- Como una pareja más
- ABC de Sevilla, 2006-07-22 # Pedro Rodríguez, Washington
Tal y como ha confirmado esta semana Mary Breslauer, una amiga del matrimonio que actúa como portavoz, la pareja de lesbianas ha decidido separarse de forma amistosa pese a sus veinte años de convivencia. Según Brelauer, en estos momentos difíciles para Julie y Hillary «su prioridad número uno, como siempre, es criar a su hija Annie y, aunque como las otras parejas en estos casos, han hecho una enorme contribución hacia la igualdad matrimonial, ahora no se encuentran bajo el ojo público y solicitan que su privacidad sea respetada».
Ocho mil matrimonios
Desde que Julie y Hillary celebraron su boda civil el 17 de mayo del 2004 -el primer día en aplicarse la sentencia del Supremo estatal adoptada por cuatro votos contra tres en el caso conocido como «Goodridge versus el Departamento de Salud Pública»- más de ocho mil parejas del mismo sexo se han casado en Massachusetts, el único estado en la Unión que reconoce la posibilidad de matrimonios «gay» a sus residentes permanentes. Entre ese grupo, se habrían formalizado unos 45 divorcios.
Como consecuencia de la decisión de Massachusetts, una veintena de Estados norteamericanos han aprobado reformas en sus respectivas constituciones para definir la institución del matrimonio exclusivamente como la unión entre un hombre y una mujer. Similares intentos a escala federal, respaldados por la Administración Bush, no han prosperado al carecer de las súper-mayorías necesarias en ambas Cámaras del Congreso. En este escenario no uniforme, Vermont y Connecticut admiten la posibilidad de uniones civiles. Mientras que California, Hawaii, Nueva Jersey, Maine y el Distrito de Columbia ofrecen algún tipo de reconocimiento legal.
La separación de Julie y Hillary, todavía no acompañada por un proceso de divorcio, ha sido recibida con llamativa discreción por los activistas enfrentados en Estados Unidos por la polémica de los matrimonios «gay». Lisa Barstow, del Instituto de la Familia de Massachusetts que intenta acabar con el precedente sentado por el caso Goodridge, se ha limitado a indicar que esta separación «es algo personal y creo que necesitamos abordarla con dignidad». Un comedido tono similar al adoptado por Matt Foreman, director ejecutivo de la Fuerza Nacional de Gays y Lesbianas, quien se ha limitado a insistir en que esta ruptura no debe influir en la lucha a favor de los matrimonios del mismo sexo.
Con todo, el precedente de Massachusetts está lejos de resultar definitivo. La semana pasada, el Supremo estatal respaldó la posibilidad de que un referéndum popular prohíba o apruebe los matrimonios de personas del mismo sexo. Si un número suficiente de miembros en la Legislatura estatal se suman a este proyecto de consulta popular, los ciudadanos de Massachusetts tendrían la oportunidad de pronunciarse al respecto coincidiendo con las presidenciales del 2008.
Durante toda su saga, Julie (a sus 49 años presidenta de una firma de inversiones) y Hillary (de 50 años y responsable de un programa de actividades benéficas) fueron presentadas por la organizada comunidad «gay» de EE.UU. como un ejemplo perfecto para legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo: una pareja sólida, financieramente estable y madres dedicadas a su hija.
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