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• Crónica con sal: Sagrado vínculo
• La Rioja, 2006-07-03 # Manuel Alcántara

Algunos miembros del alto clero tienen tanto interés en salvar a la institución familiar como Brigitte Bardot en salvar las ballenas. El arzobispo de Valencia, monseñor García-Gasco, cree que la cosa urge. Y yendo más arriba en la jerarquía eclesiástica, Su Santidad el Papa Benedicto XVI ha acusado a algunos medios de comunicación de «ridiculizar y denigrar» a la familia. Es cierto que el matrimonio no siempre tiene la monótona forma de unión entre un hombre y una mujer, ya que han sido aceptadas otras variantes. No por cierto en todos los países, ya que todavía hay ocho naciones que incluyen en sus leyes la condena a muerte para personas homosexuales. Una monstruosidad que por supuesto no impide que haya homosexuales, pero evita que haya manifestaciones de Orgullo Gay.

No estoy seguro de que en esta época se ridiculice y se denigre al matrimonio más que en ninguna otra. Siempre se ha contabilizado un gran número de detractores, generalmente casados, que hablaron pestes de él, sin tener en cuenta que contraerlo es imprescindible para obtener el divorcio. Del matrimonio se ha dicho que es una comunidad compuesta por un amo, un ama y dos esclavos. Y que es un pequeño juego, no de sociedad, sino de saciedad. Algunos han reconocido que simplifica la vida, aunque complique la jornada. Otros, más benévolos, lo que reconocen es que cuando no se tiene el valor suficiente para matar a la otra persona, es preciso vivir con ella. Tampoco han faltado los que describen la ceremonia de la unión como un acto en el que se coloca un anillo en el dedo de la esposa y otro en la nariz del esposo.

Es curioso que entre los defensores del matrimonio abunden los eclesiásticos de diversa graduación, que son solteros, pero me consta que hay quienes desean vivir juntos y envejecer juntos. No necesitan congresos.