- Los derechos de los "gay"
- Homosexuales y lesbianas: 25 años de salud mental
- Recuerda el autor un hito histórico en el reconocimiento de la homosexualidad
- El País, 1999-01-02 # Koldo Martínez Urionbarrenetxea · Doctor en Medicina y miembro de Gehitu (Asociación de gays del País Vasco - Euskal Herriko gayen elkartea).
Este logro fue fruto de una dura y constante lucha a lo largo de tres años, por parte de gays y lesbianas, algunos de ellos psiquiatras, contra sectores de profesionales empeñados en mantener el status de la homosexualidad como patológica. La batalla, por ambos lados, se dio en torno a preguntas como ¿qué es una sexualidad normal?, ¿cuál es el papel de la sexualidad en la existencia humana?, ¿basta mencionar la necesidad de supervivencia de la especie para calificar la homosexualidad de desorden o de alteración?, ¿cómo deberían influir los valores sociales en la psiquiatría y como deberían ayudar a definir el concepto de enfermedad mental?, ¿cuál es el alcance apropiado de una nosología de las alteraciones psiquiátricas?, ¿cómo deben influir en ellas los principios opuestos de democracia y autoridad?
Y, por supuesto, ambos bandos intentaron responder a estas cuestiones con un rigor intelectual consistente con lo que se consideraba la medida de la ciencia. Porque como los conceptos de salud y de enfermedad se crean desde dentro de contextos culturales mediante formas que a menudo permanecen ocultas, el proceso de cambio a través del cual ciertas variaciones son catalogadas como normales o como anormales suele ser dificil de discernir siendo aclarado únicamente cuando las condiciones sociales o históricas permiten agujerear el velo de lo natural.
Y si en este proceso algo quedó claro fue, sin lugar a dudas, que el status de la homosexualidad es una cuestión política, que representa una elección con raíces históricas y que es determinada socialmente, en relación con los fines y objetivos de la sexualidad humana, y que necesita por ello un análisis político. Durante la mayor parte de la primera mitad de este siglo, muchos homosexuales que querían expresarse como tales públicamente habían recibido con cierta alegría el esfuerzo de la psiquiatría por arrebatar el control de la definición social de sus vidas a las autoridades morales y religiosas. "Mejor enfermos que criminales, mejor sujetos a terapias que objetivos de leyes brutales", decían.
Pero a finales de los 60 los activistas homosexuales comenzaron a cuestionar la injustificable, penosa y humillante dominación de la psiquiatría. Sucedió así porque la comunidad gay entendió perfectamente las consecuencias sociales de ser definida y etiquetada por otros, con independencia de cuán benigna fuera su clasificación. El primer DSM fue publicado por
El segundo DSM fue publicado e 1968 y en él la homosexualidad fue eliminada de la categoría en que había sido incluida para ser trasladada a la de "otras alteraciones mentales no psicóticas" junto con el fetichismo, la pedofilia, el travestismo, el exhibicionismo, voyeurismo, el sadismo y el masoquismo. Los trabajos de científicos como Havelock Ellis, Magnus Hirschfesld, Alfred Kinsey, Cleland Ford y Frank Beach, Evelyn Hooker y otros permitieron al movimiento homosexual acusar a la psiquiatría de traicionar las normas de la objetividad, y de que su clasificación de la homosexualidad no era ni médica ni semántica, sino moral. Y decidieron por ello acudir a las reuniones de
La primera convención de
Esta decisión provocó una dura respuesta por parte de algunos psiquiatras que se oponían al cambio. Tanto, que al día siguiente el comité contra la supresión de la homosexualidad del DSM-II comenzó a movilizarse para provocar un referéndum en
Se debatieron términos como los de "homodisfilia" y "dishomofilia", para acabar haciendo figurar en la tercera edición del DSM, de 1977, el concepto de "homosexualidad ego-distónica", entendiendo por ella "el deseo de adquirir o de aumentar la excitación heterosexual de forma que puedan iniciarse o mantenerse relaciones heterosexuales y un patrón mantenido de manifiesta excitación homosexual de la que la persona dice explícitamente que no es deseada por ser motivo de malestar". Los psiquiatras se quedaron conformes y los homosexuales también.
Ocho años más tarde, cuando se iba a revisar el DSM-III, el concepto de "homosexualidad ego-distónica" surgió nuevamente como cuestión política, dado que ése apreciaba en él un juicio de valor y no una conclusión científica. Y así se trato en la reunión de
El 28 de junio de 1986 se aprobó la desaparición del término "homosexualidad ego-distónica" del DSM-III R. Sin embargo, todavía hoy muchos médicos y psiquiatras siguen pensando en la homosexualidad como una enfermedad y en los homosexuales como enfermos. Todavía hoy la sociedad, esta sociedad de la que usted, que está leyendo este artículo tan tranquilamente mientras toma un café, forma parte directa, no nos reconoce el status de personas (tan dignas y humanas) como las demás. Ni siquiera ahora en el tan cacareado y celebrado 50º aniversario de
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