- Los Simpsons y los gays
- SentidoG.com, 2006-07-18 # Redacción
Matt Groening sólo se ríe cuando se le señala que los próximos guionistas que contrate para escribir “Los Simpson” probablemente serán demasiado jóvenes para recordar un mundo (o la televisión, para el caso) sin la familia amarilla de Springfield.
No serán los únicos. Para sus millones de fanáticos alrededor del mundo, la serie –cuya nueva temporada se estrenó esta semana, por Fox– ya es parte de la historia de la cultura popular, y una tan vital que, en muchos casos, el propio prestigio y longevidad de la serie son los peores enemigos de sus realizadores. "Lo difícil del caso es que siempre debemos estar a la altura de las expectativas de la gente, de lo que cada uno cree que es la «época dorada» de la serie. Y muchos de nuestros fanáticos más devotos son también los más críticos. Tratamos de complacerlos a todos, pero hay personas que nunca se dan por satisfechas", explica Groening.
Es que, en pocos meses, la serie cumplirá nada menos que 18 años en el aire en los Estados Unidos, un récord de permanencia histórico en la pantalla chica para un ciclo que -a pesar del imperecedero amor familiar y la eterna juventud de sus integrantes- ha sabido reflejar y adaptarse a los cambios que ha sufrido su país a lo largo de todos estos años.
El escándalo que desataron sus conceptos fue la génesis de uno de los episodios que se verán durante esta temporada -en el que el director Skinner, como ocurrió con su contraparte real, termina siendo víctima de la indignación general-, en la que también podrá disfrutarse de las participaciones de Alec Baldwin, Ricky Gervais, William H. Macy, Maria Grazia Cucinotta, Lily Tomlin, el basquetbolista Dennis Rodman, Michael York, el boxeador Joe Frazier, Kelsey Grammer (en el enésimo retorno de Bob Patiño), Frances McDormand, Rob Reiner y Richard Dean Anderson, entre muchos otros.
La presencia gay y lésbica
La homosexualidad en los Simpson, es tratada con apertura de mente y con un muy buen sentido del humor, al punto que algunas de las escenas más evidentes sobre las minorías sexuales ni siquiera han sido censuradas en ninguna parte del mundo.
Lejos de ser una apología del "mundo gay", Matt Groening y compañía han insertado el tema desde diversos puntos de vista y dado cabida a todas las opiniones y posibilidades.
En la serie conocido y repetido es el amor que Cástulo Smithers profesa por el Señor Burns. Lo tiene de fondo de pantalla en su computador, lo besa en público ante la amenaza del apocalipsis y lo ve en sueños entrando por su ventana.
Burns no entiende, o prefiere no entender ese hecho. Su "vista gorda" es una más de las muchas reacciones ante el tema y ese es el valor de la serie, pues sin presentarnos un mundo idealizado (nada en Los Simpson se acerca a lo ideal) los diversos tópicos son mostrados dentro de un abanico de posibilidades que incluso involucran a Homero.
En uno de sus buenos episodios, Homero se cuestionó la posibilidad de que Bart fuera gay al verlo demasiado cercano al nuevo amigo de la familia, un coleccionista de rarezas, personaje para el cual facilitó su voz el gran director de cine John Waters (Pink Flamingos, Serial Mom), artista abiertamente homosexual.
Frente a la "cruda" realidad de su hijo, Homero opta porque Bart decida quien desea ser, pero mostrándole las posibilidades de la heterosexualidad. Aunque claro, el mal ojo de Homero para buscar ejemplos de "masculinidad" resulta horrible. A mitad de la historia lleva a Bart a conocer a los recios trabajadores del acero de Norteamérica. La fábrica resulta ser una empresa durante el día de trabajo y al sonar la sirena de salida, las luces y la música llenan el lugar para dar paso a una "disco gay".
Las mujeres homosexuales también han estado presentes en la serie, en especial cuando Patty Bouvier, una de las hermanas solteronas de Marge, fue vista saliendo de "La Casa de Burlesque", local donde se dan espectáculos sólo para varones.
Fue en la convención Internacional del Cómic celebrada en San Diego, donde Matt Groening, creador de la serie, anunció que en algún programa alguno de los personajes iba a revelar su homosexualidad.
Desde entonces, la mayoría se inclinaba por el asistente y confidente del millonario señor Burns, Waylon Smithers, un personaje que en el programa ha insinuado su homosexualidad, ya que vive en la zona gay de Springfield, y se ha mostrado enamorado del señor Burns, a quien sueña saliendo desnudo de un pastel de cumpleaños y cuya fotografía tiene en un salvapantallas de su computadora, donde dice: “Smithers, usted siempre me entiende”. Además, Smithers es coleccionista de la muñeca Stacy Malibú.
Y el casamiento gay
Los Simpsons han querido manifestar su postura sobre uno de los temas sociales más controvertidos de la actualidad estadounidense: los matrimonios gays, y para ello qué mejor que Homero sea el reverendo casamentero en la vanguardista ciudad de Springfield, convertida ahora en ejemplo de tolerancia.
Patty Bouvier, hermana de Marge Simpson, salió del clóset, después de una larga y empedernida soltería, confesando que es lesbiana y ama a Verónica, su profesora de golf.
Cuando Homero Simpson descubre que el reverendo Lovejoy rechaza legalizar los matrimonios gays --a pesar de que cada pareja debe pagar 200 dólares la ceremonia--, decide convertirse a través de Internet en sacerdote de Church of Matri-money (Iglesia del Matridinero).
En Springfield no fue necesario un largo litigio judicial para conseguir la autorización de slos matrimonios gays --como en Massachussets--: los ciudadanos de este peculiar pueblo fueron más prácticos, y la legalización se aceptó por significar un alivio monetario durante una mala racha.
Las largas filas de parejas del mismo sexo que aguardaban para obtener el certificado de manos del reverendo Homero Simpson, sirvieron para que el alcalde promocionara el turismo y el ayuntamiento empezara a ingresar dinero fresco.
La brillante idea de la legalización matrimonial homosexual --como de costumbre-- fue de Lisa. Ella sabe que si Estados Unidos legalizara a nivel nacional los matrimonios gays, la industria de las bodas ganaría 17 mil millones de dólares anualmente y los abogados de divorcio 1.900 millones.
Este episodio, que podría considerarse uno más bajo la irreverencia habitual de sus protagonistas que siempre tocan tópicos candentes de aspectos sociales, políticos y religiosos, ha sido el detonante para una dura polémica contra la serie:
“Es normal, siempre hay personas que dicen sentirse ofendidos por los contenidos de cada uno de los programas”, reconoce a Proceso Cristina Mancini, vicepresidenta de publicidad y marketing de Los Simpsons.
Sin embargo, en este caso la ofensiva contra la serie de dibujos animados va más allá porque la acusan de hacer propaganda “insana”:
“Los Simpsons no son un programa recomendado para las familias cristianas. Están tratando de equiparar la homosexualidad con la heterosexualidad, lo cual es inmoral e insalubre, pero tengo que reconocer que desafortunadamente, los colectivos homosexuales lo están consiguiendo”, dice en entrevista Alex McFarland, predicador cristiano “a tiempo completo” y fundador del ministerio Fe en Focus de la organización conservadora Focus on the Family.
W. Smithers es el asistente incondicional del maquiavélico Mr. Burns de la conocida serie animada Los Simpson. Como todos los personajes de esta serie, Smithers tiene una característica especial que lo diferencia del resto de habitantes de Springfield.
El rasgo más característico de este personaje es su increíble capacidad para la sobonería, que raya de cuando en cuando con el masoquismo. ¿Pero qué lleva a Smithers hasta estos niveles de sometimiento?. La respuesta: el amor que siente por su jefe. Los productores de Los Simpson manejan con mucha sutileza la homosexualidad de Smithers. Esta se revela de cuando en cuando con arranques de celos o depresiones generadas por la indiferencia del jefe. No es que los realizadores del dibujo animado no quieran hablar abiertamente de la homosexualidad, lo han hecho en diferentes capítulos de manera abierta y directa, sucede más bien que lo interesante del personaje es esta represión eterna de sus sentimientos e inclinaciones.
Articulo elaborado con notas de la Nacion Y OpusGay
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