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• Madre no hay más que dos
• Siglo XXI, 2006-10-18 # Isaías Lafuente

Antonia Meléndez y María Ángeles Zucilla son matrimonio, han tenido una niña y han conseguido que una juez las inscriba como madres de la bebé sin problemas. El problema viene ahora, porque según la Ley de Reproducción Asistida la madre no biológica tendría que haber iniciado un proceso de adopción para ver reconocido su derecho, cosa que no sucede en el caso de los padres no biológicos que son inscritos inmediatamente como tales en el Libro de Familia. Esta discriminación hubiera tenido explicación si la Ley de Reproducción Asistida fuese previa a la ley que aprobó los matrimonios homosexuales. Pero la cuestión es que aquélla se reformó un año después de que fuera aprobada la norma que permite las bodas gays y sin embargo quienes la elaboraron, la enmendaron y la aprobaron no cayeron en la cuenta de que el marco legal había cambiado e incluyeron el término "marido", que hace referencia al hombre, en vez de incluir el genérico "cónyuge", que hubiera resuelto todos los problemas.

Ahora el Gobierno promete que revisará la ley que discrimina de esta manera a las parejas de lesbianas frente a las parejas heterosexuales. Faltaría más. Lo que parece increíble es que no se haya hecho antes, algo que las asociaciones de gays y lesbianas venían reclamando desde que se aprobó la Ley de Reproducción Asistida el pasado mes de marzo. Desde entonces, otras parejas de mujeres se han sometido a fecundación y han tenido hijos, pero no la suerte de dar con una juez que interpretase la norma desde la lógica y facilitase los trámites de inscripción en el Registro Civil. Estas parejas podrían haber solicitado el amparo por una vulneración de derechos fundamentales, pero sabiendo de la tortuosa lentitud de la justicia han preferido emprender la adopción, que se resuelve en seis meses. Si alguna hubiera emprendido esta batalla, la noticia habría saltado a los periódicos como ahora lo ha hecho la historia de Antonia y María Ángeles gracias a la razonable decisión de la juez de Algeciras. Y entonces todo se habría acelerado.

El fiscal ha decidido recurrir la decisión de la juez. Esperemos que la reforma legal llegue antes que la resolución judicial del conflicto. Ahora que el Vaticano ha reconocido que el limbo no existe, no lo vayamos a reabrir a base de mantener intactas leyes imprecisas. Y la hija de Antonia y María Ángeles, como los hijos de otras parejas de lesbianas nacidos en los últimos meses, no tienen por que vivir en el limbo jurídico a la espera de que la burocracia resuelva lo evidente: que tienen dos madres.