1977/08/12

> Erreportajea: Borroka > LAS MINORIAS SEXUALES, REPRESION DESDE TODAS LAS IDEOLOGIAS

  • La familia, pieza clave de la sociedad / y 3
  • Las minorías sexuales: represión desde todas las ideologías
  • El País, 1977-08-12 # Lola Galán
«Veinte millones de ciudadanos norteamericanos, cinco de franceses, tres millones de españoles, en suma casi el 10 % de la población mundial, es enteramente homosexual. Un 10 % de marginados por excelencia, figurando en todas las listas negras de la historia. Su único delito, una sexualidad que en sí supone un atentado a la familia patriarcal.

La sexualidad que hoy llamamos marginal, lesbianas y homosexuales masculinos, suponen per se un obstáculo para el mantenimiento de un estado de cosas. Si hubo épocas históricas que han considerado natural lo que unos siglos después ha pasado a considerarse una «enfermedad», es simplemente por razones políticas y económicas. La sociedad industrial, el desarrollo de la vida moderna agudizaron una problemática que ahora estalla en una oleada reivindicativa que es imposible ignorar. Después de una larga etapa de represión durísima, los países más civilizados, para evitarse cualquier clase de molestia excesiva, han optado por una permisibilidad relativa frente a este fenómeno. La marginación social se mantiene, sin embargo, en países como Francia o Estados Unidos, donde personajes como Afuza Bryan pueden provocar verdaderos estallidos de agresividad antihomosexual.

Grupos homosexuales, grupos feministas, o siquiátricos en lucha, empiezan a suceder en algunos países de Europa a los grupos de izquierda tradicionales, bastante domesticados por la burguesía avanzada, en lo que a radicalismo se refiere. Sin embargo, en manifestaciones multitudinarias como la del Día Mundial del Orgullo Gay, celebrada en Barcelona, fueron muchos los militantes de grupos de izquierda que se sumaron a la airada protesta de los gay.

A partir de 1974, en el caso concreto de España, los homosexuales empiezan a salir de sus ghettos, a exigir el derecho a su dignidad pisoteada, y lo hacen organizándose en diferentes grupos. En Cataluña, pionera también en este caso, se crea el Front Gaia d'Alliberament dels Paisos Catalans, heredero del primitivo Frente de Liberación Homosexual, nacido en 1972. Este grupo será el principal organizador de la manifestación de junio, en Barcelona, duramente reprimida.

El principal objetivo del FAGC así como de otros grupos, el FHAR (Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, que hereda el nombre de un grupo francés ya desaparecido) y el UHE de Madrid, o la Agrupación Mercurio, a los que posteriormente se han sumado grupos gallegos, vascos, andaluces, valencianos y mallorquines en un total de quince, consiste en lograr la derogación de la Ley de Peligrosidad Social, de 4 de agosto de 1970, que convierte la homosexualidad en un hecho delictivo.
  • Los nuevos herejes
Una de las censuras más firmes a las prácticas homosexuales proviene de la Iglesia. En noviembre de 1975, Pablo VI declaraba en oposición total a las incipientes actitudes de tolerancia de algunos sectores católicos: «no se puede emplear ningún método pastoral que reconozca una justificación moral a estos actos... los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en ningún caso».

La Coordinadora Nacional de Homosexuales españoles asume plenamente su marginalidad, apoyando también reivindicaciones comunes a grupos feministas y minorías «malditas», al mismo tiempo que se sitúa en una posición política de izquierda, en el sentido de oponerse a la sociedad capitalista, a la familia patriarcal. Sin embargo y aunque el hecho homosexual se admite ya -Dinamarca, en concreto, hace meses que despenalizó las relaciones homosexuales entre un adulto y un menor- en algunos países avanzados, como consecuencia de una larga batalla, por ejemplo el grupo francés Arcadia lleva funcionando nada menos que 25 años. En el caso de España, apenas se ha abierto una brecha, en los tres o cuatro años de existencia organizada.
Sectores hasta ahora reacios como los siquiatras empiezan ya a movilizarse en pro de la despenalización de la homosexualidad, cuando lo cierto es que durante años, tanto éstos como los médicos en general, han estigmatizado a esta gran minoría al calificarles de enfermos y su conducta de anormal.


En un artículo aparecido en un diario de Madrid, el escritor y médico Santiago Loren, en un alarde de comprensión, reduce el problema de la homosexualidad a simple «manifestación de inmadurez» no punible pero que «exige unas medidas de corrección ambiental y de reeducación».

Calificativos bastante suaves si se comparan con las manifestaciones del sector más conservador de la abogacía que lo consideran «una lacra social que debemos combatir», en opinión de un letrado defensor de la Ley de Peligrosidad Social.
  • Una altemativa con futuro
La homosexualidad ataca demasiados principios inalterables de nuestra sociedad para que sea admitida sin más, sin librar ninguna batalla. Su carácter ofensivo para la moral tradicional ha hecho de los homosexuales los grandes marginados históricos a los que Hans Mayer cita junto a judíos y mujeres en su Historia maldita de la Literatura, como personajes paralelos.

La problemática homosexual se agudiza si cabe en el caso de las lesbianas sin que en España exista ningún grupo específico de esta tendencia, aunque de hecho numerosas lesbianas participaron en la manifestación del Día del Orgullo Gay. En Francia se encuentran encuadradas en el seno del movimiento feminista y constituyen un frente sumamente radical dentro del complejo mundo de tendencias que actualmente divide a estos grupos. En el caso concreto de nuestro país se encuentran algo más protegidas de la agresividad penal en función de su falta de organización, pero los ejemplos exteriores bastan para comprender que socialmente su situación es incluso peor que la de los homosexuales masculinos.

La peligrosidad de este sector humano estriba exclusivamente en el mundo difícil de doble represión que se han visto obligados a vivir.