- El ideólogo del matrimonio gay en España explica cómo se logró allí esa conquista
- “No se puede ser de izquierda y homofóbico”
- Es un dirigente del movimiento gay. Pertenece al PSOE y ahora es concejal de Madrid. Aquí, Pedro Zerolo analiza el proceso que llevó a reconocer el casamiento entre homosexuales en ese país. Y explica por qué en Argentina también puede suceder.
- Página 12 [Argentina], 2006-07-16 # Cristian Alarcón
Lo del optimismo exacerbado de Zerolo es una marca personal, un gesto tomado hace por lo menos 25 años, cuando a los 19 llegó a Madrid, después de vivir durante la adolescencia en Canarias. En realidad, este moreno de rulos, flaco y a primera vista más joven que los 44 años que acusa, había nacido en 1960 en Caracas, hijo de exiliados españoles en la patria de Chávez. Recibido de abogado, llegó a la ciudad en la que comenzaba el destape español que redundó en películas, arte y sobre todo nuevas costumbres mundanas para los de la generación nacida cuando el “flower power”, reivindicada ahora por este personaje de la cultura española. Es que Pedro Zerolo lleva tantos años como madrileño como años de activismo por las luchas de gays, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales, como años de participación política en otros frentes: desde la pobreza de los barrios españoles hasta la migración.
De visita en Buenos Aires como miembro del Secretariado Nacional del PSOE –Partido Socialista Obrero Español– y concejal por el partido ante la Alcaldía de Madrid, desgranó ante Página/12 su fervor militante por el proyecto que lidera Rodríguez Zapatero y el de los países latinoamericanos que han virado hacia lo que no llama socialismo de izquierda –como al suyo propio– sino “gobiernos progresistas”. Izquierda, revolución y hasta citas de Violeta Parra y Mario Benedetti forman parte de lenguaje del flamante precandidato gay a alcalde de Madrid, que oscila entre el folclore global de las “nuevas izquierdas” y el discurso socialdemócrata, aunque en su versión “roja”.
Ansiedad y ambición
El fotógrafo de este diario acomoda luces alrededor del sillón en el que Zerolo se estira después de un día de reuniones incesantes con referentes del PSOE en la Argentina. Preferiría Zerolo que la sesión de fotos fuera antes o después de las preguntas, porque si no, dice, se pone nervioso.
–Pero en España es un personaje muy mediático, está acostumbrado a que le tomen fotos.
–Estoy acostumbrado a casi todo –dice y ríe.
–Aunque no estaba acostumbrado a lo oficial. Nunca se imaginó como migrante, o como activista gay, que se convertiría en legislador.
–Porque siempre he vivido como hay que vivir la vida, con toda la intensidad posible y afrontándola con determinación e ilusión. Pero no he hecho proyecto político de futuro: no soy una persona recién llegada a la política. Con un padre y una madre de izquierdas que me han inculcado el espíritu político que me ha servido para tener el combustible necesario. Además no he tenido ansiedad política porque si no no hubiera tenido tanto tiempo en la calle. Eso sí, siempre he tenido una gran ambición.
–¿Cuál es la diferencia entre ansiedad y ambición?
–La ansiedad es estar donde hay que estar, donde hay que trabajar sin tener un proyecto político de cambio. Por lo tanto no he tenido ansiedad por desarrollar una carrera política, sino estar ahí donde hay que hacerlo durante mucho tiempo cuando uno se construye desde la calle. Ambición es poder hablar, poder expresar, poder proyectar lo que llamo el discurso de la ampliación de derechos, con la sociedad del arco iris, que es el modelo que pretendo. Es un modelo plural, diverso, participativo, laico, mestizo, donde quepamos todos y todas desde la diferencia de cada cual. Ese discurso hay que irlo construyendo, viviendo, desde lo personal.
Pedro Zerolo tiene un currículum en el que ostenta el flamante título de ex presidente de la Federación Estatal de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales, el lugar desde el que motorizó la elaboración, primero de las leyes de unión civil en distintos estados autónomos, y por fin, la ley de matrimonio y adopción, votada por todos los partidos políticos españoles, exceptuando al PP. Las negociaciones de esa ley, la tarea de convencimiento, estuvo a cargo de Zerolo. Fue tal la divulgación de los derechos de las minorías sexuales que hizo dando la cara este carilindo que las revistas de ambiente en España hablan de él como del “hijo gay que a ninguna madre avergonzaría presentar”.
–¿Cuál fue el proceso político que vivieron desde el activismo Glttbi primero con el PSOE?
–No ha llegado la plenitud del derecho de la noche a la mañana, nadie nos ha regalado nada. No ha caído del cielo. Del cielo nunca llueve café, aunque la canción diga lo mismo (Zerolo adora las citas y parte de su fama se debe a su “poética” manera de referirse a la política). En España no hemos luchado por el matrimonio, por poder adoptar menores, hemos luchado por el reconocimiento de nuestra dignidad, que es tener los mismos derechos, los mismos deberes y con los mismos nombres que los heterosexuales. Porque si no tienen los mismos nombres estamos hablando de apartheid. Nosotros seguimos en la misma estela de los demás movimientos de liberación en el mundo, el antiesclavista, el racial, el feminista.
La mafia rosa
Zerolo recuerda que hace treinta años en España un homosexual no tenía grandes chances: la cárcel, el manicomnio, el infierno. “De donde no hemos salido es de los infiernos”, dice, apuntando a la Iglesia Católica. Por eso entre sus frases de cabecera –abunda en citas el concejal– gana la que tomó prestada de las feministas, adaptada: “Los hombres buenos van al cielo, los otros van a todas partes”. El, dice, prefiere ir a todas partes. Zerolo tiene humor. Por eso se toma casi como un chiste las acusaciones de la derecha española que salió a gritar que él era el lobbista de la “mafia rosa”. “Son los sectores más integristas de la jerarquía eclesiástica. Pero en España son todos los mismos, porque el PP se ha convertido en el vocero de los sectores ultraconservadores”, acusa.
–De todas maneras, hace cinco años sólo uno de cada tres estaba de acuerdo con una ley nacional, y ahora son dos de cada tres. ¿Cómo cree que se produjo un cambio en la opinión de los españoles?
–Cambiar la mentalidad social tiene que ver con haber dado debate.
Dimos la cara y hemos ido cambiándola. En el ’98 se empezaron a aprobar leyes de parejas de hecho, y nunca se dejó de hablar con todos los partidos políticos, pero sabíamos que sería más fácil convencer a la izquierda. Simplemente se les recordó su compromiso ideológico: no se puede ser de izquierda y ser machista; ser xenófobo, no se puede ser racista, homófobo. Ese fue el recordatorio que se le hizo.
Zerolo predica y practica. Su relación de diez años con el diseñador Jesús Soto se hizo famosa en la tapa de la revista Zero, la publicación gay más fashion y de mayor circulación de España, cuando anunció que se casarían con la ley que él mismo forjó. Lo hicieron con la pompa y la emoción del caso el 1º de octubre de 2005 ante 150 invitados. Bajo un calor agobiante los familiares, los amigos, los principales dirigentes del PSOE y varias estrellas televisivas como el también venezolano y escritor Boris Izaguirre lagrimearon cuando los novios dieron el sí ante Trinidad Jiménez, máxima referente del socialismo madrileño, amiga y compañera de bancada de Zerolo. Una cantante y un coro de gospel musicalizaron la ceremonia. A la salida, desde el balcón de la Casa del Panadero, en la Plaza Mayor, llovieron pétalos y arroz en cantidades. “Estoy seguro de que los hijos vendrán”, dijo el concejal ante las preguntas por la futura paternidad de la pareja.
La complicidad de Trinidad Jiménez con Pedro Zerolo lleva años, de cuando ella como mujer del PSOE se relacionaba con el dirigente gay. Fue ella –una elegante malagueña rubia con aires mundanos– quien lo convocó como candidato para el partido. Fue ella quien lo presentó con el entonces secretario general del PSOE, precandidato a la presidencia, quien en 2004 tuvo una reunión clave con Zerolo: asumió su compromiso de defender la ley de matrimonio. La relación con el jefe de Estado ha llegado a tal nivel que desde mayo, cuando se hicieron públicas las encuestas al interior del PSOE que lo privilegian como candidato a la Alcaldía de Madrid –incluso por sobre su amiga Trinidad–, Zerolo es un hombre valioso en sus proyectos. “Muchas mujeres periodistas y mujeres feministas nos abrieron los despachos de nuestros compañeros de la izquierda y les recordamos los compromisos ideológicos”, cuenta.
–A nivel institucional ahora también el Ejército está viendo la salida del closet de los militares gays. Hace cinco años no pasaba.
–Hemos cambiado la mentalidad social y luego les pedimos a gays y lesbianas que salieran libre y voluntariamente de los armarios. Lo han ido haciendo uno tras otro.
–Aquí esto aún no se da.
–Esto terminará también sucediendo aquí. El camino de la igualdad es irreversible. Y la igualdad la disfrutarán ojalá pronto. Han salido desde sacerdotes hasta militares, presentadores de televisión, deportistas. Ahora acaba de salir del armario un magistrado de la Audiencia Nacional, Grande Marlasca, que es una persona muy significada, que no sólo ha dicho que es homosexual, sino que se ha casado, y habla de su marido, en todos los medios. Varios alcaldes.
–Puede que sea el alcalde de Madrid...
–Seré lo que el partido me pida que sea. Pero lo cierto es que aparezco en las encuestas. Dicen que por lo visto se me valora, pues bien, lo cual es algo grato porque ser gay no es suficiente. En un debate yo dije que no es lo mismo ser gay que ser homosexual, todos los gays son homosexuales pero no todos los homosexuales son gays. Todas las feministas son mujeres, pero no todas las mujeres son feministas. Por eso ser gay no es suficiente, ni ser homosexual es suficiente: también hay que contribuir al desarrollo social, y estar en otros frentes.
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