad gay entendió perfectamente las consecuencias sociales de ser definida y etiquetada por otros, con independencia de cuán benigna fuera su clasificación. El primer DSM fue publicado por la APA en 1952, y en él la homosexualidad era mencionada dentro de las llamadas "alteraciones sociopáticas de la personalidad", esto es, alteraciones caracterizadas por la ausencia de distress o de ansiedad subjetivamente experimentada a pesar de la existencia de patología profunda. Con lo cual el DSM-I aceptaba que las personas así diagnosticadas estaban enfermas en términos sociales según el medio cultural prevaleciente.


El segundo DSM fue publicado e 1968 y en él la homosexualidad fue eliminada de la categoría en que había sido incluida para ser trasladada a la de "otras alteraciones mentales no psicóticas" junto con el fetichismo, la pedofilia, el travestismo, el exhibicionismo, voyeurismo, el sadismo y el masoquismo. Los trabajos de científicos como Havelock Ellis, Magnus Hirschfesld, Alfred Kinsey, Cleland Ford y Frank Beach, Evelyn Hooker y otros permitieron al movimiento homosexual acusar a la psiquiatría de traicionar las normas de la objetividad, y de que su clasificación de la homosexualidad no era ni médica ni semántica, sino moral. Y decidieron por ello acudir a las reuniones de la APA y defender su postura.


La primera convención de la APA asaltada para expresar la voz de los propios homosexuales fue la celebrada en San Francisco en 1970. Tras otras muchas reuniones y debates, a los que estas veces fueron invitados, el 15 de diciembre de 1973, el Board of Trustees (Comité Directivo) de la APA aprobó, con 13 votos a favor y dos abstenciones, la supresión de la homosexualidad del DSM y su sustitución por "alteración de la orientación sexual". En esta categoría estarían las personas "cuyos intereses sexuales están dirigidos principalmente a personas de su mismo sexo y que se sienten molestas por, o en conflicto con, o desean cambiar su orientación sexual. Esta categoría se distingue de la homosexualidad, la cual de por sí no constituye una alteración psiquiátrica". Y además firmaron una propuesta, con una única abstención, en la que se oponían a la penalización legal de la actividad homosexual consentida privada y a la discriminación de gay y lesbianas.


Esta decisión provocó una dura respuesta por parte de algunos psiquiatras que se oponían al cambio. Tanto, que al día siguiente el comité contra la supresión de la homosexualidad del DSM-II comenzó a movilizarse para provocar un referéndum en la APA sobre el tema. El referéndum se celebró con la participación de 10.091 psiquiatras. De ellos, el 58% mostró su acuerdo con el Comité Directivo, y sólo el 37% su disconformidad. También se pronunciaron a favor de la decisión de la APA, entre otras la Asociación Médica Americana y la Asociación Americana de Psicología. Como el término "alteración de la orientación sexual" era ambiguo, se intentó darle una formulación más concreta.


Se debatieron términos como los de "homodisfilia" y "dishomofilia", para acabar haciendo figurar en la tercera edición del DSM, de 1977, el concepto de "homosexualidad ego-distónica", entendiendo por ella "el deseo de adquirir o de aumentar la excitación heterosexual de forma que puedan iniciarse o mantenerse relaciones heterosexuales y un patrón mantenido de manifiesta excitación homosexual de la que la persona dice explícitamente que no es deseada por ser motivo de malestar". Los psiquiatras se quedaron conformes y los homosexuales también.


Ocho años más tarde, cuando se iba a revisar el DSM-III, el concepto de "homosexualidad ego-distónica" surgió nuevamente como cuestión política, dado que ése apreciaba en él un juicio de valor y no una conclusión científica. Y así se trato en la reunión de la APA el 4 de diciembre de 1985, tras haberse discutido otros conceptos, entre ellos el de "alteración disfórica premenstrual", que habían levantado las iras de los movimientos feministas. En un debate que duró menos de una hora se decidió mantenerlo, pero se decidió que urgía una mejor definición del mismo.


El 28 de junio de 1986 se aprobó la desaparición del término "homosexualidad ego-distónica" del DSM-III R. Sin embargo, todavía hoy muchos médicos y psiquiatras siguen pensando en la homosexualidad como una enfermedad y en los homosexuales como enfermos. Todavía hoy la sociedad, esta sociedad de la que usted, que está leyendo este artículo tan tranquilamente mientras toma un café, forma parte directa, no nos reconoce el status de personas (tan dignas y humanas) como las demás. Ni siquiera ahora en el tan cacareado y celebrado 50º aniversario de la Declaración de Derechos Humanos. Por eso seguiremos luchando. Cada uno de nosotros desde nuestro frente. Con toda nuestra salud mental. Brindando por la de los demás.