- El nuevo gay saber
- La palabra "gai", culta, procede del universo literario forjado por los trovadores
- La Vanguardia, 2006-05-13 # Anton M. Espadaler
Alcanzar la condición de gai constituye una aspiración propia de la cultura trovadoresca, ya que representa la posesión de una especie de felicidad terrenal, que se traduce en un bienestar profundo, adquirido a través de la práctica de los principios educativos de la cortesía. Una utopía sólo viva, como el paraíso, en algún tiempo remoto. Lo expresa con claridad meridiana el primer verso de un conocido poema de Ramon Vidal de Besalú: "So fo el temps c´om era gais" (Eso ocurrió en el tiempo en que la gente era feliz). Esta evidencia me hace sospechar que quien introdujo la palabra en el habla críptica de sus usuarios tenía algo más que simples nociones de historia de la literatura.
Como también las tenía, sin duda, quien introdujo en las lenguas peninsulares (ignoro si igualmente funciona en inglés y en otros idiomas) un uso muy particular del verbo entender,con el significado preciso de pertenecer al colectivo gay. Este verbo nos traslada de nuevo a la edad media occitana, al lenguaje de su retórica, y tal vez a una de sus creaciones más características: el consistorio de la gaya ciencia, bajo cuya inspiración se compiló un tratado que contenía los fundamentos retóricos e ideológicos de este peculiar conocimiento, una de cuyas versiones recibió el título de Flors del gai saber:un texto divulgativo pensado para todos aquellos que quisieran entender - vale decir, conocer y dominar - el arte lírico de los trovadores. Eso sin olvidar que en la sofisticada ética cortés la condición de entendedor era indispensable para ser admitido en los círculos cultos. Y como no estaba al alcance de cualquiera, proclamarse entendedor representaba estar en disposición de hacer dignamente la corte, y designaba también a quien se hallaba en un grado ya avanzado de una ascendente y rígida escala amatoria. Una competencia, pues, reservada a unos pocos, los mismos que tenían acceso a la alegría que caracterizaba la esencia del aristocrático mundo cantado por los poetas occitanos.
Me da la impresión de que éste es un lenguaje relativamente reciente, por lo que no debería ser muy dificultoso seguirle la pista. Y si lo que llevo apuntado ofrece alguna verosimilitud, cabría deducir que todo ese tinglado fue obra de alguien que tuvo una cierta afición por la filología románica.
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