2006/11/16

> Elkarrizketa: José Ramón Jiménez · Kamelamos Adiquerar > "LOS AMIGOS ME DICEN QUE ME 'APAYADO' DEMASIADO"

  • José Ramón Jiménez · Presidente de la Asociación Kamelamos Adiquerar
  • «Los amigos me dicen que me he 'apayado' demasiado»
  • 'Montxo' dice que vascos y gitanos se parecen mucho: «Somos viscerales, matriarcales y familiares»
  • El Diario Vasco, 2006-11-16 # Ane Urdangarin
Nos cita en la sede de la Peña Flamenca La Paquera de Jérez para hablarnos de los gitanos que viven en Gipuzkoa. Se estima que son unos 2.000. Hoy se celebra el Día del Pueblo Gitano en Euskadi. Cuenta Montxo que algunos han perdido parte de su identidad «para pasar desapercibidos». Él, asturiano, lleva 25 años viviendo en Errenteria y considera que «600 años de separación no se pueden arreglar en tres meses».

- No le gusta la palabra integración. ¿Por qué?
- Porque tal y como yo la interpreto, esta palabra quiere decir diluir, perder parte de tu identidad, porque hay unas diferencias culturales y étnicas que no encajan con las mayoritarias, con lo cual o te integras o te mueres. Prefiero la palabra adaptación.

- ¿Están adaptados los gitanos que viven en Gipuzkoa?
- Algunos llevan varias generaciones conviviendo día a día con el resto de la población. Aquí, además de tener los problemas comunes al resto de los ciudadanos, como el trabajo, la vivienda o la educación, estamos bien. Lo que sí hay es precariedad económica. No hay gitanos ricos. Y en el Norte, tanto en Galicia, como en Asturias o en el País Vasco, no tenemos todavía universitarios. Alguno hay, pero no tantos como en Sevilla, por ejemplo.

- ¿Qué balance hace de la convivencia?
- Con la convivencia se aprende y evolucionamos, pero también hay que pagar un alto precio. Últimamente me están diciendo que me he apayado mucho por todas las horas que curro. «Tú ya no eres gitano», me dicen los amigos. Los gitanos trabajan para vivir y no viven para trabajar.

- Viven el día a día.
- Es que los payos trabajan en exceso, se quedan calvos a los 30 años de tanto pensar y comerse el tarro y después, ¿qué han disfrutado? Viven como pobres y mueren como ricos. No lo entiendo. Todo es guardar y guardar, pensando en la vejez. ¿Pero si quizás no llegamos a la vejez! Mañana, Dios dirá. La vida hay que vivirla. A los gitanos no nos importa no tener, aunque en las últimas décadas estamos aprendiendo de los payos, pero también hay payos que lo dejan todo, se van a pueblos pequeños a vivir y se hacen hasta anacoretas.

- ¿Se identifica con el pueblo vasco?
- Con el que más, porque somos muy similares: viscerales, matriarcales, tenemos mucho sentido de la familia, la colaboración mutua... En la gente vasca veo muy poca hipocresía. Aquí no pasa eso de que te agasajen por delante y te den una puñalada trapera por detrás. Estoy hablando del vasco auténtico, porque hay vascos y vascones. También pasa con los gitanos, porque ahora hay gitanos light.

- ¿Cómo son?
- Han renunciado un poco a su identidad para pasar desapercibidos y poder, por ejemplo, conseguir un trabajo. Por eso ahora los gitanos quieren ser rubios y con ojos azules. Es como pasa cuando una gitana mira un escaparate y ve una tela estampada de flores y dice «¿Que bonita!, pero agitanea». Le gusta pero no quiere ponérsela porque le identifican como gitana y todos los prejuicios caen sobre ella. Así que se pone esas bolitas blancas de pendiente y va más clásica. Hay una renuncia a la propia identidad porque la sociedad te aboca a eso.

- ¿Todavía les discriminan?
- Un montón. A mí me han pasado muchas cosas. Hay una que suelo repetir porque me dejó muy traumatizado. Estaba en la cola del autobús y una señora, cuando me vio, agarró muy fuerte el bolso. Eso te molesta un montón. Le dije que tuviese cuidado porque ella misma estaba identificando que llevaba algo de gran valor. 'Va a venir un desaprensivo y le va a quitar el bolso', le dije. Todavía se asocia al gitano con el ladrón vago y mentiroso. Y tengo que decir que los medios de comunicación tienen parte de la culpa. En la televisión, cuando hay una noticia de un gitano morbosa, la repiten y la repiten. Jamás dirán que un gitano ha encontrado un maletín con un millón de pesetas y lo ha devuelto. Y eso ha pasado. Además, se educa con connotaciones racistas. Y la culpa no es de los niños, sino de sus padres. Todavía se usan expresiones como 'andas sucio como un gitano' o 'qué despeinada estás, pareces una gitanita'. Estamos cansados de que gitano sea sinónimo de suciedad, delincuencia, robo, prostitución... de todo lo peor.

- ¿Los guipuzcoanos somos racistas?
- Más que racistas, creo que clasistas. Pero no sólo con los gitanos, sino entre ellos mismos. Si eres Bengoetxea, por decir un apellido cualquiera, alternas con un tipo concreto de gente; depende del estatus social y económico. Lo percibo mucho aquí, donde los ricos salen con los ricos y los pobres con los pobres. Por eso montamos la peña La Paquera, para que ricos y pobres se junten.

- ¿Y se juntan?
- Sí. Es lo bonito. Por aquí viene todo tipo de gente y alterna con un respeto total. Recuerdo que un día había un negro bailando sevillanas. Y también vienen judíos, latinos, vascos, porque muchos socios son euskaldunes... Una noche que había diez etnias diferentes me dije a mí mismo: 'Montxo, has conseguido tus objetivos, juntar las diferencias'. Y no había ningún problema. Hay pocos sitios de encuentro como éste, donde la gente puede relacionarse y hablar, porque se está perdiendo la comunicación humana y eso le conviene al sistema: un pueblo unido no es vencido, pero uno desunido... A mí me da mucha pena.

«Estamos dentro del sistema»

- ¿Qué queda del gitano nómada con el carro?
- Es una imagen romántica, preciosa. Lo que pasa es que ahora ya estamos controlados. Cuántas veces suelo decir: «Me encantaría coger un carro e irme por ahí». Y una vez uno de mis siete hijos me respondió: «¿Y dónde enchufamos la televisión?».

- ¿La familia gitana ha cambiado?
- Sí. Ahora ya estamos dentro del sistema, tenemos muchas más responsabilidades y hay que pagar la luz, la casa, y eso quiere decir que tienen que trabajar el hombre y la mujer. Los hijos ya no están como estaban, ya no se crían con el calor materno. Y luego ves a jóvenes que andan de juerga y están desesperados porque no conocen a sus padres. Es consecuencia de la desestructuración familiar, tanto entre payos como en gitanos.

- ¿Qué aspecto de la cultura gitano destacaría?
- El sentido de pueblo. Yo mañana me voy a Rumanía y me acogen sin necesidad de que tenga que presentar ninguna credencial.

- ¿Y de la cultura vasca?
- Hay una cosa que me llama mucho la atención y es la recogida de la hierba. Esa colaboración que tenían los caseros, esa hospitalidad, cómo se ayudaban, ese abuelo al lado del fuego contando historias... Eso se está perdiendo en un pueblo que es único.

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