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• La ley, al desnudo
• Noticias de Gipuzkoa, 2006-05-29

Falta menos de una semana para que comience la temporada de playa. En unos días, convivirán en los tres arenales donostiarras los partidarios de tomar el sol desnudos y aquellas personas que prefieren hacerlo provistas de un bañador. ¿Lo harán en las tres playas? "Claro que sí, en las tres, no sólo en La Zurriola", comenta José María Cristóbal, vocal de la Asociación Naturista del País Vasco en Gipuzkoa. Este donostiarra residente en Egia asegura que en la organización tienen claro que la práctica del nudismo "es legal".

En la entidad, para hacer tal afirmación, se basan, "más que en la Ordenanza sobre el Civismo, en la declaración de Derechos Humanos y en la Constitución Española, ya que la legislación de todo lo referente a las playas y costas trasciende el ámbito municipal". Dichos documentos "no prohíben en ningún caso prácticas como la que nosotros llevamos a cabo. Pese a ello, como somos respetuosos y no queremos protagonizar ningún tipo de polémica, siempre hemos preferido contar con el beneplácito municipal para poder desnudarnos en las playas de la ciudad", apunta Cristóbal.

• La historia
• Aquellos inicios en Santa Clara

Todo comenzó hace unos años, cuando desde la Asociación Naturista del País Vasco se pusieron en contacto con el Consistorio donostiarra para reivindicar "la legalidad del nudismo" y pedir un espacio en la ciudad donde poder practicarlo. José María Cristóbal relata que el lugar propuesto por la asociación naturista fue la isla Santa Clara, "cuya playa es el enclave de Donostia donde menos confrontación podían encontrar los nudistas".

En verano de 2004 surgió la polémica. En los despachos del Ayuntamiento se preparaba la Ordenanza Municipal sobre el Civismo, texto que terminó aprobándose en septiembre. La posibilidad de que la normativa permitiera la acotación en la playa de La Zurriola de una zona para nudistas levantó ampollas y no agradó a los detractores del nudismo ni a los propios naturistas: "Estamos en contra de acotar cualquier zona, ya que ello supone una discriminación", apunta Cristóbal, quien aplaude que "el Consistorio, finalmente, tolerara en la Ordenanza la posibilidad de ir desnudo a cualquiera de las playas donostiarras".

Aquel verano de hace dos años, los nudistas se anticiparon a la publicación de la Ordenanza y se instalaron en la citada zona de La Zurriola. "No lo hicimos porque aquél fuera el espacio que se pensaba acotar, sino porque se trata del punto del arenal donde mejor se puede disfrutar del mismo. Hay que tener en cuenta que muchos de los naturistas donostiarras acuden a la playa en familia y que el espigón dota a las aguas de la zona de una tranquilidad ideal para nuestros hijos", aclara Cristóbal.

Ya han transcurrido dos años desde entonces, pero el grueso de los naturistas donostiarras sigue situándose en el mismo espacio de La Zurriola, el contiguo al espigón. "Si no hemos extendido el movimiento nudista a otras playas de la ciudad creo que es por lo respetuosos que somos: si vemos que podemos molestar a alguien o que la gente de nuestro entorno puede sentirse incómoda enseguida nos ponemos el bañador. Personalmente yo sí que me he paseado desnudo por La Concha o por Ondarreta, y es cierto que en estos dos arenales he podido percibir una atmósfera algo más contraria al naturismo que la que existe en La Zurriola", asegura José María Cristóbal.

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• Los ciudadanos, divididos ante la práctica del nudismo en las playas donostiarras
• Mientras unos manifiestan que están "en contra ", otros aseguran que respetan a los naturistas

[MR, Donostia] La opinión de los donostiarras respecto a la práctica del nudismo en las playas de la ciudad no es ni mucho menos unánime. Algunas de las personas que aprovecharon la mañana del pasado viernes para disfrutar en La Zurriola de unos tímido rayos de sol mostraron diferentes pareceres acerca del movimiento naturista.

Asunción Peralta acudió al arenal del barrio de Gros junto a su marido, ya jubilado. Esta ama de casa afirma que "nunca" terminará de acostumbrarse a "estar toalla con toalla con gente que no utiliza bañador". "Me parece que no es ni siquiera higiénico", añade. Asunción no cree que su opinión esté motivada por su edad: "Que conste que mis nietos piensan igual que yo", asegura.

• "A mí no me molesta"

Itziar Ramos, una joven que acaba de terminar los exámenes y a la que le daba pereza estudiar el pasado viernes para la Selectividad, tomaba el sol a escasos metros de Asunción. A la joven, una habitual de La Zurriola durante los últimos veranos, no le suele molestar la presencia de nudistas en la zona. "No creo que pasar una jornada de playa desnudo haga mal a nadie. Yo nunca lo haré, pero no me incomoda que otros practiquen nudismo, creo que están en su derecho. ¿En otras playas donostiarras? No sabía que era posible, pero me parece lógico. Si uno puede desnudarse en La Zurriola, es normal que pueda hacerlo en el resto de arenales de la ciudad", señala.

Más intransigentes se mostraban algunos de los paseantes que, sin bajar a la arena, recorrían el espigón. Juan Villanueva, jubilado intxaurrondotarra, comentaba sentado en un banco que no entendía "cómo el Ayuntamiento permite estas cosas".

"Recuerdo la época en la que enseñar la rodilla era una barbaridad. Estoy de acuerdo en que aquellos tiempos forman parte del pasado y veo lógico que la sociedad haya avanzado, pero no hasta estos extremos. Creo que pasearse desnudo entre la gente no es ético ni moral. No tengo porqué ser testigo en la orilla de la playa de escenas que me resultan muy desagradables, y eso es algo que los nudistas han de tener en cuenta", concluye Villanueva.