- Las mil y un formas de ser gay
- Hay gays de norte a sur, de Baja California y Chiapas, de Yucatán a Coahuila. Los hay con acento norteño, aunque parezcan machos, y otros más evidentes, como los de Oaxaca. Están los catalanes, suizos, paraguayos, canadienses y noruegos también.
- Anodis, 2006-08-16 # Andrés Lautaro
Hay gays pecosos, negros, rubios, pelirrojos, flacos, gordos. Gays de Aries, Escorpio o Libra. Gays que se guían por Ludovica Squirru, por Dios o por las apariencias. Gays que aman a Susana y gays que la odian. Gays que ven a Tinelli y gays que lo detestan. Hay gays en las oficinas públicas, en los bancos. Hay gays que bailan por un sueño y otros que bailando somos una pesadilla. Gays médicos ( de todas las especialidades) y gays que sólo te curan de espanto.
Hay gays que apoyan a Hugo Chávez en Venezuela. Y hay gays de derecha, de centro y de nada (gracias a mí la política no me interesa). Gays vistiendo a las famosas y desvistiendo a los no tan famosos. Gays que se prostituyen: por muchísimo, por poco, por casi nada. Gays que llevan doble vida. Gays casados, con hijos. Y también hijos gays que se casarán para darle el gusto a sus padres y para no romper un esquema familiar que se supone sólido como un roble.
Hay gays veterinarios, arquitectos, cineastas, contadores. Gays trabajando en call centers repitiendo muy seguido “¿En que puedo ayudarle?” y gays que ayudan a otros gays. A salir del armario, a salir con más o menos cuidado. Y también, a no salir (pero seguro sí a salir al boliche). Hay gays que deberían llamarse Gayggle : están en la del hombre perfecto y obtiene resultados 0 de 0.
Hay más de un gay en familias con dos o tres apellidos ilustres y un retrato del bisabuelo presidiendo el comedor. Y también, desde luego, los hay en villas donde no llega el agua potable y donde el precio de una garrafa desbarata la economía familiar.
Muchos gays están muy solos. Y hay otros que tienen 200 contactos en el Messenger (sintiéndose.. igual de solos). Hay gays que leen mucho y otros que apenas leen los subtítulos de las películas yanquis. Y gays anti-yanquis que militan en partidos de izquierda.
Hay gays encerrados en gimnasios por voluntad propia, soñando con los mejores bíceps, los propios y los ajenos. Toman anabólicos, otros mate, otros merca, otros pastillas. Otros todo. Los más corrientes toman un taxi y una aspirina.
Hay gays que siguen a Madonna. (¡Y también hay quienes no lo hacen!) Hay gays en los puestos de peaje, en las obras en construcción, en canales de televisión, en bares céntricos o suburbanos. Y hay miles desparramados entre Jujuy y Usuahia, viviendo en pueblos muy chicos que los ahogan con la parva de rumores que circulan sobre ellos.
Hay gays sordomudos. Gays privados de la libertad y otros que no hacen buen uso de ella. Gays evangelistas, cómo no, y gays que apenas Hay gays que aman este par de frases de China Zorrilla en Esperando la carroza : “¡Qué lindo vestidito que tenés..parecés una modelo.. que lindaaa que estás..” y su consecutiva “¡Qué horrible está esa criatura, cada día más igual al padre!”. (Ahora, pregunto yo: ¿Hay gays que no vieron Esperando la Carroza?).
Hay gays activos, pasivos y amplios. Y gays que odian esa clasificación. Hay locas malas, bichas queer, mariquitas resentidas. Y hay gays ingenuos que dan ternura o irritan.
Algunos gays viven mientras otros vhiven. Algunos nunca van a hacerse el análisis y otros están obsesionados por ello. De más está decirlo : hay gays que se cuidan y gays que nos descuidan un poco a todos. Y hay quienes descubrimos que son dos palabras que te puedan dar un momento de alivio inolvidable.
Y finalmente, hay gays orgullosos de serlo. Y gays que no. Para ambos fue esta columna. Y, en verdad es para todos los que tienen ganas de ser felices a su manera, con lo que hay y con lo que falta.
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