- María del Val · Secretaría del Plan nacional contra el Sida
- «La prueba ha de ser más accesible»
- Dice que los test no sólo deben realizarse en centros de salud, hospitales y urgencias
- El Diario Vasco, 2006-11-28 # F. Apezteguia, DV, Bilbao
María del Val comenzó su carrera profesional en el hospital vitoriano de Txagorritxu, donde se especializó en Farmacia hospitalaria. El pasado 1 de septiembre aceptó el reto de sustituir a Lourdes Chamorro y hacerse cargo de
-Tengo entendido que su primera intervención como secretaria del Plan Nacional terminó con un tajante consejo para las parejas estables: «Usen ustedes el preservativo».
-No, exactamente así.Una de las estrategias de prevención que estamos fomentando es el uso del preservativo. El sida es una enfermedad de transmisión sexual que afecta a hombres y mujeres; y no puede bajarse la guardia. Seguramente dije algo de esto.
-El sida parece siempre la enfermedad de otros. De toxicómanos, homosexuales, del mundo pobre...
-Por eso hemos elegido como lema para el próximo 1 de diciembre 'Detén el sida. Tu puedes'. A todo el mundo le ofrecemos tres alternativas en las que pueden involucrarse directamente.
-A saber:
-La primera consiste en respetar a las personas con VIH. La discriminación es la principal barrera con la que nos enfrentamos para detener la enfermedad. Tampoco podemos permitir que la gente tenga miedo a hacerse la prueba. El tercer objetivo es el fomento del preservativo.
-¿25 años después todavía hay que recordar la necesidad de usarlo?
-En nuestro entorno, el hecho de que afortunadamente hayamos dispuesto de tratamientos ha contribuido a hacer invisible la enfermedad. La percepción del riesgo es menor. Además, ahora mismo, hay generaciones que han nacido con el sida y que lo ven como cualquier otra enfermedad, como la diabetes. Sabemos, además, que muchos jóvenes confunden determinados anticonceptivos con los métodos barrera, como el condón
-¿Tal vez las campañas han hablado mucho de preservativos y menos de formación sexual, de la importancia del amor, la ternura...?
-Este es un tema complejo, porque cuando hablamos de la vida más íntima de las personas es muy difícil lograr en una campaña un equilibrio para no resultar rancio ni progre. Ahora bien, estamos de acuerdo en que la formación afectivo-sexual es mucho más que el puro hecho biológico. Ese reto tenemos que abordarlo.
-Siempre se habla de jóvenes, pero el VIH no distingue edades.
-Las relaciones sexuales con personas de las que no se tiene suficiente información se dan en todas las edades en todos los colectivos sociales. Ahora mismo se están diagnosticando casos en personas de 40, 60 y 70 años.
- Esperanza sin vacuna
-¿Debe hacerse la prueba del sida todo aquel que haya tenido más de una pareja sexual?
-Somos conscientes de que estas pruebas están disponibles en centros de salud, hospitales y servicios de urgencias. Todo el mundo puede acceder a ellas. Lo que pasa es que puede haber personas que no se atrevan a decirle a su médico de familia que han tenido una conducta de riesgo y que tienen miedo de haberse infectado. A lo mejor el médico es amigo de los padres o de la pareja... Hay que buscar alternativas para facilitar las cosas a todas estas personas.
-¿Y cómo piensan hacerlo, a través de las ONG?
-Prefiero no anticipar cómo. Todo esto es algo sobre lo que ahora estamos reflexionando y quieremos que sea algo muy colaborativo, respetando otras posibles opiniones. A primeros del año confío en que tengamos una estrategia.
-¿Cómo pretende infundir esperanza a un colectivo que ya sabe que la vacuna tardará en llegar?
-Tal vez la vacuna terapéutica sea un primer paso hacia la preventiva. Hay otras investigaciones en marcha, pero por fortuna, en España hablamos de otras cosas, como el respeto y la integración laboral.
- «Cualquier solución debe contar con las ONG»
-¿Se lo pensó dos veces antes de aceptar el cargo?
-Por supuesto. Hay que pensárselo bien antes de asumir una responsabilidad así.
-¿Qué se ha propuesto por encima de todo?
-Creo que podemos hacer cosas para arrancar el estigma y la marginación. Hay que detectar a esas 35.000 personas que son seropositivas y no lo saben.
-¿Cómo la ha recibido el mundo asociativo?
-La verdad, que muy bien. Tengo un recuerdo fabuloso de mi formación en el País Vasco, que era y es una comunidad muy progresista en estos temas.
-¿Por qué lo dice?
-Entonces hubo que montar los servicios de dispensación de medicamentos a los pacientes y en algunas zonas había mucho rechazo porque los que venían eran casi todos drogadictos. Desde entonces, hasta ahora no había tratado tan directamente con la gente. Las de las ONG son personas con convicciones profundas. Saben lo que funciona y lo que no. Desde luego, son parte de la solución a este asunto.
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