- Entrevista: "El primer derecho de mi niño es ver a sus dos madres"
- La lesbiana que ha logrado un régimen de visitas para el hijo biológico de su ex pareja defiende que es por el bien del pequeño
- El País, 2006-11-07 # Emilio de Benito, Madrid
"Nosotras íbamos a casarnos, pero la relación se rompió antes. Cuando tuvimos al niño, ni siquiera podíamos hacerlo, porque todavía gobernaba el PP. Si no, hubiéramos hecho como la pareja de chicas de Algeciras, que han registrado al niño como hijo de ambas", relata. Como no había un mecanismo legal, decidieron ponerle al niño de segundo nombre el apellido de Maribel, de manera que éste se acostumbrara a llevar los de sus dos madres. "Lo que no puede ser es que por culpa de la ley se condene a mi hijo a ser un huérfano legal", añade la mujer.
La relación se rompió el pasado verano, y Maribel se encontró con que su ex -de quien no quiere decir nada malo- le impedía ver al niño. "Yo soy su madre tanto como ella. Cuando nació yo dejé mi trabajo un 80% para ocuparme de él. Le he cuidado las enfermedades, me he encargado de su comida, de su ropa. No me arrepiento. Como muchas parejas, llegamos a ese acuerdo, y eso es lo que hicimos", dice Maribel.
Tras la ruptura, el acuerdo saltó por los aires. "En agosto estuve 10 días sin verle", cuenta. Por eso decidió ir a los tribunales. Al final, un auto pionero -y provisional- de una juez de Talavera de la Reina, donde las dos madres de Miguel viven, le ha concedido un régimen de visitas "que está muy bien", opina Maribel: "Tres horas martes y jueves y fines de semana alternos".
Pero llegar a esta situación -que Maribel confía en que se haga firme- no ha sido fácil. "He perdido 14 kilos", dice. La mujer acudió a una asociación, pero no encontró el apoyo que necesitaba. Al final lo consiguió de una abogada, Elena León, que ha conseguido lo que nadie esperaba: un régimen de visitas. "El auto se basa en que existe una relación materno-filial, y en que sería perjudicial para el niño que dejara de ver a quien él considera su madre", explica por teléfono la abogada.
Tanto la letrada como su cliente insisten en ese aspecto. "No se trata de un derecho de los padres; es un derecho del niño. Si a mí me pasa algo mi hijo no tiene derecho ni siquiera a una pensión de orfandad. Las personas mayores tenemos mecanismos para superar una ruptura, pero los niños son más vulnerables. Igual que el hijo de una pareja heterosexual tiene derecho a mantener el contacto con su padre y su madre, el primer derecho de mi niño es ver a sus dos madres", afirma convencida Maribel.
La mujer confía en que dentro de tres o cuatro meses, cuando se dicte sentencia, podrá seguir viendo a su hijo. "En la guardería nos dijeron que es un 'niño 10'. No puede ser que porque hayamos roto se convierta en un 'niño 3", dice mientras enseña orgullosa la foto de quien para ella es "el hijo más guapo del mundo".
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