1987/11/19

> Iritzia: Enrique Miret Magdalena > EL ESCANDALO PUBLICO, EN CUESTION. UNA CUESTION DE MORAL

  • El escándalo público, en cuestión. Una cuestión de moral
  • El País, 1987-11-19 # E. Miret Magdalena
Los casos calificados de escándalo público ocurridos en los últimos meses en España han reavivado una polémica sobre la moral y la mojigatería. El autor se refiere al fariseísmo que domina en algunas de las conductas escandalizadas y propone una verdadera campaña de protección al menor y una reflexión serena sobre lo que la sociedad tendría que preguntarse sobre su actitud.

El juez de Azuaga y el chico condenado a la cárcel por sus demostraciones con la novia, que después se suicida; las bañistas de Cádiz, más o menos desnudas, acusadas de delito contra la moralidad pública; las canciones de Las Vulpes por televisión; el Teledeum, y los nudistas de la playa gallega, son algunos de los casos que han chocado a la opinión y han llevado a casi todos nuestros parlamentarios hacia la supresión de los obsoletos artículos 431 y 432 del Código Penal sobre esta materia, y el 239 acerca de la blasfemia, por el cual fue condenado un famoso personaje español. El mal de algunas leyes es que proceden de un clima totalmente diferente al actual: una sociedad -la franquista- dirigida por el nacionalcatolicismo en materia sexual, en la cual tenía la "Nación Española" a "timbre de gloria" el "acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana", que "inspirará su legislación". Eso es lo que decían los Principios del Movimiento, nuestra ley de leyes de entonces.

Costumbres

Al morir el dictador, muchas cosas empezaron a cambiar: costumbres, manifestación de opiniones y libertad de expresión. Lo que estaba oculto se desveló; y comenzamos una era de mayor sinceridad y espontaneidad. Empezaron a no considerarse como "escándalo público" el beso de una pareja, el bikini, una mayor libertad del cuerpo humano en definitiva. Pero, ¿estaba todo lo nuevo contra la moralidad pública protegida por nuestra legislación? ¿La moral pública del franquismo, plasmada en nuestras leyes, era la moral cívica de la democracia incipiente? ¿Concordaban aquellas leyes rigoristas con nuestra abierta Constitución?

La estructura legal que presidió aquel período social, ya superado por nuestro pueblo, no puede ser la de una legislación católica y conservadora, impuesta a todos los españoles. Nuestros obispos lo reconocieron así ante la ley del divorcio: "Esto no significa que el legislador esté obligado siempre a elevar a categoría de norma legal todo lo que es una exigencia ética, o que deba reprimir con normas legales todos los males de la sociedad" (Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, 1977).

Se inspiró nuestra jerarquía ,católica, por una vez al menos, en aquella enseñanza de santo Tomás: "La ley humana no puede prohibir todo lo que la ley natural prohíbe". Y, ante ello, ahora se plantea el sentido de algunas prohibiciones de nuestro Código Penal. Hay que buscar un camino de rectificación de esos anticuados artículos citados, que no sirven para la convivencia plural de los españoles en democracia.

Nuestros teólogos clásicos del siglo XVI, más avanzados que muchos actuales tiralevitas de la autoridad rígida de la Iglesia, enseñaron cosas bien claras que deben servir de meditación a católicos y no católicos.

1. Que "permiten a veces las leyes, por alguna causa razonable, ciertas cosas que, siendo malas en sí contra el derecho natural, sin embargo, aquéllas ni las prohíben ni las castigan, ni las dejan castigar ni aun impedir por las potestades públicas" (Luis de Molina, SJ); por tanto, la ley no debe ser lo mismo que la ética, y no podemos reprimir cualquier cosa que moleste a un católico seguidor de su propia jerarquía eclesiástica. Solamente "la cosa pública prohíbe aquellos vicios que suponen una injuria para los demás" (Domingo de Soto, OP).

2. Ni siquiera se puede erigir la ley humana en defensora de las concepciones católicas ni aun en lo que se refiere a Dios y a la religión, porque "la cosa pública no castiga los crímenes según la brevedad que tienen ante Dios", y, "así, los perjurios son más graves que el robo, y la blasfemia, que el homicidio, y, sin embargo, no los prohíbe con la pena capital, sino que deja a Dios su castigo" (Domingo de Soto,OP).

3. ¿Cuál es entonces el objetivo de la ley humana en cosas temporales?: "La seguridad y tranquilidad pública, el estado tranquilo y pacífico" (D. de Soto, OP), "la paz y la justicia" (F. Suárez, SJ), "la tranquilidad social" (M. de Palacios).

4. Entonces, no hay que tener ningún temor al cambio legislativo cuando se produce el cambio social, como ocurre en estas materias del llamado, pero confuso, escándalo público, porque "no debe juzgarse reprensible que cambien las leyes humanas según la variedad de los tiempos" (papa Inocencio III).

¿Qué debemos hacer? Suprimir esos artículos, propios de la mentalidad de otros tiempos. Pero, entonces, ¿quedaremos inermes los ciudadanos ante cualquier demostración que suponga "una injuria para los demás"?; o bien, ¿olvidaremos que "la libertad consite en poder hacer todo lo que no perjudique a los otros"? (Declaración de los Derechos del Hombre, artículo 4, de 5 de octubre de 1789).

Hemos de volver a esta ejemplar Declaración de Derechos del Hombre y reconocer que "la ley sólo tiene el derecho de prohibir aquellos actos que son perjudiciales a la sociedad" (artículo 5). Y, ¿cuáles pueden ser estos actos? Evidentemente, como ya somos unos ciudadanos mayorcitos, no nos vamos a asustar con aquellas cosas que estaban prohibidas por el puritano nacionalcatolicismo, inspirador de nuestra dictatorial legislación de hace unos años. A los únicos que tenemos de defender es a los menores; y en ellos únicamente hemos de pensar, y no en el escándalo farisaico de los mayores, como aqueRos aspavientos que hacían las señoras pacatas de otros tiempos. Hemos de inspirarnos en la Declaración de Derechos del Niño y en los demás acuerdos internacionales en esta materia, que asume nuestra Constitución (artículo 39.4), los cuales se resumen en facilitar socialmente aquello que suponga para el menor una "protección especial para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente de forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad" (ONU, 20 de noviembre de 1959).

No hemos de hacerlo convirtiendo las faltas en esta materia en delitos penados con cárcel, sino convertir los actuales delitos en faltas, y que fuesen objeto de reglamentos municipales y de sanciones administrativas y no de arresto o prisión.

Tratándose de cuestiones relativas al sexo, solamente entra¡la esto la defensa de¡ menor contra la "pornografía", que "disocia el acto físico y la afectividad" (G. Bartin, Diccionario de psicología sexual, Barcelona, 1972).

El desnudo, si se presenta por un motivo razonable, no es por sí mismo considerado malo en la moral tradicional. La contemplación de brazos, piernas y pecho no se tenía por falta moral grave en los manuales para confesores (véase Ferreres, Arregui y otros muchos). Y el desnudo artístico, menos todavía, según el popular jesuita que fue el P. Vilariño. La Virgen, en la Edad Media, era representada exhibiendo el pecho que daba al Niño; y el severo Tertuliano daba como normal, en los primeros siglos, bañarse desnudos los cristianos en los baños públicos. ¿Por qué hemos hecho un tabú de todo ello? El profesor de la Universidad Católica de Lovaina A. Kriekemans llega a decir que "en los medios en que reina una actitud sana y adecuada con respecto a la sexualidad, es bueno que los niños vean cómo están formados físicamente los demás. Ello les previene para más tarde contra falsas ideas y una curiosidad malsana".

Proteger, sí, al menor, y no el farisaico escándalo de los mayores en una sociedad democrática. Y hacerlo más de modo administrativo que penal. Y, por supuesto, que por ello no enviemos a la cárcel; una multa, sólo para casos extremos, puede ser más ejemplar socialmente que ir a prisión.

1987/08/14

> Erreportajea: Trans > EL PRECIO DE CONVERTIRSE EN MUJER

  • Reportaje: El precio de convertirse en mujer
  • 50 hombres han sido operados en España de cambio de sexo
  • La extrañeza e incluso la repulsión hacia el propio cuerpo es lo que obliga a los transexuales a cambiarse de sexo mediante la extirpación de los genitales externos y procesos de cirugía estética. Lo que diferencia a los transexuales de los travestidos es que éstos no llegan a odiar su cuerpo y pueden desarrollar una vida sexual activa. En España, donde la cirugía transexual está permitida desde 1983, se calcula que unas 50 personas se han sometido a operaciones de cambio de sexo, cuya técnica es considerada por los médicos cada vez más sofisticada. El Tribunal Supremo hizo pública el 2 de julio pasado una sentencia por la que Antonio Castillo podrá convertirse en Marisa, lo que sienta Jurisprudencia respecto al cambio legal de sexo en España. Una intervención quirúrgica cuesta aquí como media un millón de pesetas.
  • El País, 1987-08-14 # Andrés F. Rubio, Madrid
"Estamos marcadas". Los travestidos que hacen la carrera en una acera de la calle de Gravina, en Madrid, aguardan cada noche a que alguien quiera ir con ellos a lugares exóticos. Mientras esperan, con sus pelos brillantes, las espaldas descubiertas y formas totalmente femeninas, salvo las manos y la nuez, puede llegar algún barrendero con su flamante vestimenta naranja y ponerse a regar la calle con la peor intención. Una manguera, objeto fálico, se convierte en la metáfora del cerco."Soy una chica, me siento chica; desde muy pequeña me gustaban los hombres; jugaba a las muñecas. Enseguida me di cuenta y se dieron cuenta. Las madres, debe ser porque te han parido, te quieren más y lo comprenden; a mi padre le costó". Una historia que se repite entre travestidos y transexuales.

A Juana Mari no la dejan entrar en el local que está enfrente de su esquina, uno de los más sofisticados del ambiente gay de Madrid. Pero no parece importarle mucho. Es alta, guapa, rubia, y tiene una mirada nada turbia, al contrario que el círculo en el que se desenvuelve. A su alrededor, chaperos, camellos, y gays elegantes que, aunque con distancia, también son cómplices. "No suele pasar, pero algún niñato te reconoce por la calle y te grita: '¡maricón!', o lo que en tiempos era lo último: 'Manolo' [en referencia, según dice, al nombre original de la actriz Bibi Anderson] ".

Comenzó a hormonarse a los once años: "Te daban las inyecciones sin receta; las canarias empezamos muy pronto". Por esta razón no le ha salido vello en la cara, y dice que las formas femeninas aparecieron solas, unas formas que atraen a clientes como el que ahora merodea por ese cruce de calles.

Juana Mari dice que no tiene silicona en ninguna parte, "salvo en las tetas. Me las operaron en Claudio Coello, y me quedaron muy blanditas, toca, toca. Estoy muy contenta con ellas". A veces se le ha pasado por la cabeza llegar hasta el final, con la operación de cambio de sexo, pero no está segura porque sospecha que no sienten y que la dificultad de tener un clítoris "que funcione" es insalvable. "Si me corriese, y pudiera gritar: '¡siento!', me haría el coño; pero el miedo que tengo es que ellos sientan, yo me quede como un mueble y me utilicen. Así, por lo menos, estoy muy feliz". Su opinión es que las que se han operado "acaban locas".

Un verdadero transexual no operado nunca pronunciaría la frase 'estoy muy feliz'. Existe otro mundo para el transexualismo, fuera de la dureza de la calle. Pilar, que nació hombre y que se hizo operar hace seis años en un prestigioso centro de cirugía transexual, fuera de España, asegura que cuando la locura y la desesperación atacan a los que han deseado operarse, existe un motivo: "Que la persona llevaba antes una vida sexual masculina muy activa".
Pilar nunca ha tenido esa actividad. Desde siempre su organismo la repelió, y de ahí su rechazo a actuar como un hombre. Esa sería la diferencia entre un travestido y un transexual. Tiene carrera universitaria y ejerce en España una profesión liberal. Contadas personas saben lo que fue.

Dos intentos de suicidio precedieron su cambio pero pudo salir adelante; dice que siente como mujer desde que nació. "Todo el proceso fue y es todavía una batalla muy difícil". Tiene novio, y en cuanto consiga el cambio jurídico de identidad piensa casarse y adoptar niños. En el certificado psiquiátrico previo a la operación se decía claramente que era mujer.

"Tengo una vida sexual normal", dice. "Al principio sí, creo que para lograr el orgasmo me apoyaba mucho en el puro deseo psíquico, pero en los últimos años, a veces, aun sin necesitarlo, el orgasmo se ha producido, esto quizá se deba a que en la operación quedan conectados nervios sensitivos a la pared vaginal".
  • 'La clínica del coño'
Muchos travestidos conocen al lugar en el que recibe el médico Aurelio Usón como "la clínica del coño". En su interior no se puede fumar y todo es pulcro y aséptico. Usón, urólogo y catedrático de universidad, ha operado a 17 personas. Ha visto a más de 60 y rechazado a muchas más de las que ha aceptado, sólo dos de ellas por ser portadoras del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).

"El transexual odia sus genitales", dice; "el travestido no tiene por qué, puede actuar y disfrutar activa o pasivamente". Usón admite que algunos transexuales puros pueden llegar a defraudarse con los resultados de la operación. Se refiere a Susana Linares, quien ha presentado una denuncia contra él por ese motivo, y también por presunta coacción y falta de asistencia. Antes de la operaci6n, Susana Linares firmó un documento con membrete de la clínica Prosalud que dice: "Expresamente hago renuncia a cualquier tipo de acción o reclamación judicial o extrajudicial como consecuencia de la operación quirúrgica". La cirugía transexual es posible en España desde 1983, tras la reforma del Código Penal, y exime de reponsabilidad a los facultativos que la practiquen.

Gioconda fue operada por Usón -quien se considera el único en España, además del doctor de Barcelona Sáenz de Cabezón, que realiza estas operaciones abiertamente- y se siente feliz de haberse decidido. El médico pudo crearle un clítoris. "Sí, tengo orgasmos, la primera vez no me lo creía, me corrí con más fuerza".

Gioconda tiene 34 años y ejerce la prostitución desde hace diez. Muchos de los clientes que antes acudían a ella han vuelto y la han amado como siempre deseó, sintiéndose mujer. Rebate que éstos sean siempre homosexuales reprimidos: "La mente humana es demasiado compleja como para decir eso". Se muestra escéptica ante la idea de tener novio: "¿Cree que nos saldrán novios normales?". Ahora quiere cambiarse de nombre y llamarse orgullosamente Gioconda.

"Nunca sabré qué misterio nos trae esta noche". En Sachas, un local de transformismo madrileño, un homosexual hormonado que no quiere ser considerado como travestido porque identifica esa palabra con prostitución, imita a Paloma San Basilio mientras suena el play-back.
  • El precio de convertirse en mujer
Ángel Goya, gay histórico, de 62 años, que imita a Mae West, recuerda "a la pobre" Lorena Capelli. "Yo la conocí y me dijo: 'si lo llego a saber, nunca lo hubiese hecho'. Ya estaba operada, pero como se iba a casar quería más vagina, necesitaba la felicidad de la consumación; por eso, se destruyó a sí misma. En la sala de la operación, que se hizo en España, un centímetro más y se quedó muerta, ensangrentada". Era en 1976. Los gays de Sachas han trabajado con alguna operada y consideran que muchas de ellas se vuelven ciclotímicas: "Tres días bien y luego el histerismo de no sentir. La gran mayoría se arrepiente". El espectáculo del local se llama Boleros 'Transexualia'

A Olvido se le nota, por cómo habla, que ha sido universitario. Pasado el mediodía acaba de levantarse y prefiere que la cita sea en su casa, por la que anda, en compañía de su gato, en combinación: lencería fina y una mujer que lo parece, incluso sin maquillaje. No quiere que se sepa su vida.

Olvido cree que la desinformación sobre transexualismo en España abarca no sólo a médicos y psicólogos, sino también a ellas mismas. Por eso está esperando que en breve se aprueben oficialmente los estatutos de Transexualia (Asociación de Transexuales Españoles). La idea es suya. Ha leído libros sobre el asunto y quiere traducirlos. Le interesaría confirmar científicamente impresiones que ha captado: por ejemplo, por qué la inmensa mayoría de travestis y transexuales españoles proceden de La Mancha, Andalucía y Canarias; por qué casi todos tienen los ojos claros.

En los estatutos de la asociación, entre requerimientos de mayor tolerancia social, se incluyen peticiones concretas, como que oficialmente se facilite la transexualidad física y la asistencia psicológica. También el cambio automático de identidad tras la operación y una lucha contra la discriminación laboral.

El psicoanalista Nicolás Caparrós considera que el proceso sicológico de cambio de sexo se la también en operaciones de simple cambio corporal. "Puede ocurrir que una mujer, ante la evidencia de tener la nariz muy fea, se plantee un conflicto psicológico que puede culminar tras la operación correcta o incorrectamente. Este último supuesto sería el caso de quien, teniendo la misma nariz que su padre, se la opera y se siente desgraciado, pues el problema no era la nariz, había una depositación falsa en ella de otro conflicto".

1987/05/29

> Iritzia: Jordi Petit > HACE FALTA UNA IZQUIERDA SEXUAL

  • Tribuna: Ama como quieras
  • Hace falta una izquierda sexual
  • La tendencia conservadora que aflora en muchas sociedades europeas, empujada por quienes avivan los miedos irracionales que suscita el SIDA, puede provocar en nuestro país, en opinión del autor, un retroceso en las libertades alcanzadas en los últimos 10 años. Contra esta campaña intimidatoria, hoy se celebrará en Barcelona una manifestación bajo la consigna Ama como quieras.
  • El País, 1987-05-29 # Jordi Petit · Miembro de la Coordinadora d´Iniciatives Gais (CIG)

Desde la condena del sexo oral y de la sodomía por parte del Tribunal Supremo de Estados Unidos, pasando por las reiteradas condenas vaticanas del derecho al aborto, al divorcio y a la homosexualidad, hasta las draconianas medidas tomadas en Baviera al fichar a los miles de seropositivos del SIDA y el fallido intento del ministro del Interior francés para prohibir la Prensa erótica en aquel país, podemos decir que en menos de un año estamos asistiendo a una acción ejemplarista e intimidatoria en materia de libertades personales sin precedentes en la historia reciente de los Estados democráticos surgidos tras la Segunda Guerra Mundial.Si bien en nuestro país esta campaña conservadora se hace notar menos, a pesar de los modelos culturales importados, como Rambo y Estallones varios, la simple irresponsabilidad en acometer adecuadamente el problema del SIDA sería suficiente para meternos de lleno en esa espiral de miedos y discriminaciones. Nótese que el retroceso que analizamos se agrava más en aquellos países donde la izquierda también retrocede.

Un conjunto de factores explica este proceso. La larga crisis económica pone en entredicho la política de inversión de fondos estatales para el bienestar social, necesidad que aumenta con el número creciente de jubilados y parados, mientras que la demografía se halla estancada. La solución conservadora que aplican los Gobiernos de la derecha consiste en primar otros gastos y, cómo no, las grandes inversiones armamentistas, a costa del bienestar social, devolviendo, pues, a la familia tradicional una serie de cometidos que había empezado a asumir la Administración: mantenimiento de jóvenes, parados y jubilados, retorno de la mujer a su anterior status de ama de casa, incentivación del natalismo y fomento del racismo ante la mano de obra barata llegada del próximo Tercer Mundo. Esta recomposición económico-social exige un sostén ideológico, un mayor control que siempre proporciona la represión sexual, y de ahí (aunque sea éste un análisis muy simple) hay que entender el impulso registrado de toda esta propaganda y medidas reaccionarias. A su vez, esta ofensiva coincide con un cierto agotamiento del american way of life, mientras que, al mismo tiempo, se registra una notable evolución hacia el individualismo y la inhibición política, la desconfianza hacia las ideologías, todo lo cual vacía la capacidad de contestación ante esa serie de medidas que denunciamos.

Tiene uno la impresión de que estos temas son meros complementos, cotos reservados a algunos pocos o pocas especialistas de partido, pero no asumidos en serio y ausentes de la orden del día de los órganos ejecutivos de la izquierda política y sindical.

Por otra parte, los nuevos movimientos urbanos (gay, feministas, objetores, pacifistas, ecologistas ... ), más sensibles o protagonistas de la defensa de estos valores, nutridos de profesionales y empleados del sector terciario, débiles en su organización y en creciente crisis, como consecuencia de la falta de salidas políticas reales y de un frecuente testimonialismo estéril, estos movimientos, pues, difícilmente van a poder hacer frente a esta regresión política y cultural que se avecina.
  • Aislamiento y apatía

Esto es así tanto por el aislamiento de muchos de estos grupos como por la desmovilización social existente y el escuálido asociacionismo que arrastramos debido al pasado franquismo y a los errores recientes de la izquierda, más preocupada a veces en llenar despachos que en desarrollar el tejido social.

En definitiva, nos encontramos ante el umbral de lo que podría ser una seria derrota cultural para la izquierda de implantarse en la sociedad el modelo neoconservador que analizamos. No olvidemos que a una derrota cultural suele seguirle, de hecho, la derrota política, la pérdida del poder. Si no, piensen en quién hegemoniza la cultura nacionalista en Euskadi y en Cataluña y sabrán quién gobierna allí.

En Cataluña acaba de ponerse en marcha una interesante campaña de opinión con el eslogan Ama como quieras. El manifiesto de esta campaña ha sido firmado por intelectuales, escritores, cantantes, actores, dirigentes políticos, todo el arco de la izquierda mayoritaria y numerosas entidades cívicas, con predominio de grupos de jóvenes. Todos ellos denuncian la ofensiva conservadora, la ausencia de una verdadera acción preventiva del SIDA y proponen una serie de medidas alternativas.

Este manifiesto, para no quedar en un gesto más, ha cristalizado en una larga serie de ciclos de cine con el mismo eslogan y charlas en varias ciudades del primer y segundo cinturón de Barcelona. En todo caso, ésta es una iniciativa sin voluntad de mero testimonialismo y con vocación de llegar a la población.

Sólo partiendo de objetivos concretos y posibles, tal como nos ha enseñado el reciente movimiento estudiantil, podrá recuperarse el maltrecho asociacionismo, tan necesario siempre para articular la sociedad.

No se trata de abandonar la utopía ni de rebajar la ideología, sino de saberlas traducir en propuestas asequibles, en sintonial con las necesidades reales de la gente. Los discursos abstractos ya no dicen nada a casi nadie, y en el caso de la liberación sexual, por ejemplo, hoy más bien se confunde trivialmente con el consumo sexual. Pero ahora, en 1987, no solamente corresponde al Movimiento Gay, al feminista y al movimiento juvenil la defensa de las libertades personales; sería insuficiente.

Hace falta desarrollar la izquierda sexual; es necesario que la izquierda encabece un movimiento de nuevo signo, no discriminatorio en materia de sexualidad, o en 10 años estará de moda no tanto el preservativo (que es un amigo higiénico, permite disfrutar y evita contagios), sino el cinturón de castidad.

1987/02/06

> Erreportajea: Lesbianismoa > REUNION EN BARCELONA DE COLECTIVOS DE LESBIANAS

  • Reportaje: Lesbianismo: el tabú de los tabúes
  • Colectivos de lesbianas de toda España se reúnen el próximo fin de semana en Barcelona
  • El País, 1987-02-06 # Milagros P. Oliva, Barcelona

Representantes de los colectivos de lesbianas de toda España se reunirán durante este fin de semana en Barcelona para discutir en unas jornadas de reflexión los problemas vitales con que se encuentran y las estrategias a seguir en el futuro como grupos organizados en defensa de sus intereses. Lograr que el movimiento feminista en concreto y la sociedad en general acepten plenamente el lesbianismo como una opción sexual posible y normal, como cualquiera otra de las existentes, es el principal objetivo de estos colectivos.

En estos momentos existen colectivos organizados de lesbianas con una notable actividad militante en Barcelona Madrid, Bilbao, San Sebastián, Vitoria, Pamplona, Santiago de Compostela, La Coruña, El Ferrol y Zaragoza que reúnen varios cientos de activistas y simpatizantes. El movimiento de lesbianas se estructura actualmente en dos corrientes, la que acepta la doble militancia de sus integrantes, como lesbianas y como militantes de partidos políticos o de organizaciones feministas y la que se organiza en colectivos totalmente autónomos, aunque participan normalmente como tales en las campañas y acciones de las feministas y las otras organizaciones de lesbianas.

La primera de estas corrientes, que es también la más numerosa, ha organizado colectivos de lesbianas en todas aquéllas ciudades en las que existe movimiento feminista articulado con comisiones internas diferenciadas, por ejemplo la Comisión de Lesbianas integrada en la Asociación Gallega de la Mujer, el colectivo de lesbianas integrado en la Coordinadora Feminista de Navarra o los que existen en las ciudades anteriormente citadas. Entre estos colectivos, los más numerosos son los de Madrid y Barcelona.

Autoafirmación pública
El Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid es uno de los de militancia más activa: las 30 o 40 mujeres que constituyen el núcleo de las asiduas e inquebrantables se reúnen dos veces por semana y participan en prácticamente todas las actividades del movimiento feminista, aparte de campañas propias como la que llevaron a cabo el viernes 23 de enero pasado, para protestar por la detención de dos mujeres por haberse besado en público. Ese día, las lesbianas de Madrid se concentraron en la Puerta del Sol, a las ocho de la tarde, y reivindicaron su derecho a expresarse como cualquier otra pareja heterosexual con prolongados besos en la boca. Aunque, en general, a las lesbianas no les gusta ostentar su condición, son conscientes de que el movimiento todavía precisa de una cierta dosis de provocación y autoafirmación pública como ariete contra los prejuicios de la sociedad frente a ellas. Consideran que el lesbianismo sigue siendo "el tabú de los tábúes", hasta el punto de que la sociedad ha llegado a tolerar el derecho a la homosexualidad masculina, aunque sea con reticencias y considerada como una desviación, pero se resiste a conceder el mismo derecho la homosexualidad femenina.

Por eso, cuando en 1981 fue creado el Colectivo Feminista de Lesbianas de Madrid, a raíz del Primer Encuentro de Feministas Lesbianas de España celebrado en junio de 1980, el grupo se marcó tres objetivos prioritarios: la creación de un espacio propio que facilitara la autoafirmación personal de las lesbianas y les permitiera vivir su opción de forma desinhibida y con alegría; incidir en el movimiento feminista para lograr que éste asumiese plenamente la defensa del lesbianismo como una opción sexual tan posible y legítima como cualquier otra para todas las mujeres; y, finalmente, actuar como colectivo ante la opinión pública en defensa de sus intereses.

Con idénticos propósitos fue creado hace un año el Grupo de Feministas Lesbianas de Barcelona, en el que participan asiduamente entre 30 y 40 lesbianas, algunas de ellas también militantes de partidos políticos extraparlamentarios. De momento, se encuentra en fase de consolidación y todavía no ha abordado plenamente el trabajo de elaboración teórica, aunque ya se apunta que uno de los centros de la discusión será, con toda probabilidad, la disyuntiva de si el lesbianismo es una opción política o una opción personal y qué tipo de vinculación debe tener con los movimientos sociales, cuestión de la que los colectivos se escabullen tanto como pueden, puesto que no tiene fácil respuesta.

Las autónomas
Existen además de estos colectivos, algunas organizaciones completamente autónomas, sin ninguna vinculación orgánica con el movimiento feminista, aunque colaboran con él en algunas campañas públicas. Se trata de colectivos menos numerosos y más dispersos, entre los que destacan dos con sede en Barcelona: la Red de Amazonas y el Grup de Lluita per l'Alliberament de la Dona, cuyas siglas, GLAL, son de tan dificil retención que sus integrantes ya han anunciado para las jornadas del próximo fin de semana la sorpresa de un nuevo nombre. Este es, seguramente, el colectivo lésbico más antiguo. Fue creado hace ocho años y participa en la Internacional Gay. Ha colaborado en numerosas ocasiones con el FAGC (Front d'Alliberament Gay de Catalunya) y ha desarrollado un intenso trabajo teórico, especialmente en lo relativo a las discriminaciones legales contra las lesbianas.

La Red de Amazonas es un colectivo muy diferente a los anteriores. Se trata, en realidad, de un servicio de conexión entre las lesbianas de toda España. El grupo Amazonas, con sede en Barcelona, tuvo desde el principio una constante relación con las organizaciones de lesbianas de otros países y decidió crear la red de conexión para divulgar la gran cantidad de documentación y trabajo teórico elaborado en el extranjero. La creación de la red obtuvo su impulso definitivo en el Sexto Encuentro de Feministas Independientes, celebrado en mayo del año pasado en Ciudad Real.

Del grupo Amazonas ha surgido un nuevo colectivo estable, creado en noviembre pasado, el Grupo de Estudios Lesbianos, que se reúne semanalmente en el Centre de Dones de Barcelona. Esta corriente no acepta la doble militancia y plantea la necesidad de que las lesbianas elaboren un nuevo análisis de su situación diferente del análisis feminista. Acusan a las feministas de haberse ocupado hasta ahora exclusivamente de la mujer desde la óptica heterosexual y reclaman un nuevo enfoque, en el que la opción lésbica constituya el punto de mira principal.

Mónica Wittig
Uno de los puntales de esta opción es el trabajo teórico de Mónica Wittig, escritora francesa de 50 años, afincada en Los Ángeles, cuyas obras, de gran calidad literaria, tienen una gran influencia, más allá incluso de los grupos de lesbianas y del movimiento feminista. Fragmentos de algunos de sus libros -Las guerrilleras, El borrador para amantes o su primera novela Oponax- fueron fotocopiados y distribuidos entre los grupos españoles bastante antes de ser traducidos al castellano por importantes editoriales.