2006/07/16

> Berria: Biluztasuna > EL FOTOGRAFO PHIL COLLINS SE REENCUENTRA EN DONOSTIA CON LOS MODELOS DE "REAL SOCIETY"

  • Reencuentro en la habitación 103
  • Phil Collins regresó ayer a Donostia, lugar donde tuvo un encuentro con los modelos que posaron desnudos para su propuesta fotográfica 'real society' en 2002
  • El Diario Vasco, 2006-07-16 # Gorka Larrumbide, DV, San Sebastián

«Tu foto puede recorrer el mundo entero». Bajo esta premisa, Phil Collins se presentó en 2002 en San Sebastián con un objetivo claro, retratar a gente de todas las edades en la habitación 103 del Hotel María Cristina con su propuesta fotográfica real society. El único requisito: posar desnudos. Por aquel entonces, medio centenar de voluntarios se animaron a tomar parte en esta iniciativa, propuesta que cuatro años después y en pleno Kursaal, llamaría la atención de más de un millar de aguerridos valientes que se atrevieron con las imponentes instalaciones que planteó el estadounidense Spencer Tunick. Ayer, y en compañía de los miembros de Donostiako Arte Ekinbideak (D.A.E.) que promovieron este acto, Collins regresaba a la capital guipuzcoana para tener un encuentro con los modelos que se ofrecieron a aquel experimento artístico. El reconocimiento de este fotógrafo le ha hecho merecedor de la candidatura al prestigioso Premio Turner, que se entregará el próximo 4 de diciembre en el Reino Unido. Seguro que los ciudadanos que desnudaron su alma y su cuerpo ante el fotógrafo se sienten hoy parte activa de esta importante mención.

A menudo, la ciudadanía donostiarra ha convivido con el lastre de la extrema timidez como parte cromosomática de su personalidad, pero lejos de desmentirlo, el propio Collins ratificó esta idea. «El trabajo pretendía que los modelos se deshinibieran, que brillaran con aquello que es natural. Pero he de reconocer que los vascos son muy poco atrevidos, se desnudaban pidiendo permiso con la mirada, con delicadeza», manifestó recién llegado a Donostia. Estos días se conmemora el cuarto aniversario de aquel acontecimiento que desató las iras entre conservadores y liberales. Ayer, nuevamente en las dependencias del hotel, Collins entregaba en mano y como prometió, las instantáneas que realizó a los participantes. Una oportunidad de apreciar la evolución de sus cuerpos después de años de paciente espera.

Dos anuncios publicitarios en DV fueron el pretexto perfecto para que la gente se interesara por esta iniciativa. La ambigüedad de su texto jugó un papel clave, de esta manera se consiguió llamar la atención. «Este proyecto gozaba de una idea democrática de la belleza, en el que todo el mundo podía tomar parte activa, distanciándose de los tópicos que nos vende la televisión, el cine o las superestrellas, de ahí su nombre, real society (sociedad real). El hotel además, se presentó como un lugar fantasioso, en el que hombres y mujeres compartieron gestos de intimidad», explicó.

Los modelos, también tuvieron oportunidad de, además de recibir una instantánea, presenciar un vídeo de aquella sesión. Arrumacos, caricias, vergüenzas, toda una «revelación de la verdadera personalidad que ocultamos tras una vestimenta».
  • Implicación personal
Si algo caracteriza la obra de este artista es la implicación que hace en cada uno de sus proyectos. Yugoslavia, Kosovo, Irak, no son lugares desconocidos para Collins, a los que no duda en viajar para retratar en fotografías y en vídeos las vivencias de la sociedad civil desde el corazón del conflicto. Entre sus últimas actividades encontramos su propuesta don't they shoot horses, en el que varios jóvenes de Ramala (Palestina) bailaron incansables durante ocho horas los ritmos occidentales que propuso Phil.

Su próximo destino, Vizcaya, con la muestra El retorno de lo real en la galería Rekalde. Su andadura donostiarra supuso una meteórica carrera, ahora potenciada por la nominación al Premio Turner. Mucha Suerte.

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