2006/06/30

> Berria: Hiesa > UDIARRAGA GARCIA-URIBE: "ES IRRESPONSABLE QUE HAYA INSTITUCIONES QUE NO FOMENTEN EL PRESERVATIVO"

  • «Es irresponsable que haya instituciones que no fomenten el preservativo»
  • Udiarraga García-Uribe, veterana activista antisida, recibe el 'Premio Utopía' de la Diputación de Vizcaya Asesora a afectados por el virus y trabaja por la concienciación social
  • El Correo, 2006-06-39 # Gerardo Elorriaga, Bilbao
Cuando alguien llega a su despacho con el diagnóstico de VIH positivo en el bolsillo, Udiarraga García-Uribe procura reprimir sus profesionales ganas de informar. «Intento no hablar, porque las personas que han de enfrentan al sida necesitan, antes que nada, expresarse en un lugar donde no se les juzgue», explica. «Y si tienen problemas para verbalizar lo que sienten, las pongo en contacto con otra gente que ha pasado también recientemente por la misma situación». Esa es su labor.

Sólo después de este primer contacto en la sede de Itxarobide, entidad en la que ejerce funciones de coordinadora, les asesora sobre los medios sanitarios disponibles. «Eso es algo que se aprende después de cometer muchos errores». La prudente medida alcanzada es uno de los frutos que ha logrado después de más de quince años de lucha personal contra la epidemia, un esfuerzo recompensado ayer con el Premio Utopía del Departamento de Acción Social de la Diputación vizcaína.

Ella les cuenta que de esta enfermedad ya no se muere nadie que goce de residencia en el Norte del planeta. Hubo, sin embargo, un tiempo, a principios de los años noventa, en los que esta mujer, nacida en Miravalles, acudía a dos funerales semanales. «Entonces, sólo se podía acompañar, era horrible», recuerda. «Había gente que moría en silencio, sola. Y la familia sufría, porque cruzar la puerta del Pabellón Gandarias, en el Hospital de Basurto, era revelar el drama. No podían contar que un hijo padecía la enfermedad maldita, aunque, justo es decirlo, hubo otros que sí se sintieron más apoyados entre los suyos».

Fueron años duros, demasiado para vivirlos de cerca. Udiarraga García-Uribe los recuerda bien. Aquella larga lista de jóvenes vascos cuya vida se vio truncada prendió la llama del activismo local. «Un día me di cuenta de que mis dos horas de voluntariado, muy influido por la pérdida de dos personas cercanas y la influencia de la educación recibida en el seno de una familia católica de libro, no eran suficientes». Se volcó e hizo pivotar su vida sobre esa lucha. A partir de su militancia en la Asociación T-4, empezó a aprender de especialistas en un reciclaje continuo, y a asistir a cursos de formación y a foros donde contrastar experiencias y formas de abordaje.

Primera línea de fuego
Su militancia, como la de otros muchos en el mundo, entró en crisis en el año 2000, en su caso para salir aún mucho más reforzada que antes. Ocurrió en la Conferencia Mundial contra el Sida que se celebró en Sudáfrica. «Allí vi que nos encontrábamos ante un desastre de una magnitud insospechada y que requería incluso un posicionamiento político».

Desde entonces, cree que resulta prioritario presionar a los gobiernos, crear redes internacionales de apoyo. «Tenemos que pasar de la séptima a la primera línea de combate, unir voluntades, competir con los gobiernos, a menudo menos implicados en su erradicación».

Ahora, en Itxarobide, la entidad que ayudó a fundar un año después, también apuesta por la proyección internacional, la labor de concienciación con administraciones y ONG de cooperación al desarrollo. «Me parece irresponsable que instituciones con prestigio y que llevan a cabo una gran labor no hayan dado un paso adelante, que no fomenten el uso del preservativo o que haya países que ni siquiera realicen la prueba», lamenta. «Hablamos de un genocidio».

A pesar de la falta de sensibilización, también asume que ha habido cambios positivos en la mentalidad de los agentes implicados. «Aquel muro de silencio ya no existe, pero se ha ocultado y se seguirá ocultando fuera del ámbito íntimo y es natural», admite.

Ella nunca ha sufrido un rechazo abierto y explícito por su condición de activista. «Tal vez se deba a la cultura solidaria de la población vasca o a que la sociedad responde de igual manera a aquello que haces con pasión y respeto».
  • La vacuna, el único remedio para el Sur
Udiarraga cree que ningún mal como el sida ha sido tan eficiente a la hora de establecer abismales diferencias entre el Norte, donde existe un control relativo sobre su expansión y cabe la esperanza para las víctimas, y el Sur, especialmente en África, deprimida por el contagio masivo y los fallecimientos continuos. «Incluso han variado radicalmente acendrados hábitos sexuales, frente a las drogas o el poder», señala.

Aunque huye de los triunfalismos, reconoce que las terapias antirretrovirales establecieron un antes y un después, e indica que la generación de 1996, tal como ella la denomina, estableció la inflexión decisiva. «Alargó la vida y detuvo la muerte».

Actualmente su esfuerzo se encamina a mejorar la calidad de vida de los implicados, a menudo afectados por enfermedades asociadas al VIH o debilitados por el efecto de largos tratamientos.

A su juicio, el futuro transcurre por la obtención de una vacuna preventiva y su mayor afán radica en concienciar a los ciudadanos, grupos solidarios y políticos, en la necesidad de colaborar en ese propósito. «Es la única manera de impedir que los más pobres, los desfavorecidos del mundo, sigan contagiándose».Las cosas han cambiado, pero la llama del activismo tiene que seguir viva. García-Uribe recuerda cómo llegaron hace 25 años las primeras noticias de una enfermedad que mataba a los más jóvenes y que se asociaba con la homosexualidad. Hoy condiciona la vida de todo el mundo. En su caso, la ha transformado. «Nunca lo he contado, pero lo cierto es que Josu Unanue, un bermeano afectado y gran activista, me insufló la pasión por el voluntariado. El lo experimentaba con una gran humanidad». Su trabajo la apasionante porque conlleva un constante crecimiento personal. «Nunca dejas de aprender».

No comments: