2003/05/01

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  • Nos quieren muertos
  • Gara, 2003-05-01 # Imanol Alvarez · Miembro de EHGAM y de la candidatura Herria Aurrera

Los franquistas de siempre hace tiempo que se quitaron la careta y andan envalentonados sin ninguna vergüenza, debido en gran parte a la aquiescencia de los autodenominados socialistas españoles ­contadas excepciones al margen­ y a la aparente indiferencia del grueso de las clase política y ciudadanía vascas, españolas y europeas. Emplean la única táctica que conocen: la militar. Su único objetivo es vencer y, si pueden, aniquilar al enemigo. El enemigo, no nos engañemos, es cualquiera que no haga y diga lo que ellos deciden; sobre todo, pero no sólo, si delante lleva un «eusko». En ese caso ya se convierte en obsesión.

Con obsesión hablan algunos también de las víctimas, autoproclamándose muchas veces ellos mismos como tales. Aquí hay un conflicto y víctimas, sí, pero de los dos lados (si es que son dos los lados, que ni siquiera eso está claro). La diferencia es que algunos no llevamos guardaespaldas ni tenemos policía que nos defienda y, encima, sufrimos todo tipo de vejaciones, discriminaciones e insultos, simplemente por pensar diferente y no callárnoslo; a veces incluso por parte de los que supuestamente estarían en «nuestro lado».

La voracidad y la desvergüenza de los fascistas, como decía, no tienen límite. Cierran periódicos, revistas y emisoras de radio, ilegalizan partidos... Intentan por todos los medios que no podamos vivir en euskera, haciéndolo desaparecer del paisaje allá donde pueden; asfixian a aquellos organismos que consideran indómitos... Ahora le ha tocado el turno a una institución, a Udalbiltza, quizá sólo por eso, porque es una institución y la temen; porque saben que quizá por ahí podría llegar algo alternativo, ese nuevo marco político del que se vuelve a hablar ­y a anhelar­ en los ámbitos más o menos abertzales.

No nos dejan asociarnos, expresarnos, quieren impedirnos votar... y tienen el descaro y el fariseísmo chulesco de llamar a su régimen «democracia». De momento aún podemos pensar, aunque cada día nos lo ponen también más difícil, porque el bombardeo mediático intoxicador y servil es de tal calibre que resulta muy difícil permanecer ileso y con capacidad para analizar la realidad de manera mínimamente objetiva. «Habla de paz y haz la guerra» parece ser su máxima.

Quieren, como su adorado caudillo quería, la paz de los cementerios. Nos quieren sumisos, callados y, a poder ser, muertos. Muertos políticamente (sin poder votar, sin poder ser elegido...), muertos socialmente (sin poder participar en movimientos populares, sin poder expresar nuestras opiniones en libertad...), muer- tos culturalmente (sin poder comunicarnos ni tener acceso a una información y educación dignas en nuestro idioma...) o, simplemente, muertos, bien muertos. Ante este acoso, apenas nos queda sino seguir rebeldes y, sobre todo, no callarnos. Yo me quedo con Dolores Ibarruri (¿qué vergüenza pasaría si levantara la cabeza?); es más digno para un pueblo morir de pie que vivir de rodillas. Aunque, evidentemente, hemos de intentar emplear la inteli- gencia para poder subsistir y sobrevivir a este genocidio (no hay ya otro calificativo posible); recordemos que, como alguien dijo, Numancia resistió dignamente, sí, pero sucumbió.

Parece que algunos y algunas de quienes les han apoyado comienzan a despertarse y a darse cuenta de que han alimentado a la bestia, de que el refranero castellano, el suyo, es muy sabio y que aquello de «cría cuervos y te comerán los ojos» es cierto. Están comenzando a asustarse porque se han percatado de que el apetito desordenado de la bestia es tal que cualquier día les va a tocar a ellos o ellas. ¿Quiénes serán los próximos?, ¿las ikastolas?, ¿Euskaltzaindia? ¿el Gobierno vasco?, ¿EA?, ¿LAB?, ¿ELA? El famoso poema de Bertolt Brecht que con tanto cinismo han utilizado alguna vez los belicistas, si bien nunca ha dejado de tener sentido en nuestra sociedad, desgraciadamente está cobrando cada vez más actualidad.

En esta ocasión ha sido Udalbiltza la agredida y la que han intentado silenciar, neutralizar, el inefable Garzón y sus huestes. Ocho personas han sido detenidas con absurdos pretextos. Quiero expresar desde aquí mi más sincera solidaridad con todas ellas, pero en especial con Lander Etxebarria, gran amigo y compañero en muchas historias durante tantos años. Eutsi gogor!

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